Cuando identificamos los problemas y los ponernos bajo el foco de atención público, esto no implica hacer demagogia de esos temas; de hecho, es un primer paso necesario para resolver los mismos si se actúa con inteligencia y responsabilidad.
En temas medioambientales afrontar los desafíos que tenemos es además cuestión de supervivencia y sostenibilidad del planeta a largo plazo. Uno de esos desafíos es la grave pérdida de biodiversidad que se está produciendo en el 1% de los 500 millones de kilómetros cuadrados de la Tierra. Es importante detectar dónde se produce el mayor deterioro ecológico para intentar atajarlo con medidas de conservación. Los datos del primer estudio que analiza a escala planetaria cómo están actuando los países y regiones para cumplir con sus responsabilidades en materia de biodiversidad, apuntan a que un grupo de ecorregiones concentra más del 50% del deterioro global en el estado de conservación de aves, mamíferos y anfibios. En resumen, ocho países son los responsables de más de la mitad del deterioro del planeta: Australia, China, Colombia, Ecuador, Indonesia, Malasia, México y Estados Unidos.
Pero el resto de países del mundo tampoco es que tengan motivos para sentirse orgullosos, dado que son copartícipes de que nos estemos aproximando a la sexta extinción de especies y han contribuido de modo activo a que decenas de especies se incorporen a la Lista Roja, que analiza científicamente el riesgo de desaparición de las especies.
Algunas de las naciones que mejor nota sacan en sus tareas de conservación de ecosistemas y especies son las Islas Cook, Fiji, Mauricio, Seychelles y Tonga.
La concentración del deterioro en el 1% del planeta está localizada en los Andes Tropicales, Centroamérica y en el sudeste asiático, que son áreas con una excepcional concentración de especies específicas que no se encuentran en otro lugar. Es por eso que cuando no se cuidan estos paraísos naturales, la pérdida de biodiversidad global se ve mucho más afectada que cuando se descuidan otros lugares menos ricos, y de ahí la necesidad de aplicar medidas conservacionistas más enérgicas.
Además, estos lugares de alto valor ecológico tienen unos niveles más altos de impacto humano, con consecuencias globales, puesto que pueden situar a un gran número de especies en vías de extinción. El deterioro que sufren las especies en estos ocho países no se explica únicamente porque sean los más ricos en fauna, sino porque son responsables del 56% de las pérdidas cuando tienen el 33% de la biodiversidad mundial.
En cambio, otros países con enorme riqueza faunística, como Brasil, Congo, India y Perú, que concentran el 23% de la riqueza natural, sólo han provocado la pérdida del 8% de la biodiversidad global.
Todos estos países, con buena parte de la biodiversidad del planeta, tienen una responsabilidad especial en la gestión de la misma y deben poner en práctica políticas de conservación eficaces, no solamente medidas populistas de cara a la opinión pública.
Así, las causas del deterioro de la biodiversidad son muy diferentes en cada uno de los países: en China es la sobreexplotación, a través de la caza, que afecta principalmente a sus anfibios y mamíferos; el principal problema en Estados Unidos son las especies invasoras, que perjudican a nuestros anfibios y aves; en Indonesia es la pérdida de hábitats por la conversión a la agricultura y la explotación forestal, algo que afecta sobre todo a sus aves y mamíferos.
El equipo de investigadores de este estudio, en el que han colaborado expertos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, de Birdlife y del programa de Naciones Unidas para monitorizar la conservación del planeta, entre otros, reconoce que para ellos ha sido una sorpresa descubrir que no hay ninguna correlación entre la riqueza de los países y el cuidado de los tesoros naturales. Dos de las naciones más ricas del planeta, como Estados Unidos y Australia, están entre las naciones que más perjudican la biodiversidad global; algo que, como sociedad amante de la naturaleza en general, no podemos aceptar; mientras que otros países más pobres, como Perú, India o Madagascar están poniendo más empeño en hacer las cosas bien. Y esto es digno de admirar.
En la actualidad los mayores retos para la biodiversidad se encuentran en los grandes bosques tropicales, que contienen la mayor parte de la biodiversidad del mundo y donde la escala de los impactos humanos es mucho más grande y mucho más difícil de contener y gestionar.
Conocer todo esto, profundizar en las causas y estudiar las posibles soluciones, es fundamental para afrontar estos retos y apostar por la conservación de nuestros mejores tesoros naturales, al margen de intereses comerciales, empresariales, políticos y sociales.