Según San Gregorio "el que está contento con su pobreza es rico". Parece éste un pensamiento Zen. Sin embargo, la grandeza de la frase es que para casi la totalidad del género humano tal manera de pensar representa una total utopía. Todos necesitamos intentar salir del umbral de la pobreza. Es una evolución lógica de la especie. Y tal vez esa persecusión en la que embarcamos nos cause más tristezas que alegrías. Sin duda. La riqueza jamás será baluarte de felicidad, mas La pobreza jamás será un aliciente para ser felices. Y conformarse con esta última no es riqueza, es consentimiento hacia la jerarquía social de clases y no deja de ser, por otro lado, un pensamiento reaccionario. "No es oro todo lo que reluce", y el pensamiento cultural de cientos de siglos está lleno de la verdad del refrán. Que lleve "San" delante de un nombre no aleja la sopecha de la ubicuidad de los pensamientos sumisos que apoyan el tradicional orden establecido socialmente sobre el merecimiento divido de las riquezas que unos pocos poseen en detrimentos de muchos. Más que méritos de esos pocos, es meretriz de muchos. O tal vez sea pura envidia, o no tan pura. O hipocresía. O cinismo. O... Cada cual que aprecie su propia definición, pero sin duda, sea cual sea, nuestra frase inicial no tiene nada ver con el pensamiento Zen, aunque sí que expresa una dulce imitación de la filosofía oriental.