Revista Cultura y Ocio

Destino inesperado: el caso de la señora M.

Por Matilido
Destino inesperado: el caso de la señora M.
La señora M (asi me refiriré a ella aunque me suene raro) nació en Brasil hace alrededor de cincuenta años. Por avatares del destino termino viviendo en Uruguay con una pareja. El año pasado y por la maldad del hombre, en un acto brutal de violencia doméstica fue atacada recibiendo un hachazo en la cabeza. La señora M no murió, vive en su triste forma de vida en la sala a la que asisto a clase.
El ataque fue tremendo, el golpe llego a partir parte del cráneo y a afectar el cerebro. Hoy en dia la señora M no camina más, no habla y necesita ayuda para casi todo, apenas se alimenta cuando se le alcanza la comida (y creanme que esto no es poco). Lo más interesante, y más triste, del caso es otra cosa: ha sufrido una especie de regresión a un estado primitivo e infantil. Es la bebé de la sala, tiene sus ositos de peluche, se rie, llora como llora un niño: es increible y triste al mismo tiempo que muy tierno. Nunca olvidaré su llanto elevarse en el silencio de la sala como lo escuche el primer dia, es exactamente como el llanto de un niño. No está aislada de lo que ocurre: está continuamente pendiente de todo con sus ojos bien abiertos. Creo que tampoco olvidaré su mirada escrutadora, casi divertida, con la que observa la sala.
Se comunica, y alli es donde más nos sorprende. Más allá del valor de su llanto para saber que le disgusta, "M" mueve sus labios con rapidez, emitiendo un ruidito característico que sumado a su expresión facial hemos aprendido que significa "si". Increíble cualidad del ser humano la comunicación.  Los primeros días la veíamos como ida, en otro mundo,  pero nos dimos cuenta de que cada vez que las enfermeras llegan la tratan como a una bebé y asi logran interactuar con ella que lo disfruta. Fue allí donde vi sus expresiones: risas, jubilo, su improvisado "si", etc. Sigo maravillado por la universalidad de los gestos para trasmitir emociones. 
Con los dias nos fuimos acercando más a ella, tratando de comunicarnos, de jugar  y comprendimos su primitivo lenguaje. Esto coincidió con la mejoría de una leve descompensación que había sufrido días atrás lo que le permitió mostrarse muchos más interactiva con su ambiente y las personas que allí están. Su pequeño cuerpo, su cabeza rapada, y sus ositos de peluche  la hacen parecer un niño: un profesor nuevo comentó "¿Quien es ese niño?", que esto no sea una anécdota simpática, no deja de ser triste y hace que me  pregunte ¿como seria ella antes de esto?¿tendrá familia, incluso hijos?, etc.
Es increíble e injusto que estas cosas sucedan, que se pueda proceder con tanta violencia en este mundo, nadie merece esto. M no tiene la edad suficiente para ser ingresada a un hogar de ancianos, al mismo tiempo tampoco es uruguaya por lo que no puede ser ingresada en otros hogares atestados de gente desamparada. Esto me irrita mucho, que un ser humano pueda quedarse tan solo en este mundo y que la sociedad por sus tecnicismo lo deje totalmente afuera. No creo tener la capacidad literaria para describir su situación pero hice lo que pude porque no queria que esta historia quede en el olvido. Esto no debería pasar jamás.
Un saludo, Mr. Dupin.

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