No sé si será suficiente con estas dosis de huerto de invierno, pero supongo que observar berros, lechugas, apio y rúcula, pueden ayudar un poco a nuestro cerebro al exhaustivo proceso de limpieza la que lo debemos someter porque, realmente, hay mucho que desintoxicar tras las Fiestas Navideñas.
Hay que desintoxicarse de las comilonas. Hay que desintoxicarse de la familia tóxica. Hay que desintoxicarse de los turrones y el roscón de reyes. Hay que desintoxicarse de las ausencias y la tristeza. Hay que desintoxicarse de los polvorones. Hay que desintoxicarse…Por eso, detox de huerto.
En el huerto, las cosas están de puro invierno.
Mi trío de lechugas se ha convertido en un dúo. Una de ellas, nos ha dejado estos días de Navidad…
Las otras dos, inmediatamente se han hecho amigas del berro (que goza de buena salud). Si se es un trío, se es hasta el final…
La pobre albahaca ha sucumbido al frío de la noche. Cuando la iba a desterrar para siempre observé que la pobre planta (de la que tanto he abusado para pizza, pasta y aceite aromático) había cumplido con su ciclo y tras florecer, había dejado caer semillas que han germinado…
Hay pequeñas presencias de albahaca futura en la tierra…He dejado esas ramas secas y he colgado una estrella.
Y lo que más me intriga de este huerto invernal es el apio… Mi ingenuidad me ha hecho plantar dos plantas de las que espero dos apios. ¿Qué serán tamaño “mini”? Lo sé. Lo sé, pero… es lo que tiene este huerto: lo que pasa es emocionante porque nunca sabes qué ocurrirá y nada se desarrolla como debería…
Creo que lo hace adrede…