Revista Opinión

Destruir a Podemos

Publicado el 30 julio 2019 por Carlosgu82

Destruir a Podemos

Incluso si para ello Pedro Sánchez debe quedarse sin ser presidente.

Ayer publicaba el diario El Salto un artículo del que he tomado la idea del título “Unidas Podemos debe ser destruido” y con el que, mientras lo leía, iba viendo reflejado lo que siempre he pensado que está pasando. Pensaba que tal vez estaba loco, era un cospiranoico, pero me congratuló comprobar que hay más personas en esta locura.

Y comentaba el artículo que, el PSOE, un partido de 140 años, que ha sobrevivido a dictaduras, monarquías, repúblicas y guerras civiles, un partido que ha tenido una evolución de su base ideológica de más a menos en la lucha de clases y la representación obrera, que han sido marxistas, socialistas, socialdemócratas, socioliberales y ahora liberal progresistas. Ese partido, por primera vez en su historia, ha sentido la amenaza de desaparecer.

El fascismo, la derecha, los enemigos ideológicos nunca podrían aniquilarlos, pero una fuerza emergente cuya representatividad debería coincidir con la del PSOE, y que se manifiesta y se observa de mayor autenticidad, desnudando los engaños del PSOE a lo largo de la historia, sí podrían acabar definitivamente con el partido.

Y así lo han percibido, siempre, como el mayor enemigo.

Tal como comenta Jorge Armesto en el artículo, es posible que Pedro Sánchez no sea presidente nunca, pero habrá salvado al PSOE de su desaparición. Es el salvador del PSOE. Y ya empieza a notarse en el ambiente, sus enemigos internos empieza a valorarle, Susana Díaz incluso va a introducir a sanchistas en su equipo. Felipe Gonzalez está contento. Todos los enemigos de Sanchez en el PSOE, están dejando de ser enemigos y empiezan a abrazarle.

El objetivo de Pedro Sánchez era destruir Podemos, no pactar ni gobernar. Los 9 meses de gobierno socialdemócrata ejecutando las propuestas de Podemos sirvieron para usurpar sus votos, en un simulacro de vuelta a las bases ideológicas del PSOE. Un nuevo PSOE, con aire fresco de la rebeldía que Sánchez había dibujado contra los dinosaurios liberales de su partido.

Desde las elecciones, en el balcón de Ferraz, muchos ya sospechaban de esta conspiración contra la izquierda y le advirtieron “Con Rivera no”. A lo que Sánchez respondió con claros gestos de aprieto, porque sabía cuál era el camino que iba a seguir, y no era el que decían sus votantes.

Pablo Iglesias, la figura más temida por el liberalismo, por ilustre, inteligente, perspicaz y carismática. Y como dijo Anson, por ser el máximo representante de una izquierda combativa, honesta e incombustible que representa la ideología de forma más auténtica de lo que jamás lo ha hecho el PSOE.

Estaba reunido Iglesias con la CEOE cuando Sánchez apareció en la televisión para vetarle. Curiosamente, ese veto ocurre cuando aún no habían iniciado las negociaciones, nunca habían hablado de sillones ni personas, y Sánchez se sacó de la manga que Pablo Iglesias era el problema. Y ahora recordamos las palaras de Carmen Calvo durante la negociación “No os podemos dar Trabajo porque sois muy inquietantes para la CEOE”.

Manifestando la evidente realidad de que la CEOE son los jefes del PSOE.

Y sobre todo, que la intención del veo a Iglesias, del que pensaban que jamás renunciaría al gobierno, no era comenzar una negociación, sino tener una excusa para no negociar culpando a la ambición de la persona a la que querían destruir, por encima de todo.

Es un juego antiguo el de convertir la víctima en verdugo. En este caso, verdugo de la negociación.

Ahora, algunas izquierdas interesadas aluden al pacto programático. A ser muleta del PSOE para que no lo sean otros de ambiciones más perversas para la clase obrera. La táctica es mala, porque la opinión siempre es dirigible con los medios de parte del capital, pero a Pablo Iglesias no le queda otra, bajo amenaza de rotura de su partido y alianzas. IU no está jugando bien su partida, y empieza a desconfiar de quien ha sido el maestro del ajedrez en esta coalición. Es posible que esta desconfianza sea el inicio del fin de Podemos, y de la izquierda.

Vendrán otras reformas laborales, recortes en servicios públicos y privatizaciones, siempre con la excusa de que “es doloroso hacerlo pero no hay alternativa”. Pero la sociedad española no tendremos derecho a pedir que vengan otros jóvenes ilustrados a representar nuestras quejas, por los recortes, por la corrupción, para luego volverlos a apuñalar.

Pongo enlace al artículo de El Salto, que recomiendo encarecidamente:

https://www.elsaltodiario.com/partidos-politicos/unidas-podemos-debe-ser-destruido-psoe-pedro-sanchez-pablo-iglesias

Y las referencias de la evolución de artículos que he ido escribiendo a lo largo de este tiempo con mi idea del PSOE como partido sin ideología de izquierda, y la ya vomitiva insistencia de Pedro Sánchez por buscar una muleta liberal en la que apoyarse, Ciudadanos, para evitar una muleta socialdemócrata, Podemos.

Traición a la izquierda y el pacto PSOE-Ciudadanos

La estrategia de Sánchez para pactar con Ciudadanos

Pedro Sánchez y el complejo del mal negociador

Del “Con Rivera no” al “Con Iglesias no”

Pablo Iglesias renuncia a ser ministro

¿Debe Podemos investir a Pedro Sánchez?

El PSOE no es un partido socialdemócrata


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