Nada despierta nuestros recuerdos tan precisamente como un olor, un sabor, un sonido. Una canción que nos transporta a ese momento en que la música formaba tan parte de nuestra vida como nosotros mismos. Disco a disco, canción a canción, uno de esos frikis que rebusca compulsivamente en los estantes de cedés de oferta de los hipermercados recompone su vida a través de su completa discografía. Desde la infancia hasta la madurez como padre, pasando por la adolescencia, las dudas, las frustraciones, el amor y la búsqueda del propio camino, con la música siempre como protagonista y fondo, estructura y fundamento de nuestra historia.
En este libro la música es un personaje más de la historia, un personaje que representa las diversas etapas en las que el protagonista nos invita a acompañarle. Mientras leía "Devuélveme mi noche rota" escuchaba las canciones que el autor nos da a conocer. No es una historia lineal, hace saltos en el tiempo de más joven a más mayor haciendo el protagonista nos narra sus frustraciones, sus miedos y sus sueños.
Me gustado que el autor haya empleado los saltos en el tiempo para poder conocer de manera completa todo su crecimiento no solo personal, también musical. Aunque el autor nos muestra algunas etapas en las que el protagonista recuerda los nombres de todos lo que participan en ese capitulo, en otras ocasiones no se acuerda del nombre, se acuerda de detalles que le hacen situar a este compañero de viaje en Nyc, o con el que convivio durante unos meses en un piso mientras era profesor, pero no han debido de ser relevantes puesto que, omite los nombres. El ritmo es ágil, son mini historias metidas dentro de otras, de simples veranos o como el protagonista recuerda su primer disco, pasamos a una persona mas apática que pasa por diferentes fases y lugares hasta verse mayor, con la cabeza mas sentada, pero con la música también como telón de fondo para entender sus estados de animos. El protagonista con su narración en primera persona nos hará de guia viaje hacia su descubrimiento personal. La pluma del autor es afilada, clara y concisa, no divaga al contarnos nada de su vida ni nos deja a medias tintas, todo lo que piensa lo plasma en "Devuélveme mi noche rota".
- Antes que nada agradecerte que me hayas concedido la entrevista Gracias a ti por leer el libro y prestarle un mínimo de atención. - ¿Qué tiene el libro de ti? ¿Tiene algo autobiográfico? El libro es completamente autobiográfico. Creo que se nota. He querido reducir al máximo el artificio literario. Aunque, como bien sabes, esto resulta imposible. Conforme lo escribía me daba cuenta de que el artificio resulta ineludible; por lo que tuve que conformarme con tratar de minimizarlo. Nada despierta nuestros recuerdos tan precisamente como un olor, un sabor, un sonido. Una canción que nos transporta a ese momento en que la música formaba tan parte de nuestra vida como nosotros mismos. Disco a disco, canción a canción, uno de esos frikis que rebusca compulsivamente en los estantes de cedés de oferta de los hipermercados recompone su vida a través de su completa discografía. Desde la infancia hasta la madurez como padre, pasando por la adolescencia, las dudas, las frustraciones, el amor y la búsqueda del propio camino, con la música siempre como protagonista y fondo, estructura y fundamento de nuestra historia. Por otro lado, una vez escrito, me di cuenta de que el punto de vista no es exactamente el mío. El libro está escrito desde un punto de vista sobredimensionado. En todo momento tiendo a la exageración, a hiperbolizar las anécdotas. Esto ha ocurrido de un modo inconsciente. No creo ser una persona tan neurótica y desastrosa como la que aparece en el libro. - En el libro vuelves del pasado al presente dando saltos en el tiempo ¿Cómo fue ese proceso de escritura? ¿Qué capitulo te resulto más difícil de escribir? En cierto modo, el libro es un ejercicio de memoria. La memoria, según creo, actúa siempre de manera desordenada. Recordamos con mayor intensidad las anécdotas que más nos impresionaron, independientemente de que sucediesen antes o después. Como ya te he dicho, he pretendido minimizar el artificio literario; por lo que no me interesaba nada ordenar las cosas en un sentido cronológico. A lo que sí he jugado, contradictoriamente, sin embargo, es a no repetir de manera consecutiva anécdotas muy cercanas en el tiempo. La clave del libro, como sabes, es la lista de discos. Los discos vertebran el texto permitiéndome "rescatar" las anécdotas. Al final, inevitablemente, tenemos una historia. La historia de un tipo que ha fracasado en un par de relaciones anteriores, que no soporta su trabajo, tiene un hijo que acaba de ser hospitalizado y está convaleciente. El proceso fue una especie de juego. Jugué a encontrar qué discos, qué música me serviría de soporte. Es decir, qué música estimulaba la nostalgia, el recuerdo. - "Devuélveme mi noche rota" es un título bastante llamativo pero que una vez que lo lees te das cuenta de que el protagonista tuvo más de una, si pudieras introducirte en un capítulo el que tú elijas ¿Qué noche cambiarías por una noche perfecta? El título, como puedes comprobar, está tomado del primer verso de una canción de Leonard Cohen llamada The Future. Como dices, algunos capítulos narran anécdotas que sucedieron de noche. Pero