Reconozco que fui de los primeros en pensar que, después de los acontecimientos del final de la cuarta temporada, no había más camino para
Dexter, que no fuera otro que ir cerrando el chiringuito para siempre. Fueron tan impactantes y radicales los incidentes acaecidos en aquella finale que parecía difícil pensar que
Dexter pudiera continuar con sus habituales quehaceres asesinos como si tal cosa, sin tener la sensación de que la serie estuviera dando unos cuantos pasos hacia atrás argumentalmente hablando. De este modo, la quinta temporada se convertía ya desde su primer episodio en todo un match ball, que unido a unas expectativas demasiado excesivas (por otro lado insalvables), parecía no tener otra resolución, que no fuera el batacazo seguro, o la gloria seriéfila de por vida. Pues al final, ni tanto ni tan poco. Como si del propio personaje se tratara, Dexter ha sabido sortear de maravilla las trampas autoimpuestas por sí misma, dedicándose a lo que mejor sabe (el corazón de sus personajes), y demostrando tener una gran capacidad para reinventarse, sin salir nunca de esa magnífica estructura (que no fórmula) de siempre en la que tan a gusto se ha solido encontrar en casi todo su periplo. Pero saquemos el microscopio con que analizamos las cosas, y veámoslo desde una perspectiva un poco más cercana…
"Quinn, el cazador cazado"
Después de un necesario, convincente, y por otro lado maravilloso primer episodio de temporada, donde se finiquitaban con maestría lo terribles hechos acaecidos en la última finale, la serie se reseteaba casi por completo, poniéndose de nuevo a merced de los acontecimientos que tocaran acometer en esta nueva temporada. Ese empezar de cero después de haber llegado poco antes hasta el infinito, descolocó a más de uno (a mí el primero), y nos hizo pensar que la serie se iba a dedicar a jugar sobre seguro sin exponerse demasiado a cambios importantes en su columna argumental. Puede que en parte haya sido así, no lo discuto ni pretendo echar más leña al fuego, pero tampoco nadie me podrá negar que Dexter ha sabido sacarse de la chistera más de una situación genial, o al menos las suficientes como para dejar una muy buena temporada en la retina, digna de estar a la altura de cualquiera de las anteriores, con excepción (por supuesto) de su predecesora que, por arriesgada y fascinante, acabó siendo inigualable.
"La bella y la bestia"
Pero vayamos a los detalles, con sus ineludibles
spoilers. Si en su anterior temporada el villano de turno (Trinity) se convirtió en la mejor baza de la serie, en esta ocasión su personaje estrella ha sido una joven víctima que se convierte en el alma gemela de nuestro protagonista, y en ese espejo donde poder mirarse sin sentirse un ser tan monstruoso como de costumbre. Lumen es ese gran personaje de esta temporada que tira de la trama hacia delante, y no, “el” nuevo (tic,tic,tic), o “los” nuevos malvados de turno (el mejor, el interpretado por Peter Weller) que sólo son una buena escusa para seguir contando lo que hay dentro de la oscuridad del alma de un ser humano, que vive atrapado a merced de sus propios instintos asesinos. Lo demás es sólo el juego del gato y el ratón de siempre, y ya pueda estar ese juego mejor o peor contado no creo que tenga más importancia que la que cada uno pueda o quiera darle en cada momento. Por otro lado también es verdad que no se puede seguir explotando una y otra vez el recurso del escapismo continuo de Dexter sin erosionar con ello al personaje con tanto trajín. Tarde o temprano (espero que esto último) tendrán que darle el empujón definitivo a la serie si no quieren caer en una especie de repetición continua de situaciones límite sin emoción ni interés alguna.
"El terror de esta temporada, estuvo más en las
heridas de Lumen, que en el villano de turno"
Por último no me quiero despedir sin comentar la tan controvertida última escena, donde un plástico muy convenientemente bien situado, impedía que Debra averiguase la verdadera naturaleza de su hermano. Personalmente creo que hubiese dado mucho juego de cara a la próxima temporada que se hubiese producido dicha revelación, pero también entiendo y asumo que para la cadena todavía no era el momento adecuado. Sea como fuese, la escena en sí me pareció de una calidad tan alta, tanto interpretativa como de composición, y de una coherencia tan inquebrantable que no pude hacer otra cosa en su momento que levantarme y aplaudirla con entusiasmo. Si queréis, podemos meternos con el descafeinado tándem que forman Batista y LaGerta, que apenas aportan poco o nada a la trama principal, con la relación de Dexter con su familia que aparece y desaparece a conveniencia de sus creadores, o con algún que otro giro inesperado metido con calzador, como por ejemplo ese extraño accidente de coche de nuestro protagonista en el último tramo de la finale. Todo ello es válido, pero también lo es que Dexter ha vuelto a demostrar estar muy por encima de todas esas circunstancias, al estar en plena forma en lo que se refiere a la conexión emocional con el telespectador, manteniendo la tensión y las expectativas tan altas como siempre. Sin duda un poco menos Dexter que la temporada pasada, pero a fin de cuentas el mismo Dexter de siempre. Si la cadena está dispuesta a alargar la serie, por lo menos que sea así de bien.