Era una oscura noche de invierno en la que la
niebla impedía ver correctamente el trazado de la carretera. Un hombre
conducía de vuelta a casa intentando vencer el sueño tras un largo día
de trabajo, cuando vio a una misteriosa chica parada junto a la carretera. Estática. Vestida con un vaporoso camisón blanco.
El chico, pensando que se trataba de la víctima de un accidente de
tráfico, detuvo el vehículo para auxiliarla. La mujer, en silencio,
subió al vehículo. A pesar de que el conductor intentaba darle
conversación, la chica permanecía callada. Quieta. Inmóvil. «Cuidado con la curva»,
dijo después de un rato. No obstante, la carretera no parecía tener
ningún viraje. De pronto, una curva muy cerrada se hizo visible entre la
niebla y obligó al chico a dar un volantazo. El coche quedó atravesado
en mitad de la carretera y el chico, asustado, miró el asiento de atrás y
preguntó: «¿Estás bien?». Pero allí, en la parte trasera, no había nadie. La chica, simplemente, no estaba.
Esto nos cuenta la leyenda, pero ante el aburrido verano que nos esperaba y el tener más medios a su alcance, unos prestigiosos periodistas del New Evening Post Magazine of Towerlodones se dispusieron a desentrañar este misterio, tras cientos de horas de seguimientos, de guardias en las curvas más esotericas del pais, de mediciones de ectoplasma en lugares donde la radiación Omega es más potente, consiguieron el objetivo tan arduamente deseado, hacerse con una fotografía de la chica de la curva.
Pero no os creáis que todo había terminado, quedaba aun el trabajo de laboratorio, la imagen era terriblemente difumimada pero tras llamar a los mejores tecnicos de la NASA este es el resultado, por fin la imagen de la chica de la curva revelada.