Revista Comunicación

Detrás de la etiqueta

Publicado el 19 febrero 2013 por Libretachatarra

detrás de la etiqueta (II)

Proseguimos con el post empezado ayer, con una selección de historias detrás de las marcas, publicadas en la sección “Detrás de la etiqueta” del suplemento económico de los domingos de “La Nación”.

átomo desinflamante
átomo desinflamante
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El colombiano Adolfo Torres Moreno pasaba sus días como profesor de veterinaria en la Universidad de La Plata, cuando, a pedido de sus alumnos y siguiendo su afán de servicio, empezó a elaborar medicamentos para los animales que tenían los familiares de aquellos. Uno de esos productos fue una crema que ayudaba en el ordeño de las vacas y calmaba el dolor producido por la mastitis (inflamación de la ubre). Nacía así Atomo Desinflamante, del laboratorio IMVI.
Pese a que vino bien a su marketing asociarlo con el átomo y decir que una mínima parte de esta pomada producía efectos maravillosos, su nombre surge de algo mucho más simple que la física y sus componentes: se forma mediante la combinación de la inicial del nombre y las primeras sílabas de los dos apellidos de su creador, que no es otro que el profesor Adolfo Torres Moreno.
Después de ser usada con éxito en bovinos, la pomada comenzó a aplicarse también en caballos y a ganar cada vez más popularidad. Ya por esa época, su creador decía con humor que "servía para calmar los dolores de animales de dos y cuatro patas", en referencia, claro está, a los humanos. La gran demanda de la gente, sobre todo deportistas, que comenzaba a reclamar que se vendiera en farmacias obligó a dar un giro fundamental y lanzar la división humana.
Hasta ese momento, el producto sólo se podía comercializar en farmacias, porque no estaba habilitado para la aplicación en personas. Para lograr esa habilitación es que se cumplió con todas las normativas de la Anmat y se pusieron todas las fichas en el nuevo proyecto. Como parte de la inversión para este desarrollo, Torres Moreno instaló una planta para esta área en el parque industrial de Gualeguaychú, Entre Ríos.
Hoy, en tiempos en que ya se comercializa en todo el Mercosur, existen nuevas variedades de Atomo, como Geldic (con gel), Ibu (con ibuprofeno, en pastillas), Aerosol y Depor (especial para deportistas). Su fórmula contiene salicilato de amilo, mentol, alcanfor, eucaliptor, terpineol y guayacol, pero, como dicen desde laboratorios IMVI, el secreto que hace que los productos sean únicos es su procesamiento. "Es como si se tratara de una receta de cocina", comentan.
fuente: http://www.lanacion.com.ar/1532296-el-jugador-mentolado-que-copo-las-canchas
topper
topper
A mediados de los años setenta, la emblemática empresa Alpargatas comercializaba, entre otras marcas, las populares zapatillas Flecha.
La evolución de la calidad en la fabricación de zapatillas, la necesidad de generar nuevos modelos y la oportunidad de cobrar un precio mayor por un producto superior desató un debate interno en la empresa que también tenía entre sus marcas a Grafa o Pampero.
Las posturas eran dos: crear una nueva marca o, en su caso, mantener a Flecha como paraguas de las nuevas zapatillas. Transcurría 1975 y la decisión que se tomó fue crear una nueva denominación para un calzado deportivo distinto y de mejor calidad.
Lejos de las consultoras de marketing o las especialistas en maning, el entonces presidente de la empresa, Eduardo Oxenford, optó por buscar el nombre en la casa.
El perro de la familia, llamado Topper, fue el inspirador de la futura marca. Sin tantos procesos como los que se suceden actualmente cuando hay un lanzamiento, Alpargatas lanzó Topper en 1975.
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Cuando Alpargatas se vendió a la brasileña Camargo Correa vieron el potencial de Topper. "Tiene el principal atributo de una marca: se puede pronunciar en todos los idiomas", dijo un ejecutivo brasileño. Quizá no sabía que el nombre de un perro no reconoce frontera.
