Todo empezó de una forma sencilla: algunas personas comenzaron a recorrer sus casas con la intención de deshacerse de todos los objetos que no utilizaban. Poco se fueron creando modelos de comportamiento más disciplinados, como los que proponen eliminar una cosa al día, realizar una lista con cada objeto retirado o pasarse un año sin comprar nada que no sea imprescindible.
Se inició así el proceso de #desintoxicación (movimiento Détox) como respuesta a tantos años de #consumismo desaforado. Fue el final de la gran falacia, esa que convenció a varias generaciones de que posesión y felicidad iban siempre de la mano. La sociedad de consumo, en todos sus aspectos, dejó de seducir.
Ahora los objetos innecesarios ya no nos asfixian. Ya nadie quiere consumir como antes ni, mucho menos, acumular desechos.
Leído en @YorokobuMag por @miguelfuroness