La muchacha ante el espejo ve dos amantes besándose bajo la noche estrellada.Entran en la casa de ladrillo rojo, donde viven la aventura y los placeres del amor. Los ve charlando sentados a la mesa con el cesto del pan, la botella de vino, el jarrón de flores y un biberón. Oye alboroto de niños, enfados, besos. Huele el olor infantil, la espuma del jabón, la ropa recién planchada. Siente el descanso de la noche, las respiraciones inocentes no lejos del calor de los dos cuerpos entrelazados. La muchacha sonríe. Pero pronto, demasiado pronto, desde el fondo del espejo, le llega el eco profundo del dolor.