Me gusta observarte mientras me hablas y me cuentas tus ocurrencias.
Llega un momento que no se lo que me dices, sólo sonrío y veo como has ampliado tu vocabulario.Como te esfuerzas por introducir palabras. Y mientras yo te miro admirada, tu me dices: mamá.... Escuchas lo que te digo?
Y en ese momento mi mente se evade y hace un recorrido por todos tus logros. Tus balbuceos, primeras palabras, construcción de frases. Como quieres repetir las palabras bien, y me preguntas que como se dice: mama... Como se dice??.. Champiñón, cariño.
Te haces mayor, fluye el tiempo. Y no quiero detenerlo, quiero seguir aprendiendo contigo, de tí.
Te haces mayor, y todo es una aventura, para las dos.
Te miro embelesada cuando te diriges a tu hermana con tantísimo amor, y con ese afán de protección de hermana mayor. Y tú misma te creces cuando le dices: "Ven, que la teta te lo enseña".
Y os miro desde la distancia, y pienso en la suerte que tengo de haber podido ver junto a tí todas tus evoluciones.
Y aún te quiero más cuando te enrabietas, aunque en ese momento piense en regalarte al primero que pase. (Porque tengo a veces ese pensamiento). Y veo cómo has (hemos) evolucionado a la hora de gestionar la rabieta. Y tú sola ya te has dado cuenta, de que en el momento en que te calmas, mamá está contigo dándote todo mi amor y un abrazo. Besándote en las lágrimas. Y ayudándote a entender que no pasaba nada tan importante para el berrinche que tenías.
Te encanta verme arreglada, y con los zapatos de tacón, y verme como me maquillo y peino. Y yo en ese momento me siento una diosa griega, admirada, como sólo te admira un hijo.
Detienes mi alma cuando te acercas a mi oído y me dices: Mamá te quiero... Y en ese momento, sé que todo lo que luchamos por tenerte valió la pena, y que no hay nada más importante que ese amor mutuo que ha nacido.
Gracias hija por haberme hecho tan feliz durante estos 4 años y pico, por dar sentido a nuestras vidas.