fuente: http://www.lanacion.com.ar/1508740-en-el-nombre-del-perro
puma
puma
Como la furia que muestra al correr el felino salvaje de su logo, uno de los imperios de las zapatillas deportivas en el mundo nació de una feroz pelea de hermanos. En 1924, en Herzogenaurach, una ciudad de Baviera, en el sudeste de Alemania, Rudolf (Rudi) y Adolf (Adi) Dassler crearon en la lavandería de su casa Gebrüder Dassler Schuhfabrik, en español La Fábrica de Zapatos de los hermanos Dassler, con la meta de hacer un zapato resistente, pero a la vez ligero.
La idea había surgido luego de que Adi, quien era deportista, hiciera con la ayuda de su hermano unas primeras zapatillas con suela de cuero y clavos fabricados a manos. Ese diseño artesanal se perfeccionó hasta que en 1936 lograron colar sus zapatillas en la Villa Olímpica donde se alojaban los deportistas de los Juegos Olímpicos de Berlín. Con unas Dassler diseñadas para correr a velocidad en sus pies, el estadounidense Jesse Owens ganó cuatro medallas de oro, lo que catapultó a los hermanos a la fama.
Después de la Segunda Guerra Mundial y luego de un férreo enfrentamiento ideológico y económico, según cuenta la escritora holandesa Barbara Smit en su libro Hermanos de sangre, Rudolf emigró, con mujer y dos hijos, al otro lado del río Aurach para levantar de cero una pequeña fábrica. Los equipos de trabajo se dividieron y también la propia gente del pueblo.
Rudi fundó Ruda (RUdolf DAssler) que luego llamó Puma, en alusión al felino salvaje que plasmó en su logo, y registró el 1° de octubre de 1948, según cuenta en su sitio oficial, "Puma Schuhfabrik Rudolf Dassler", la fábrica de zapatos Puma Rudolf Dassler. Ese año se jugó el primer partido de fútbol después de la Segunda Guerra Mundial y varios miembros de la selección usaron botas de fútbol de la marca.
Un año después Adolf, que mantuvo las instalaciones de la fábrica, registra Adidas (por Adi y Dassler). Después de competir hasta la muerte por imponer sus marcas, Puma vistió a astros del fútbol como Pelé (cuyo contrato avivó la pelea con Adidas) y Maradona, a Guillermo Vilas, Serena Williams y a cientos de deportivas. Volvió a la cima al patrocinar al atleta jamaiquino Usain Bolt, que en 2008 y con Puma de los pies a la cabeza batió el récord mundial en los 100 metros llanos e impuso uno nuevo en Londres 2012. Desde 2007, Puma pertenece al grupo francés PPR.
fuente: http://www.lanacion.com.ar/1518917-la-marca-que-hizo-fama-con-owens-pele-y-bolt
rimmel london
rimmel london
La historia de Rimmel, y del rímel, es la historia de la vida y el legado de un hombre: Eugène Rimmel, quien nació en 1820 en París, Francia.
Todo comienza a tomar forma en 1834, cuando Eugène se mudó con su familia a Londres, luego de que su padre aceptara una invitación para abrir y administrar una perfumería en la popular Bond Street de esa ciudad inglesa. Siguiendo el ejemplo de su progenitor, Eugène inauguró poco después su propia perfumería, a la que llamó House of Rimmel ("Casa de Rimmel", en español).
Padre e hijo elaboraron sus primeros productos de cosmética ese mismo año. Estos experimentos prosperaron y, al llegar a los 24 años, Eugène ya era considerado un perfumista experto y un visionario de la cosmética, probando con colores y fragancias, y viajando por el mundo en la búsqueda de nuevas ideas e ingredientes.
Si bien sus contribuciones son numerosas en el campo de la belleza, la salud y la higiene, su principal y más recordado logro fue la comercialización de la primera máscara de pestañas no tóxica. Tal fue la popularidad de este producto que, en la actualidad, la palabra "rímel" (o "rimmel" en inglés) pasó a ser un genérico y es utilizada para denominar a la máscara en diversos idiomas, entre los que se incluyen el francés, inglés, italiano, portugués, español y turco.
Cuando Eugène murió en 1887, el diario The New York Times publicó un obituario en su nombre con el título "El príncipe de los perfumes". Su imperio de la belleza fue continuado exitosamente por sus hijos, que desarrollaron una extensa línea de color con especial énfasis en los productos para los ojos.
