Revista Espiritualidad
El número 4 siempre me ha gustado. Es elevar un mismo número a su propio cuadrado. Es la doble dualidad. Son las esquinas de un rectángulo con sus cuatro ángulos de 90º. De siempre mis favoritos son los números que acaban en 4, con especial incidencia el 14 y además, le sumo, el 21. Para quedarme por enroque con el 24. Hoy ni lo uno, ni lo otro (2) y 4+2=(6). Día 26 de marzo, Varlania cumple sus 4 años.
Cuatro puntos cardinales. Cuatro elementos. Cuatro esquinitas tiene mi cama. Cuatro angelitos que me acompañan. Cuatro miradas que se entrecruzan. Cuatro diabluras que se sonríen en cada lado. Cuatro jinetes por el Apocalípsis cabalgan. Cuatro patas de un caballo, correr libre por el campo. Imagen que nos libera de nuestro cuerpo cuando ella se acerca en múltiples y variadas culturas y batallas. Cuatro son los años por los que la sabia circula, a lomos de su propio toque de arpa. Luminosas estrellas salen cada noche detrás de las cuatro de la madrugada. Cuatro heladas. Cuatro lluvias. Cuatro grises nubes y cuatro floridas albas. Cuatro son las cuerdas del bajo eléctrico y llevan el ritmo a golpe de curva en sus caderas anchas.
Tonos violáceos que discurren, en mitad de una campiña de verdes redes que nos atan como la clorofila a los sustratos, como la hierba fresca al rocío de la mañana. Agua a voces circula, la cultura silenciosa avanza y se vierte sin darse cuenta por la comisura hasta que te llega y se te pega sin hacer nada. Oquedades que la garganta no alcanza. Sólo la vista es redonda, sólo el ojo se duplica para a veces no ver nada. Uno no se encuentra solo, mientras alguien le escuche con la mirada. No somos nadie. No queremos nada. Simplemente salimos a la calle y empezamos a caminar sin abrir palabra.
Las palabras son vacías, o quizás más llenas... de lo que nadie en un susurro, le sugirió a la primavera. Debería haber escrito un discurso. Debería haberme encogido por las sonrisas y quedarme colgado por las pinzas con las que se tiende la emoción sin tacha. Pero en vez de eso he preferido dejar que salga un torrente, un torbellino de expresiones que pergeñen en su unión global un "gracias", una esencia y un mañana quién sabe qué vendrá...
Pero hoy, he enviado unos cuantos marcapáginas en esa Mátrix tan surrealista que significa viajar a través de un tiempo amarillo. A través del espacio. Con la aventura por billete y un cartapacio por vehículo, si pusiste un comentario en "Sorteo 5 marcapáginas para celebrar el IV Aniversario de Varlania" qué sepas que te ha tocado. Descontando a las personas que viven al otro lado del charco, a las que por imperativo no puedo enviar más que un trozo de mi corazón en cada abrazo y que sabéis que os agradezco y os añoro cada letra y cada muestra de cariño en el regazo. Quedasteis 5 comentaristas a los que tuve a bien y entre vosotros realizar un sorteo y ¡milagro! a todos os ha tocado. A mayores 3 (como el mes de marzo) personas recibirán este regalo. Javier Sanz es una (como bien sabéis) y las otras dos, si lo desean... en su mano está desvelarlo...
Y para los que aún no sepáis si continuo o no, sólo puedo responder con el siguiente vídeo:
4, tres, 2, uno... y cuatrorín, cuatrorado, este aniversario se ha acabado.
Chema García