no es un libro sobre la noche. Yo no sabría decir exactamente a qué se refiere Cohen con su canción. El cantante y poeta suele emplear el lenguaje de un modo simbólico, no literal. Para mí la noche representa una región oculta, oscura, de nuestra memoria. En ese sentido, pretendo del libro que me "devuelva" a esa región; que me permita descubrir cosas de mí mismo que no conocía, al menos no de forma consciente. Supongo que este es el objeto de toda escritura; o debería serlo. La noche es una noche "rota", subrayando así el sentimiento de pérdida, de lo no recuperable. Para mí es importante esta idea: el tiempo nos destruye, vivimos asimilando pérdidas, de manera continua e inexorable. No obstante, creo que no cambiaría nada. Nunca me lo he planteado. No existen las noches perfectas. Sólo existen noches rotas, noches que se consumen y en las que desaparecemos. No, no cambiaría nada. - Los capítulos son nombres de canciones y de cantantes o grupos que marcaron una etapa en la vida del protagonista ¿Cómo hiciste esa selección? ¿ Por qué elegiste estas y no otras? En cierto modo, ya te he contestado a esta pregunta. El juego consistía en encontrar qué discos o músicas me remitían directamente a una anécdota determinada. Supongo que a ti también te sucede, sin duda con otros discos o músicas: escuchas una canción y, de súbito, recuperas de una manera muy vívida algo que te sucedió hace tiempo, cuando esa música te impresionó. Creo que esto sucede sobre todo con la música; y especialmente con la música popular, la que se comparte, la que forma parte de nuestros ritos sociales y queda marcada en la memoria de nuestra juventud. Marcel Proust, como sabes, lo hizo con un bollo. El sabor de un bollo nos remite al pasado. Escuchar determinada música, también. - Cuando finalizaba cada capítulo iba a youtube y buscaba la canción y el grupo que allí nombrabas y he descubierto mucha música desconocida para mí (cosa que te agradezco) ¿Qué tiene la música de antes que das a conocer en tu libro que no tiene la actual? Que fue la música que me impresionó en una época en la que yo era impresionable. No hay vuelta de hoja. No existen significados ocultos. Como te digo, la lista de discos y canciones es absolutamente personal. Cada uno tiene la suya. Música de cuando uno empezaba a salir y a conocer chicas. Música de cuando uno se ha sentido especialmente solo. Música de celebración, de éxtasis, de borracheras y excesos. Supongo que se trata de una cuestión generacional. La mayor parte de esta música, para alguien como yo, que ya sobrepasa los cuarenta, pertenece a finales de los ochenta y principios de los noventa. Supongo que esto es algo por lo que debo disculparme. ¿Qué canción fue la detonante para escribir "Devuélveme mi noche rota? Desempolvando mis discos, encontré por casualidad el primer título que aparece en el libro, On Fire, de Galaxie 500. Lo escuché de nuevo después de más de diez años. Recordaba que me gustaba mucho cuando yo era sólo un veinteañero. Escucharlo, como digo, me transportó a otra época. Me hizo recordar mil cosas. Mi primer tocadiscos. Mis primeras salidas y borracheras. La excitación de pensar que estás descubriendo algo significativo, algo que te singulariza, que te va a marcar. La juventud, en definitiva. En realidad, escribir el libro me ha servido para evidenciar que todo aquello no fue más que un bluf. Nada había importante o significativo. Lo único que persiste, como digo, es el sentimiento de pérdida, de que todo ha sido fútil e intrascendente. - Como lector ¿Qué tiene que tener un libro para que te enganche? Y como amante de la música ¿Qué tiene que tener un buen disco o bso para que te emocione? Como lector casi nunca me "engancho" a un libro. Es decir, el suspense y las tramas literarias no suelen interesarme. A mí me estimulan las poéticas; el enfoque de un libro, la perspectiva bajo la que ha sido escrito. Descubrir a un autor, sus obsesiones, su sentido del humor, sus ideas, sus debilidades... No soy tanto de libros concretos como de autores. Cuando descubro a un autor que me interesa suelo buscar todo lo que ha escrito. Hasta que me canso y paso a otro. En cuanto a la música, supongo que me suelen emocionar sus cualidades nostálgicas. La melancolía en la música me produce una especie de ebriedad. Me dejo envolver muy fácilmente por la música melancólica, triste. De alguna manera, me hace sentir acompañado. Al escucharla, sé que hay alguien que se siente igual que yo. Igualmente derrotado y triste.
-¿Quisieras añadir algo más a esta entrevista o decir algo a los seguidores del blog? Decía un escritor llamado, curiosamente, Luigi Pintor que los libros les sirven sobre todo a quienes los escriben y no tanto a quienes los leen. Yo creo que Pintor se refiere fundamentalmente a los libros a partir de determinada época. Se ha perdido la objetividad literaria que tuvieron los clásicos, según creo. De modo que ahora el lector necesita empatizar de una manera muy concreta con la persona que ha escrito un libro. Yo ni siquiera soy capaz de considerarme un "autor"; sino alguien que, en un momento determinado, escribe algo. No obstante, si consigo que haya alguien, ahí afuera, que haya sentido alguna clase de empatía por lo que se cuenta en mi libro voy a sentirme satisfecho. Gracias. *Agradecimientos a la editorial