Revista Cultura y Ocio
"Las primeras oraciones son puertas a mundos."
Ursula K. Le Guin
Muchas veces, por no decir la mayoría, no tenemos en cuenta todo el trabajo que se esconde tras una novela. Nos fijamos en si está documentado en los grandes hechos, esos que nos suenan a todos, y también en las labores de corrección y traducción. Pero realmente, la importancia suele estar en los detalles pequeños, y esa es la parte que más trabajo puede dar. Siguiendo esta pista, elegí una novela que está en todas las librerías "Puerto escondido" y decidí buscar tras sus letras. De este modo, me reuní con una persona que estuvo ayudando a la autora a pulir esos detalles que apenas se aprecian pero que dibujan el conjunto. Me puse en contacto con un hombre, vamos a llamarle Jose, al que he dibujado durante unos días como un confidente que me iba a revelar los secretos, os he explicado que estaba oscuro, que llevaba una gabardina y un sombrero de fieltro y también que me esperaba en un coche en una zona mal iluminada de un parking de las afueras. Bien... nos tomamos un café en una terraza.
Lo primero que me llamó la atención fue la buena disposición a hablar conmigo, de hecho estaba incluso sorprendido de que alguien quisiera preguntarle a él sobre un libro. "Es muy importante que un escritor acuda a una fuente que le pueda proporcionar información de primera mano, así que no podía negarme cuando recibimos la llamada de María." me comentó con una sonrisa antes de sorprenderse al comprobar que mi comentario sobre la importancia a la hora de documentarse iba dirigida a él, por la ayuda prestada, y por extensión a todas las personas que ayudaban a los escritores. "En realidad no me lo había planteado nunca. Supongo que es lógico lo que dices, pero sigo sin ver el mérito a echar una mano cuando alguien pide ayuda." De hecho, se sentía halagado, sobre todo porque afirmó ser "lector de novela, principalmente novela negra, desde hacía varios años". "En realidad -me comentaba -,cuando María se puso en contacto conmigo, fue casualidad que cogiera yo el teléfono. Me comentó que estaba escribiendo un libro y me dio una idea muy por encima de lo que había pensado y me explicó en qué partes podía necesitar mi ayuda. Me fue imposible decir que no." Y eso que tirándole un poco de la lengua terminó por reconocer que sabía de gente que tal vez no hubiera estado tan dispuesta a colaborar, pero lejos de pretender ganar un mérito con ello, se mostraba casi sorprendido. Al cabo de un rato ya me había puesto al día sobre la dinámica de las consultas "ella me iba preguntando lo que necesitaba, muchas veces a niveles de protocolos muy generales, y yo comprobaba siempre cada uno de los casos. Lo cierto es que me sentía responsable por si le decía algo que no fuera del todo correcto o no era lo suficientemente claro al respecto y daba pie a que lo entendiera mal." Una responsabilidad comprensible, ya que estaba hablando con el hombre que proporcionó la pistola a Valentina Redondo, protagonista de "Puerto escondido" que impuso como condición no llevar una pistola de damisela. "Para que te hagas una idea, el otro día me consultó una cosa sobre su nueva novela y cuando me quise dar cuenta estaban esperándome mientras escribía la respuesta ajeno al tiempo que llevaba sentado." Y sí, ahí levanté la cabeza y no pude evitar preguntarle al respecto. La autora ya ha anunciado que está escribiendo la segunda novela, pero tener delante a alguien que puede saber algo implica la pregunta directa. Pero no, no tuve suerte: "Ni siquiera en la primera novela conocía la resolución, siempre se guardaba los detalles y únicamente me preguntaba sobre los procedimientos o detalles que necesitaba saber. Tampoco yo le preguntaba, aunque tengo que reconocer que me impacienté tanto con el resultado que el mismo día que salía a la venta ya estaba comprándolo en formato digital. Nada más salir." Esa parte la comprendemos todos, supongo que cualquiera de nosotros hubiera hecho lo mismo, aunque la autora le regaló un libro en papel, le pudo la urgencia de tenerlo delante. Una urgencia en la que supuse que influía el hecho de querer ver el conjunto, y saber si su ayuda había dado los frutos esperados. "La verdad es que me ha gustado mucho la forma que ha tenido María de tratar a la Guardia Civil, un cuerpo olvidado muchas veces en la novela negra, aunque no tanto últimamente, que parecía centrarse siempre más en el detective o policía, como sucede en la novela norteamericana. Es importante encontrarse con alguien que se preocupa de que algo tan simple como el protocolo para acceder al escenario de un supuesto crimen, siga los pasos adecuados. Y también que sepa lo que sucede cuando parece que no se siguen, ya que no vivimos en un mundo perfecto en el que siempre se pueda seguir a rajatabla lo que pone sobre el papel.Que le interesen las opciones. Las correctas para cada situación. Por eso me gustan tanto, por ejemplo, las novelas de Lorenzo Silva." Es decir, que no sólo es una persona que ayuda "en la medida que puede", como me aclaró varias veces con una sonrisa, sino que además se fija en los detalles y tiene una trayectoria lectora. Por eso no pude evitar preguntarle por la piratería: "Es muy difícil ponerle puertas al campo y la piratería es algo que hay que atajar. Es un problema real que hay que estudiar para encontrar la manera de encararlo antes de que cause más daños. Que ya los causa."
