JUAN SIMARRO
La pobreza: escándalo y vergüenza humana (XLV)
Cuando hablamos de la Deuda Externa algunos se pueden preguntar: ¿Fueron buenos, honestos y solidarios los países ricos cuando decidieron prestar dinero a los países pobres a bajo interés, un interés que rondaban entre el 4 y el 6 por ciento? Realmente es un interés bajo, muy bajo, en comparación con lo que subirían ya en los años 80 que llegan, en varios casos, hasta el 22%. Los países ricos hacen estos préstamos por una crisis curiosa: la de sobreliquidez de capital. Una crisis que inunda a los bancos de un dinero que no puede estar quieto ni dejar de ser productivo. Hay que inventar, aunque sea tramposamente, la forma de dar cauce productivo a esa sobreabundancia de capital líquido.
Pues sí. Los bancos de los países ricos estaban inundados de dinero en la década de los setenta. En esta década los países de la OPEP disminuyen la producción petrolífera y los precios del petróleo se quintuplican llegando a costar en poco tiempo cinco veces más. Son los petrodólares la causa de la inundación de dinero en los bancos de muchos países del pequeño Norte Rico. Este dinero no podía estar parado e improductivo, sino que tenía que seguir siendo rentable. Solución: Ofrecer créditos a los países pobres a bajo interés. Ya llegaría la subida… y llegó condenando a los países pobres a la dependencia, a ser financiadores de los países ricos.
La Deuda externa llegó a ser un arma de dominación política y económica. Un arma de muerte y de condena al subdesarrollo de los pueblos pobres. Una bomba cuyos efectos negativos superó al lanzamiento de muchas bombas atómicas. Una bomba que mataba por hambre, por subdesarrollo y por dependencia unida a la imposibilidad de exportaciones y comercio justo. Si en 1980 los países más pobres exportaban cerca del 8% ya en los años 90 sólo hacían una exportación simbólica del 1,4%. Sólo entre los Estados Unidos, La unión Europea y Japón, exportaban el 73% en esos años. Toda una catástrofe para el mundo pobre. La excepción era la del 20% del mundo rico que serían los beneficiarios del sacrificio de los pobres debido a las transferencias de capitales del Sur pobre al Norte rico. Todo un despropósito, un desatino, un escándalo y una vergüenza humana al aumentar la pobreza en el mundo.
Puede leer aquí el artículo completo de este Licenciado en Filosofía, escritor y director de Misión Evangélica Urbana de Madrid de fe protestante titulado Deuda externa/crisis de sobreliquidez