Tras la avalancha de productos y novedades surgidas en el marco del CES, toca el turno de centrarse en el mundo ferroviario, el cual, justo con el cambio de año, nos dejo una triste noticia: la destitución de Juanjo Olaizola como director del Museo Vasco del Ferrocarril, y que a todos los que somos amigos del ferrocarril nos ha sentado como si nos hubiesen pateado el trasero.
Y es que, Juanjo Olaizola es una persona que ha sabido potenciar el tren de siempre como nadie, una persona que ha dedicado casi 22 años de su vida, con ayuda de toda la gente de la que se ha sabido rodear, a impulsar un museo que, al menos hasta su destitución, el mejor museo ferroviario de cuantos hay en nuestro país: un paisaje incomparable, una colección de piezas ferroviarias impresionante y, lo mejor de todo, saber que visitar Azpeitia era saborear el olor a carbonilla, era poder viajar en coches de madera arrastrados por locomotoras de vapor y era disfrutar de una jornada inolvidable.
Y digo era, porque la destitución de Olaizola, autor de más de 28 libros sobre temática ferroviaria y colaborado en revistas como "Carril", "Trenes Hoy", "Vía Libre", "Maquetren" o "Doble Tracción", llega debido a que el Gobierno Vasco ha decidido convertir el centro en una fundación y prescindir de Olaizola, algo que, probablemente, llevará al Museo Vasco del Ferrocarril a ser sólo un sitio más que poder visitar de vez en cuando.
Desde aquí, quiero hacer un llamamiento a todos los que queremos el ferrocarril, para hacer llegar a quienes han tomado semejante decisión nuestro total desacuerdo con lo que quiere hacer, pidiéndoles que recapaciten y que Juanjo Olaizola vuelva a tomar las riendas del Museo Vasco del Ferrocarril, dado que tanto Juanjo como el Museo se necesitan mutuamente, y nosotros, necesitamos que ese lugar siga siendo lo que era, un sitio donde pasa un buen día, donde charlar con amigos y amantes del ferrocarril, y donde ver vapor, mucho vapor.
¡Aurrera Juanjo!
Enlace: El Correo