Para un lector como yo, no deja de resultar curioso encontrarte con alguien que te cuenta como el escritor cuyo libro has leído, tiene que vencer la vergüenza que supongo, sobre todo en un primer libro, y llamar a puertas que puedan proporcionarle la ayuda necesaria para poder describirnos las acciones que ya tiene en la cabeza. "Cuando María me llamó, ya tenía formada una idea muy general, me dio una línea muy somera para explicarme lo que necesitaba exactamente, pero realmente es muy especial ese momento en el que ves el libro en los estantes de la librería. " "La verdad es que tengo que reconocer que me hace ilusión, que lo compré con ganas y lo leí igual, y acudir a la presentación que realizó fue una experiencia estupenda. En general, todo esto está siendo una experiencia estupenda para mí y la estoy disfrutando. Es toda una oportunidad." Y es que, efectivamente, ha tenido la gran oportunidad de participar en el proceso de gestación de una novela, y que, tal vez, le haya metido el gusanillo de intentarlo, ya que es un aficionado a la literatura de género: "¿Escribir yo? Qué va (casi entre risas), ni siquiera se me había ocurrido. Una cosa es poder colaborar en la medida que puedo y otra muy diferente es escribir un libro. Sigo admirado y sorprendido de toda la trama tan compleja que tenía esta chica en la cabeza desde el primer momento. Esa capacidad inventiva y la habilidad para hilar las ideas y que, además resultara tan entretenido e interesante. Tengo que decir que me ha gustado muchísimo leer Puerto escondido, y que, de hecho, tengo tantas ganas como cualquiera de saber qué tiene en la cabeza para su siguiente novela." No sé yo si me fío de estas últimas palabras, porque de algún modo no puedo evitar pensar que algo sabrá, al menos una pequeña parte. Por eso insistí intentando saber qué le había preguntado en las últimas semanas, cualquier cosa, un pequeño resquicio, una grieta... Pero justo en ese momento se acabó la entrevista. Mirando el reloj, se despidió cortesmente con la misma sonrisa que había mantenido durante toda la charla. Supongo que llegado este punto, sólo nos queda esperar.
Y tener mucho cuidado si decidimos hacer reformas en una casa vieja, sobre todo si comienzan por el sótano. No olvidemos que justo así es como comenzó todo...
Esta vez el formato es diferente, no sólo preguntas y respuestas, sino también impresiones. Ha sido una experiencia estupenda poder asomarme detrás de Puerto escondido y descubrir a una de tantas personas que participan desinteresadamente en la creación de una historia, de mil. Y, para qué negarlo, también me he reído cuando me han presentado a una María nerviosa y casi tímida que se dirigía con sus preguntas al que, en aquel momento, era un completo desconocido. Hoy lo sigue siendo, por eso sigamos llamándole, por ejemplo, Jose.
Tengo que dar las gracias a esta persona por haberse prestado a hablar conmigo desde el primer momento. Y también por la parte que le corresponde en esta historia ya escrita y en las que estén por venir.
Y, como siempre, gracias a todos los que os pasáis por el blog.