Revista Asia
Como cada primavera, pongo rumbo al sudeste asiático para no faltar a mi cita con las playas y los paisajes de karst.
Hace dos años fue Filipinas. El año pasado fue Tailandia y Vietnam.
Este año subo el liston y me propongo un destino aún más exótico. Me voy a Raja Ampat, Indonesia.
Por el camino tendré ocasión de parar en Borobudur y Prambanan, dos auténticas joyas patrimonio de la humanidad que llevo tiempo queriendo visitar. Va a ser un viaje completo.
¿Y qué se me ha perdido en Raja Ampat, diréis?
No exagero si os digo que Raja Ampat es uno de los últimos paraísos vírgenes del planeta. Por su riqueza de recursos naturales oceánicos está llamado a convertirse en un destino de gran potencial turístico. Así que hay que ir antes de que aquello se estropee. Me gustaría poder decirle a mis nietos que yo estuve allí cuando todavía no había resorts que no fueran los de los multimillonarios, cuando todavía no había servicios de ferry y la única forma de moverse era alquilandole una barca a un pescador, cuando no había restaurantes y uno tenía que pescar su propia comida, cuando no había cobertura de teléfonos móviles ni wifi y uno podía desconectar y perderse en el mar para encontrarse a sí mismo.
Así pues, en compañía de dos buenos amigos, Dani y Javi, pasaremos una semana saltando de isla en isla y llegaremos hasta la última frontera.
Además estamos de suerte, resulta que Raja Ampat es una de las mecas del submarinismo. Está en la lista de los diez mejores lugares del mundo para bucear, e indiscutiblemente dicen que es el número uno en cuanto a biodiversidad marina. La más alta registrada en la Tierra, de acuerdo con Conservación Internacional.
Comienza una nueva aventura.
Hace dos años fue Filipinas. El año pasado fue Tailandia y Vietnam.
Este año subo el liston y me propongo un destino aún más exótico. Me voy a Raja Ampat, Indonesia.
Por el camino tendré ocasión de parar en Borobudur y Prambanan, dos auténticas joyas patrimonio de la humanidad que llevo tiempo queriendo visitar. Va a ser un viaje completo.
¿Y qué se me ha perdido en Raja Ampat, diréis?
No exagero si os digo que Raja Ampat es uno de los últimos paraísos vírgenes del planeta. Por su riqueza de recursos naturales oceánicos está llamado a convertirse en un destino de gran potencial turístico. Así que hay que ir antes de que aquello se estropee. Me gustaría poder decirle a mis nietos que yo estuve allí cuando todavía no había resorts que no fueran los de los multimillonarios, cuando todavía no había servicios de ferry y la única forma de moverse era alquilandole una barca a un pescador, cuando no había restaurantes y uno tenía que pescar su propia comida, cuando no había cobertura de teléfonos móviles ni wifi y uno podía desconectar y perderse en el mar para encontrarse a sí mismo.
Así pues, en compañía de dos buenos amigos, Dani y Javi, pasaremos una semana saltando de isla en isla y llegaremos hasta la última frontera.
Además estamos de suerte, resulta que Raja Ampat es una de las mecas del submarinismo. Está en la lista de los diez mejores lugares del mundo para bucear, e indiscutiblemente dicen que es el número uno en cuanto a biodiversidad marina. La más alta registrada en la Tierra, de acuerdo con Conservación Internacional.
Comienza una nueva aventura.