Esta pasada semana ha supuesto un reto. Volver a las clases después de los exámenes para ver cómo las decepciones siguen ahí, dispuestas a quedarse. Profesores que olvidan en qué consiste su labor o representantes que abandonan a sus representados. Después de siete días, he vuelto a aprender algo que ya sabía: por mucho que pese, la decepción forma parte del día a día. Tiene su lado oscuro y obvio, pero también uno bueno, ya que si algo te decepciona quiere decir que antes tuvo valor para ti, que lograste ilusionarte por ello. Y no hay nada más bello que la ilusión. También he reaprendido que, por mucho que haya especialistas en robar la ilusión, no dejaré el optimismo, la energía y los sueños.
Así que esta nueva semana la empiezo envalentonada. A ver quién se atreve conmigo.
Una vez más, estos detalles me sirven un poco de terapia, me traen a la mente recuerdos y me sacan la sonrisa. Espero transmitiros parte de ese buen rollo para que empecéis esta semana con mucha fuerza.
¡Feliz lunes!
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