Revista Viajes

Detente un minuto en Nueva York

Por Viajaelmundo @viajaelmundo

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Nueva York es la ciudad que nunca duerme porque no la dejan. Uno llega a ella como si tuviera un pendiente: suelta las maletas, busca el mapa y sale sin orden a caminar sus calles, a abarcarlo todo. La hora no importa, el cansancio mucho menos. El viajero camina Nueva York como si de repente se la fuesen a arrancar de las manos, como si el hechizo se desvaneciera a medianoche. Quiere probar los perros calientes con ketchup y mostaza, un pretzel, ir al barrio chino, pasar por la pequeña Italia, caminar por Central Park, pasar por la 5ta avenida, comprar, dar vuelta, ver las luces del Times Square, volver a dar vuelta. Todo en un día. Todos deberían tener prohibido la prisa en las ciudades. Se pierden de tanto, de tanto.

Nunca hay que desaprovechar la oportunidad de estar en la Gran Manzana. Es cierto, es un delirio. Pero no tenemos que ir por ahí tan rápido como quienes viven en ella. Es toda la ciudad un cúmulo de sonidos deseosos de ser escuchados, un paisaje diseñado para ser casi perfecto, una cercanía que a veces se vuelve contradictoria. Nueva York hipnotiza, se cambia de vestido varias veces al día y sin pudor alguno. En serio, detente un minuto y mírala.

Camina por el puente de Brooklyn sin nada de prisa y observa cómo Manhattan se va delineando en la lejanía. O cómo después que se apaga la tarde, se vuelve toda luces, luces que alumbran las vidas en lo alto de cada uno de sus edificios. ¿Han pensado en cuánta historia hay en cada uno de esos espacios? Gente con una rutina neoyorquina que para el viajero pasa desapercibida.

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Un minuto para ver cómo la gente espera con impaciencia a que cambie la luz del semáforo y apretujarse como hormigas. Para ir hasta la Estación Central, que se me antoja romántica, a ver los reencuentros, las despedidas, la urgencia por ir a otro lugar a ver mundo. Un minuto para la música, el movimiento desajustado de los bailarines que arrancan risa, aplauso y alegría. Un minuto, uno solo, para darse cuenta que la Estatua de la Libertad no es tan grande como te la has imaginado, pero que está ahí como símbolo absoluto de la América del Norte, mirando también. Como si nada.

PARÉNTESIS. También se pueden tomar un minuto para ver cosas más allá de lo obvio, como el Paseo de los Literatos al que tanto me empeñé en ir y otro minuto para leer cómo fue la primera vez que estuve en Nueva York // Gracias a The World We Travel por las bellas fotografías que ilustran este post. Ellos viven en esa ciudad y siempre están dando tips de viajes // Si quieren tener más consejos para hacer cosas en la Gran Manzana, no dejen de leer a Newyorkando que se la conoce como nadie.


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