12 octubre 2014 por Co-Report
Se ha puesto de moda la palabra transparencia. Y ya era hora.
La gente pide transparencia y ¿qué hay más lícito que exigirla en aquello que nos afecta (y se maneja con nuestros recursos)?
Usted, su vecino y yo colocamos parte de nuestro dinero en manos de otras personas y algunas de ellas (desgraciadamente demasiadas en este país) lo han manipulado sin transparencia. Han tomado decisiones sobre nuestros derechos y nuestro futuro sin transparencia. Se han repartido cargos, salarios y proyectos sin transparencia.
Pues el Gobierno de Canarias desde el pasado septiembre ha puesto en marcha una medida de “transparencia”. Han colocado una serie de cámaras y han contratado un equipo de realización para que los ciudadanos puedan asistir virtualmente a los plenos del Parlamento. De forma que cualquiera pueda ver en tiempo real y desde casa lo que debaten nuestros representantes.
Foto: Co-Report
Dicho así suena maravilloso, pero por ¡¡más de medio millón de euros!! que nos ha costado el proyecto me esperaba yo más “transparencia”.
Por una parte, el dispositivo ha servido de pretexto para limitar a las cámaras de televisión a grabar solo los primeros diez minutos de cada pleno o comisión. Después quedan redactores y fotógrafos, pero la única señal de vídeo es la del propio Parlamento. No hay más.
Y si, mientras un diputado habla, hubiera otro (por decir algo) viendo documentales o jugando al apalabrados en su iPad, ¿también lo veríamos desde casa?, ¿por qué no dejar a las televisiones todo el pleno?
Por otra parte, (supongo que por aprovechar que estaban de instalaciones) han colocado también cuatro pantallas enormes en el interior del salón de plenos para que los diputados puedan contemplar la emisión.
Y si, aprovechan para relajarse mientras no se ven en pantalla y guardan sus mejores poses para cuando el realizador escoge su cámara, ¿no es eso contrario a ser transparente?, ¿cuál es la justificación de este gasto?
Pues, con los tiempos que corren y después del desembolso de 580.000 euros que suena a medida para la comodidad de los diputados disfrazada de la tan repetida “vanguardia en transparencia”, yo me quedo con el gesto de aquél al que acaban de endilgar la enciclopedia, el mueble para el salón, los 30 DVDs y las biografías de los autores literarios del siglo XX. Un poco en plan: “me la han colao”.