Como pasa el tiempo, ya hace casi una década del fallecimiento inesperado del artista Michael Jackson. Aún recuerdo como el 25 de junio de 2009 fue portada de todos los medios su repentina muerte, a la edad de cincuenta años, por culpa de una negligencia de su médico personal.
A partir de ese momento, la cantidad de tinta que ha invertido la prensa en enumerar una a una las sustancias a las cuales «supuestamente» el «rey del pop» sufría dependencia es abrumadora. Soporíferos artículos igual de aburridos que el prospecto de un medicamento, repletos de jerga medica y “palabros” impronunciables, tales como, propofol, benzodiazepina, demerol, oxicodona y paroxetina… Que cuando los oyes en la cola de la farmacia balbuceados en la boca de un anciano podrían pasar perfectamente por un dialecto del arameo.
¿Donde quedaron los divertidos reportajes sensacionalistas que se hacían sobre el cantante en la década de los 90? No hay ni punto de comparación. La prensa amarillista supo sacarle mucho más jugo a la celebridad… No sé en que momento exacto de la historia ocurrió, pero ellos si atisbaron un filón de oro en el…
Oprah: (Mientras revisa el guion del programa) Ehmmm… Hoy si que no tenemos nada interesante…
Director: Bueno, hay bastante salseo… Entrevista con actriz acosada sexualmente para empezar… Caso de racismo en un McDonald’s, y mmm…. Lo de la «medicina alternativa» para acabar. No se, eso lo veo «flojete».
Oprah: Si, falta algo… Creo que estamos perdiendo «la chispa».
Realizador: Bueno… Si queréis puedo contactar con el corresponsal acampado en la puerta de Neverland, igual podemos sacar alguna exclusiva de Michael Jackson subido en el tío vivo.
Director: ¡Hostia! Se me había ido completamente de la cabeza Michael Jackson… Llama, llama rápido, si tiene alguna filmación de el echándose la siesta en su cámara hiperbárica y ya tenemos cubierta la ultima sección.
Oprah: ¿Igual se ha hecho otra rinoplastia? Llama corriendo a ver que tiene…
Director: Creo recordar que iba a instalar un parque de bolas con tobogán a la salida del cine, también podríamos sacar algo de eso…
Realizador: Ehmmm… Me comunican que va paseando felizmente de la mano de un chimpancé vestido igual que el… Ehmmm… Si… Y parece que también se ha hecho otra rinoplastia.
Oprah: ¡Oh my god! ¿En serio? ¡Manda un equipo entero ya mismo! Y suprime la sección de «medicina alternativa».
Director: ¡Eso es, manda a tres cámaras que lo cojan de todos los ángulos posibles y llama a la actriz! Dile que se aplaza la entrevista. Invéntate algo… No se, di que tenemos problemas legales para emitir, eso siempre cuela.
El estar siempre rodeado de polémicas, incluso hasta en el momento de su muerte, fue una de las principales peculiaridades del difunto «rey de pop», y es que visto con perspectiva, no podía abandonar este mundo de otra manera que no fuera dejando tras su partida una sucesión de controversias y leyendas urbanas que a día de hoy aún continúan.
Ya hace cinco años (2013) que su medico personal Conrad Murray salió de prisión. El doctor cumplió dos años de condena por homicidio involuntario. Él fue quien administro el cóctel de fármacos que termino con la vida de Michael Joseph Jackson y después de esclarecerse todo, por fin parecía que los medios de comunicación habían dejado descansar en paz al artista, pero nada más lejos de la realidad.
A principios de enero de 2019, en el festival de cine independiente Sundance se emitió el documental Leaving Neverland, dirigido por Dan Reed y producido por HBO. En el, Wade Robson y James Safechuck relatan con pelos y señales como Michael abusaba sexualmente de ellos cuando tenían siete y diez años respectivamente.
Leaving Neverland detalla como los dos niños conocieron al artista gracias a ganar concursos de imitadores y grabar spots publicitarios. A partir de aquel momento en el que entablaron relación, las familias de los pequeños, obnubilados por la fama de Michael, decidieron viajar a EEUU y buscar al cantante hasta crear unos lazos de amistad tan fuertes como para que este les llegara a dar cobijo en Neverland.
