Arañando el tiempo que conduce
la noche hacia el precipicio del desencanto
me reina el eco dormido
de lo que todavía está por decir.
Es muy tarde
y ya la noche gime madurada
al calor de un silencio,
aferrada al encuentro inminente de palabras.
Mi ansiedad se mece entre sus notas de oscuridad
que se clavan en mi pecho como balazos
si rescato entre las ruinas de la imaginación tu recuerdo
para sumergirlo en sinfonías de sangre,
de tiempo desvelado y errabundo.
Filoversando en Nod, Evohé ediciones