La vida nos pone en grave trance
que muchas veces nos confunde.
Si el deseo no se vuelve avance
el revés nos ataca y nos hunde.
Si mi vida va a la caza de un acierto
la ansiedad no tardará en derrotarme
Mi cultura es un asesino encubierto
en procura del triunfo y sin amarme.
Qué habré de dejarle por herencia
a los que ya galopan detrás nuestro
¿Tal vez la marca de la impaciencia
o sólo un arrepentimiento siniestro?
Mientras me queda tiempo necesito
meditar sobre el propósito que cobijo.
Liberarme de una esclavitud que admito
y que me arrastra a una ruina que elijo.
Es asunto que sólo el tiempo revela
entender la vida y su motivo urgente,
apreciamos lo material que modela
y olvidamos lo espiritual trascendente.
Tal vez haga falta a mitad del camino
encontrar un desvío o nuevo sentido,
que ilumine lo que siendo muy fino
se oculta a una razón presa del ruido.