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Siempre me ha encantado la fotografía, tanto desde el punto de vista profesional como estético, artístico, como recuerdo...En definitiva, en cualquier disciplina. Todos tenemos fotos especiales, fotos que nos hacen llorar, reír, emocionarnos, gente a la que recordar y vivencias maravillosas.
Desde pequeña ha sido una especie de obsesión para mí, quería retener todo aquello que me importase en mi retina y la fotografía es el arte que nos concede ese deseo. Conservo fotos de mi familia, de mis amigos, de toda una vida y lo sigo haciendo con mi hijo. Fotos con personas que ya no están con nosotros, de momentos inolvidables y nuestra vida.
Hace unos meses, viendo fotos antiguas, me pregunté quién estaba detrás de la cámara para plasmar ese momento. A veces, somos nosotros mismos, otras un amigo, un desconocido al que paramos por la calle, cualquiera podría estar detrás de la cámara. Sin embargo, hay fotos de las que sí sabemos quién la hizo. Esas fotos son únicas. La foto que hizo tu madre mientras hacías una trastada, la foto que te hizo tu padre mientras le sonreías regalándole un momento único, o la foto que haces tú, sabiendo que la persona que está detrás del objetivo desaparecerá en poco tiempo.
La última foto que le hice a mi hijo con su abuelo, me hizo reflexionar sobre todo esto. Todo lo que pensé en ese momento, lo que sentí, quise guardar ese momento para mí, para mi pequeño, por mi padre.
Aquello me hizo recordar la costumbre que existía de realizar fotografías a personas fallecidas. Siempre me inquietó y me resultó bastante curioso, además de entender en cierta medida esa acción.
Esta "moda" comenzó en París en 1839 y se extendió a más países. Normalmente, se vestía al difunto con su propia ropa y la foto podía ser grupal o individual. Esta práctica no se consideraba morbosa, sino que estaba conceptuada como algo romántico, permanecer para siempre con los vivos y, hasta llegaba a ser un privilegio.
Aunque pueda parecer " de locos" y morboso, cuando vives la muerte de un ser querido de cerca, no quieres que desaparezca ni olvidarlo y no eres creyente, quizás solo nos quede la fotografía...
Foto familiar de la hija fallecida
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Foto de una pequeña fallecida simulando estar dormida