Revista Coaching
Son cosas pequeñas las que nos hacen importantes. Una frase que sueltas casi sin pensar, un roce, un gesto, una mirada… Dejas una huella profunda, enterrada, que sale a la luz cuando no lo esperas. Casi ni la recuerdas pero quien la recibió nunca la ha olvidado.
Un buen amigo me mandó esta frase del escritor Orison Swett Marden como felicitación de Navidad:
"Tan sencilla es la verdadera felicidad, que la mayor parte de las gentes no reparan en ella. Es hija de lo más humilde, tranquilo y modesto que en el mundo existe."
Por eso, tener detalles, pensar en pequeño continuamente, ayuda los demás a ser más felices. Casi sin que te des cuenta. Sólo por esto valdría la pena pensar en pequeño.
El valor de regalar detalles, de estar presente en cada momento sin esperar nada a cambio, hace cambiar nuestra vida y la de los demás.
No hay mejor forma de pasear por la vida – sin pasar de ella – que mantenernos en el detalle. Una llamada de teléfono, un washap, un minuto con verdadera intención de escucha, un ocuparse de quien tienes cerca, un pensar en lo que le gusta al otro, provocar una sonrisa, acompañar en momentos difíciles o de enfermedad, hacer una comida porque sí, sin más, agradecer, compartir,…es lo que nos lleva a comprender la vida, su sentido y su valor.
Claro que siempre habrá momento para la gran accion, para el reto imposible, para la batalla más grande, pero lo que nos prepara, lo que nos entrena para afrontarlo, es la experiencia en el detalle de cada día. No lo olvidemos.