En primera instancia, el reportaje cinematográfico son todo elogios y palabras de agradecimiento hacia Michael Jackson, ensalzando su figura y describiendo como rebosaba bondad, generosidad y amabilidad por cada uno de los poros de su piel. Un enaltecimiento de aquel «Edén» llamado Neverland, donde se intercalan nostálgicas fotografías que afianzan la veracidad de su discurso; Para dar un giro de 180º sobre su mismo eje y tornarse una amalgama de traumas, lloriqueos y chismes que recitan cabizbajos mientras sostienen en sus manos los regalos que el icono del pop les hizo a cambio de sexo. Porque es muy habitual en todas las victimas sexuales conservar objetos de su violador, para tener bien presente aquel recuerdo en todo momento.En este punto, el documental sufre una severa metamorfosis el cual, pasa de ser un canto de sirenas al difunto artista y a su leyenda, a una delación de lo más sórdida, mezquina y vil.
Nos presentan a un «indecente» Michael Jackson que se dedica a pasear por ese gran «burdel» llamado Neverland con sus «miniprostitutos» cogiditos de la mano para llevarlos a los rincones más oscuros y mancillar su pureza haciéndoles las cosas más sucias y denigrantes posibles.
Da igual que fuera en el cine, la feria o su armario secreto repleto de pornografía bizarra… Cualquier escondrijo era ideal para satisfacer la insaciable necesidad de sexo que tenia este “monstruo”, que envuelto en un halo divino había sugestionado y coaccionado a los niños aprovechando que los padres de estos miraban hacia otro lado.
No veían nada extraño en que un multimillonario fuera “amiguito” de sus hijos, al contrario, pensaban:
-¡Que bien! Michael me hace de canguro durante todo el día y lo arropa en su camita por las noches mientras yo disfruto otro daikiri en su spa privado. Llevan bastantes días durmiendo en la misma cama y le compra joyas como si fuera una “furcia barata”, pero no hay nada que me haga sospechar algo extraño… No, porque como estamos cegados por el éxito de la estrella del pop, pues somos imbéciles.
Esto no termina aquí… Además aseguran que abuso de muchos más niños; Básicamente todos los que se le acercaban, incluido Macaulay Culkin. Era como el «Bill Cosby» de los niños. Y debía de ser todo un “latín lover” porque los niños quedaron muy felices. Alaban a su agresor en las entrevistas y testificaron a su favor en la corte, incluso continuaron venerandolo después de muerto.
Hasta que Wade Robson a los treinta años, después de tener problemas financieros, ya no pudo contener más su terrible secreto. El ser padre le hizo recapacitar. Comprendió que lo que le hizo Michael no estaba bien y decidió revelar su verdad. ¿En la comisaria de policía? No, no, no… En una editorial, intentando publicar su biografía, pero no le funciono.
Viendo que su plan no estaba teniendo el éxito que él esperaba, y que no le aportaba remuneración económica, decidió demandar a los herederos de Michael Jackson por mil quinientos millones de dólares.
James Safechuck que directamente no recordaba nada de los supuestos abusos, solo le hizo falta ver a Robson en un plató de televisión para refrescar su memoria. Así que se pusieron en contacto los dos y «hombro con hombro» fueron modificando la historia, añadiendo detalles hasta hacerla más creíble.
Por lo visto, no lo suficientemente creíble como convencer a la justicia, que a poco que los investigó descubrió que llevaban meses enviándose links de abusos reales de menores a través de internet.
Desestimaron la demanda por modificar una y otra vez la versión, pero para aquel entonces ya la habían mejorado tanto que casi sin darse cuenta, habían elaborado un truculento y pernicioso relato que vendería muy bien. Donde Michael también bailaba… Y hacia el moonwalker… Con Robson de la mano… Hacia su habitación… Para después echar corriendo el cerrojo a la puerta y encender unas luces rojas de neón.
