Ayer os contaba los motivos por los que a los 21 meses de mi hijo me planteé el destete. Yo, la madre, he sido quien no ha querido seguir con la lactancia.
Consulté con la pediatra
No asustarse por ir a hablar con la pediatra. La mía es muy prolactancia, hasta ahora han sido todo apoyos y buenas palabras al respecto, así que sabía que su opinión no iría por el camino de “es que ya es muy mayor” “es que no le alimenta” “es que es vicio” “y no te da vergüenza a su edad” (u otras flores que se pueden oír con la lactancia prolongada). Le conté lo que pasaba y me dijo que si la opción era destetar, y por lo que yo le contaba el peque estaba muy enganchado a mí y a la teta, tenía que hacerlo de manera “drástica”.
Me dijo que era difícil tan pequeño (21 meses) hacerle entender y razonar, así que pasase a la acción poniéndome tiritas, vaselina, mercromina incluso (recomendaciones de ella, a la mercromina no llegué), algo que le causara impacto y asquito. Otra opción me dijo era desaparecer 3 días, dejarlo con los abuelos o algo así, pero con las Navidades de por medio no era el momento y yo necesitaba ya un cambio. La pediatra me dijo que ahora a través de la leche seguía pasándole defensas pero que por haberle dado tanto tiempo el pecho podía estar tranquila de que ya le había dado muchas cosas buenas. Esto es una de las cosas que más lástima me daba, dejar de darle este alimento que tan bien le hace.
Por un lado salí de la consulta con lo que quería oír: destetar. Y por otro lado con una pena profunda de que no existiera una alternativa para seguir con el pecho y descansar. Porque en nuestro caso, con mi hijo, con su manera de ser, su manera de pedir teta, con su mamitis, no encontrábamos otro camino.
Mi intención era esperar al fin de semana para que por las noches hubiera apoyo logístico del papi, pero esa misma noche, la de un lunes, empecé poniéndome tiritas.
Como fue el destete
Día 1: Aunque quizá no se pueda aún razonar con él, él entendía que la teta tenía pupa al ver las tiritas, yo le decía que no tenía leche y que había que dejarla descansar. Él la buscaba, la miraba y me miraba a mí diciendo “teta pupa”. Increíblemente se durmió en mis brazos sin tan apenas llorar. Pero como todas las noches se despertó , y aunque le intenté decir que tenía pupa, no eran horas de entender nada, él quería lo de siempre y ya. Y tampoco era cuestión de despertar al resto. Vamos, que lloró un poco, lloró hasta que le di teta. Lloró en mis brazos, mientras le hacía mimos, le contaba canciones, cuentos… pero solo quería teta. Así que teta.
Día 1: intento fallido.
Día 2: Durante el día sabiendo que pediría teta antes de la siesta, me adelanté a los hechos y lo dormí en la mochila (manduca), y así no me pidió para dormirse. Esa noche en cambio no le pareció nada bien lo de que la teta tuviese pupa. Nada nada bien. Super enfadado, me pegaba, lloraba… Me quité la tirita y me puse vaselina, para que viera que algo pasaba, y mientras la vaselina (un buen pegote) estaba ahí, no se atrevía a acercarse. Pero empezó a llorar y ya me la quité y tomó teta. Por la noche, fatal, mil veces de tetar.
Día 2: intento fallido.
Día 3: Me levanté agotada de no dormir casi. Durante el día bien, pero para la noche…se fue a dormir a casa de los abuelitos. Era la primera vez que dormía fuera de casa sin nosotros, y se durmió perfectamente con su yayo querido, se despertó dos veces por la noche (solo dos veces), bebió agua, y a dormir.
Día 3: OK.
Día 4: Yo estaba con las tetas que me iban a explotar (no me lo hubiera imaginado, solo habían sido 24h sin él), y cuando llegó de estar con los abuelos llegó contento, pero no me pidió teta. Al irse a dormir, pidió, y le expliqué esta vez que como tenía pupa, mi leche estaba en la nevera, en un brick. Así que me pidió ir a la nevera a beber leche. Después llenamos un botellín de agua con leche y ya en su habitación me iba pidiendo a ratos. Hasta que se durmió. Sin tomar pecho. Se despertó solo una vez, muy tarde, a las 5 de la mañana o así, y decidí darle sin hacerme de rogar por vaciar ambos pechos. Se durmió, y esa fue la última vez que tomó teta mi pequeño.
Día 4: OK conseguido.
Desde entonces han pasado 3 semanas. Los primeros días cuando llegaba la hora de dormir la palabra teta seguía en su boca cada 2×3, pero le hablaba de la leche de la teta, de la nevera, y enseguida él decía que a la cocina, y con esa leche se quedaba conforme. En un par de días… empezó a dormir del tirón. Durante el día igual dos o tres días ha pedido teta, si lo he cogido en posición como si le fuera a dar pecho, y le ha venido a la mente, nada más. Por las noches solo ha vuelto a pedir teta antes de dormir. Ahora cuando se despierta por la noche, la noche que lo hace, quiere un abrazo, pasear un poco y se duerme.
Justo se ha puesto malito estos días invernales con un poco de otitis, pero no por estar malo se ha acordado de nuevo de la teta, y cuando estaba molesto soy yo la que le calmo, yo, su mamá, no mi teta. Ya ve que detrás de la teta estoy yo, y eso la verdad que me alegra mucho. Sí se ha despertado más los días que ha estado malito, incluso he vuelto a dormir con él una o dos noches porque quería contacto (eso sí, en su habitación no le gusta nada que me lo llevé a mi cama), pero de nuevo ha vuelto a dormir del tirón.
Mi objetivo no era dormir del tirón tan de repente (cosa que está de maravilla eh), era que dejara de estar tan enganchado a la teta y a demandarme pecho de manera tan fuerte. No veía otra cosa que teta y se enfadaba tanto que no me gustaba nada esa situación. Yo necesitaba cierta libertad, no verme tan dependiente de él, no verlo a él tan frustrado cuando yo me alejaba (al baño, que no me he ido a Australia ya os lo dije), que el papi pudiera dormirlo…
Después de 13 meses con la beba + 21 meses con el enano en lactancias… cierro el grifo, paso página. Comienza una nueva etapa. Etapa en la que soy mamá, en la que los abrazos lo curan todo, y ya no me llamo “Teta”.
Si os digo la verdad me siento rara, diferente, pero bien. Desde esa última toma nocturna no ha vuelto a tetar, no quiero que se acerque por si siguiera saliendo leche.
Guardo un gran y bonito recuerdo de la lactancia, de esos momentos de miradas, de mimos (de pellizcos, mordiscos, tirones de pelo…), ha sido una lactancia que ha ido sobre ruedas. Ahora toca disfrutar de otra manera.