La empresa permaneció en manos de la familia hasta 1949 y, después de cambiar varias veces de manos, fue adquirida y relanzada en 1996 por Coty Inc., actual dueña de la marca..
fuente: http://www.lanacion.com.ar/1549143-una-marca-que-devino-de-apellido-a-generico
hesperidina
hesperidina
Una mañana de octubre de 1864 los porteños descubrieron las veredas de su ciudad pintadas con enormes letreros negros que contenían una sola y extraña palabra: Hesperidina. Debieron esperar hasta el 24 de diciembre de ese año para sacarse "la espina" y descubrir que la misteriosa inscripción se refería a una bebida.
La creación era obra de Melville Sewell Bagley, un joven de 24 años llegado desde Boston, Estados Unidos, y radicado en la bonaerense Bernal. Entre los tubos de ensayo y los yuyos curativos que había en la farmacia donde era ayudante, amasó la idea de crear un tónico para vender como "remedio para todos los males".
Su fórmula es a base de corteza de naranjas amargas, ricas en flavonoides, sustancias con propiedades curativas y digestivas. Esa fruta, además, da origen al curioso nombre: cuenta la mitología griega que "cuando los griegos navegaban por las costas de Valencia, las naranjas en medio de las hojas verdes parecían frutos de oro del jardín de las Hespérides". De estas ninfas guardianas de "un maravilloso jardín en occidente" viene el término Hesperidina.
Pronto la bebida se puso de moda en todo el país. Con el éxito, llegaron también los imitadores, que se las ingeniaban para copiar las características botellas rayadas, con el nombre en relieve. Así fue como Melville llegó a encargar etiquetas a la imprenta que imprimía los dólares para la Bank Note Company de New York. Como eso no bastó, logró que se creara el registro único de marcas y obtuvo para Hesperidina la licencia N° 1.
Firme en campañas militares para revitalizar la tropa, compañera del perito Moreno en sus incursiones, mencionada por Julio Cortázar en sus cuentos y pintada por Molina Campos en sus famosos almanaques, la bebida tiene su propio tango: "Hesperidina". Del ritmo del "dos por cuatro" también surgió su principal fan, el entrañable Polaco Goyeneche.
fuente: http://www.lanacion.com.ar/1516801-un-trago-bien-criollo-que-crecio-con-la-argentina
savora
savora
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La mostaza forma parte de esa historia tan antigua, que llega hasta las páginas de la Biblia. Las pequeñas semillas fueron cultivadas por las primeras civilizaciones. Y siglos más tarde impregnaron con su gusto los platos de los romanos, que fueron pioneros en integrarlas en morteros con vino, vinagre, aceite y miel.
Con los años, la mostaza tomó su consistencia actual, afinó su fórmula en la francesa Dijon y llegó a las mesas de los parisienses. Desde allí saltó al Canal de la Mancha para conquistar Inglaterra, donde la Revolución Industrial le asignó un espacio. Un molinero inglés llamado Jeremiah Colman inauguró la primera fábrica en Londres, en 1742, y con ella, una competencia de peso para la famosa mostaza gala.
En esta orilla del Atlántico, la fundadora J&J Colman -que había formado un conglomerado con Reckitt & Sons- creó la firma Atlantis para distribuir sus productos en América latina. La mostaza europea llegó a la Argentina en 1938.
El mercado dio el visto bueno y el grupo de empresas, renombrado Brassovora, comenzó a fabricar sus productos en la Argentina. Su marca Savora logró posicionarse tan alto que llegó a reemplazar, como sinónimo, al verdadero nombre de la mostaza. Esta salsa, una mezcla de semillas blancas con una pizca de vinagre y especias, se coló en la cocina local y fue adoptada como aderezo gracias a su gran versatilidad.
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fuente: http://www.lanacion.com.ar/1525191-una-marca-que-se-convirtio-en-sinonimo


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