Ahora un libro se les quedaba corto, con una historia tan elaborada debían hacer algo que le diera más beneficios, así que como último recurso, intentaron «a la desesperada» crear un documental lo más morboso posible, para el cual, en aquel momento, tampoco consiguieron financiación.
Hasta que, como llovido del cielo, paralelamente comenzó a rodarse otra producción que narra los abusos sexuales a mujeres del productor Harvey Weinstein. ¿Y que pinta este señor aquí? Os estaréis preguntando. Pues nada… Pero casualmente, a partir de ese instante, Leaving Neverland obtuvo financiación y se presentó en el festival de cine independiente Sundance exactamente el mismo día que Unchained «el documental sobre Westein».
Leaving Neverland opaco por completo a Unchained. Oprah Winfrey, amiga intima de Westein, hizo un especial sobre Leaving Neverland, entrevistó a los protagonistas y al director, a partir de ese momento Leaving Neverland despegó. Una sucia cortina de humo forjada a golpe de talonario.
La historia no termina aquí… La familia de Michael Jackson que ya ha denunciado a la HBO, han contraatacado con otro documental titulado Neverland Firsthand. Después de los ingresos que está generando Leaving Neverland y conforme la polémica se acrecienta ya se rumorea que se avecinan más reportajes que cuentan la historia de otros niños.
Ya solo falta que también su chimpancé se suba al carro de los documentales. ¿Os lo imagináis? «The truth of Bubbles» Y el simio diciendo ante la cámara en lenguaje de signos: Michael… Bananas… Noria… Culo…
En cierta manera, menos mal que Michael Jackson ya no puede ver lo que están haciendo con su legado, pues para el, estoy seguro, que seria incluso peor que estar muerto.
Para alguien que no tenga ni idea de lo que pasaba en Neverland y de quien era Michael Jackson, este documental puede parecer creíble, pero es muy fácil desmontarlo, ya que está plagado de incongruencias, anacrónicas y omisión de datos.
También han olvidado que el FBI lo investigó por once años, se dice pronto, once años, pero parece ser que lo tenían en el punto se mira. Registraron su casa, escudriñaron en sus mails, en su historial de búsqueda, hasta le hicieron bajarse hasta los pantalones para ver si su miembro encajaba con la descripción que había dado Jordan Chandler (el niño que en 2009 admitió haber mentido acerca del abuso) y la conclusión de la investigación fue: “No hay nada que haga sospechar nada extraño”.
Aunque seria injusto inclinar la balanza solo hacia un lado ya que en cierta manera el también se lo buscó. El sólito, gracias a todas sus excentricidades y locuras se colgó una diana en el pecho cuando de lejos se veía que la prensa americana ya llevaba tiempo acechándolo.
Y estoy prácticamente seguro que en algún momento de su vida, alguien de su confianza, aunque solo fuera una vez, le tuvo que dar alguno de los siguientes consejos:
-Michael, quizá no deberías meter niños en tu cama e ir a la televisión a divulgarlo ¿No crees que puede sonar raro?
-Michael, quizá no deberías acoger en tu mansión a la gente que te vallas encontrando por la calle y agasajarlos de regalos, igual luego quieren más.
-Michael, quiza no deberías hablar públicamente sobre si te maltrataron en tu infancia, a nadie le importa y si la gente ya cree que estas un poco «zumbado» lo único que vas a hacer es confirmarselo.
-Michael, quizá deberías dejar de hacerte rinoplastias, empezaste operándote de vegetaciones y ya te estas quedando sin nariz.
Podría seguir hasta mañana ya que hay abundante información sobre lo que escribir: El accidente de Pepsi, el vitiligo, su traumática infancia, sus excentricidades… Sin embargo, creo que es mejor dejarlo aquí, prefiero que se queden cosas en el tintero ya que es complicado hacerlo sin faltar el respeto a su memoria, pero eso ya es harina de otro costal.
Michael Jackson ha quedado en el colectivo imaginario como un friki estrafalario y pederasta, que murió empañado de polémicas, que por mucho que la familia intente revertir a base de documentales no lo va a conseguir.
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