Uno de los picos mas emblematicos de Suiza es el gran Cervino (4478m), Una montaña pirámidal que hace frontera entre Suiza e Italia y aparece fotografiada en las tabletas de chocolate y claro, estando aquí imposible no ir a visitarla. Aunque los suizos no le llaman Cervino sino Matterhorn.La subida al Matterhorn está complicada, para subir hay que ir a Zermatt, pero este es un pueblo libre de humos, no se puede acceder en coche, sólo en tren.Así que nos dirigimos a Tash, allí en la estación de tren hay unos mega-parkings donde dejar el coche para poder subir a Zermatt.Zermatt es el típico pueblo de montaña pero de lujo, no hay coches sólo unos mini buses eléctricos que sirven para llevar a los huéspedes y sus maletas a sus respectivos hoteles, incluso algún coche de caballos también vi. Las tiendas os las podéis imaginar casi todos con géneros de montañas y es que allí también hay infinidad de pistas de esquí y rutas de trekking.Para ver de cerca el Cervino subimos a Gornergrat (3312m) pero como siempre en Suiza te dan la opción de ir caminando, nosotros ya haríamos rutillas una vez arriba.El camino del tren cremallera es impresionante con nieve, cascadas y siempre con el Cervino de fondo. Os aseguro que impresiona verlo cada vez mas cerca.Y una vez arriba el paisaje es brutal, rodeados de tres miles y cuatro miles mires por donde mires.
Los niños aprovecharon para jugar con la nieve, lo que no habían hecho en diciembre porque es nuestro mes mas fuerte de faena e incluso trabajamos los domingos, lo podían hacer ahora en pleno mes de agosto, una locura.
Las lenguas de los glaciares también nos impresionaron mucho verlos tan cerca.
Te pasarías el rato haciendo fotos aunque luego al verlas te das cuenta que no hay ninguna buena, una foto no puede mostrar todo lo que a ti te alcanza la vista, es el conjunto de todo lo que impresiona y la foto solo muestra una parte, pero bueno como recuerdo no están mal...
Una vez inspeccionada toda la cima del Gornergrat iniciamos la bajada, para variar acabamos corriendo y es que los críos empiezan y nosotros lesionados y todo no podíamos evitar seguirlos, durante el descenso había una pequeña cima que tenía pinta de tener vistas increíbles así que echamos el freno de mano y nos desviamos para subirla. Y que bien hicimos, al llegar arriba nos quedamos parados, es la foto panorámica de abajo aunque no se aprecia bien, toda la cima era de piedra y llena de esos típicos montones de piedras que se utilizan para marcar los caminos pero a cual mas alto, algunos incluso medían mas que yo, era una pasada toda la cima llena y si eso impresionaba las vistas ya ni os cuento, otra vez sin poder parar de hacer fotos.
Pero había que seguir y fuimos hacia el lago Riffelsee habíamos decidido parar allí a comer.
Y así lo hicimos, el desayuno y la cena lo teníamos ya seguro en el lugar donde nos alojábamos, pero la comida como no sabíamos muy bien donde nos iba a pillar y que con niños tan poco se puede arriesgar, hacíamos bocatas. Cada mañana comprábamos el pan y con el embutido que habíamos traído de casa nos los preparábamos donde nos venía de gusta, hoy sería a orilla del lago Riffelsee viendo como el gran Cervino se reflejaba en sus aguas, un lujazo.
Después de comer, aún andamos un rato mas pero esta vez se nos hizo tarde y no pudimos llegar andando hasta abajo, cogimos el cremallera en una de sus múltiples paradas y bajamos hacia Zermatt.
Y es que en Suiza no es como España, aquí a las 6pm te cierran casi todo y no te puedes descuidar con los horarios o pierdes los trenes.
Nos pasamos el viaje de vuelta viendo las fotos, a los cuatro nos había encantado.