La revisión antes de abordar de nuevo fue exhaustiva, tanto la de equipaje de mano y la corporal, en una especie de vestidor habilitado para ello.
Luego de un poco más de 6 horas de viaje arribé a Ataturk Airport, donde hice la escala de dos horas y media antes de partir nuevamente. Me dediqué mayormente a vitrinear el Duty Free y el Old Bazar con todos los productos que venden en la ciudad y a precios no tan turista, aunque el módulo Kipling con el que había festinado en el viaje de ida ya estaba cerrado (afortunadamente alcancé a aprovechar el remate).
Esperé paciente el proceso de abordo y llegó la hora de partir...exactas tres horas y media ya estaba en Madrid.
Una vez allí me sentí como en casa, tomé el taxi desde el aeropuerto por 35 euros, el que me dejó justo a una cuadra del Hotel Carlos V, de la cadena Best Western, (www.bestwesternhotelcarlosv.com/), donde ya me había quedado en 2009 y que repetí por el excelente servicio y ubicación, a pesar de salir un poco de mi presupuesto diario (73.10 euros, sin desayuno) .
Nada más dejé mi equipaje salí de inmediato a tomar el metro a la Estación de trenes de Atocha (9.3 euro x 10 viajes), para comprar mis tickets a mis próximos destinos Granada y Sevilla.
Da lo mismo que haya estado en la estación en otras ocasiones, pero no puedo evitar maravillarme con lo lindo de su jardín tropical, debe ser uno de mis sitios favoritos en la ciudad, donde he pasado, volví a pasar y espero volver a hacerlo, mucho tiempo sentada sólo viendo el tiempo pasar, bajo el verde de los cientos de variedades que hay a mi alrededor y recibiendo la fina lluvia que lanzan desde el techo para mantener la atmósfera.
http://www.cosasdemadrid.es/estacion-de-atocha/
Regresé al centro a comprar los imperdibles españoles, esa selección de productos que no llegan acá, como la abéñula para las pestañas, el azafrán verdadero y - menos superficial- las novelas de Javier Moro, que lanzaba justo ese mes "El Imperio eres Tu" (ganadora del premio Planeta 2011), que devoré en mi semana recorriendo la península. (21 euros, en Casa del Libro)
A la hora convenida me pasó a buscar mi amiga María Cecilia, quien luego de sus vacaciones post curso de Inglés en Gran Bretaña, emprendía su regreso a Chile, así que caminamos por la Gran Vía animadas contando nuestra vida en ese mes transcurrido desde que compartimos en Turquía justo un mes antes.
Paseamos por la Plaza Mayor, enorme y muy animada no obstante la atmósfera post lluvia y elegimos caminar hacia La Latina, para una sesión de tapeo, comida occidental y sin picante que ya empezaba a extrañar.
Elegimos la taberna "La Fontanilla", un bar pequeño muy bonito (Time Out lo refiere como "no es el más grande, el más antiguo o el mejor, sino el más pequeño bar Irlandés en Madrid"), mezcla de una bar castellano y pub inglés, donde pedimos cortes de Jamón Serrano y queso Manchego, obviamente acompañado de unas Guiness.
Saliendo de ahí y con un nuevo amigo que conocimos allí - León un alemán que trabajaba en Tánger y perdió la conexión debiendo pasar esa noche en Madrid- partimos a caminar unas calles más abajo donde encontramos una cervecería preciosa, de la cadena "La Sureña" (http://www.lasureña.es/#!/autentico-sur).
La gracia de este lugar es que es muy barato, pero bueno. Nosotros pedimos dos cubos con 5 botellines de cerveza San Miguel o Mahou, por tres euros cada uno, que, aunque pequeñitos salía igualmente muy conveniente, acompañando la velada cosmopolita con unas porciones de lágrimas de Faisán (pollo con salsa de mostaza y miel), rico, rico.
http://www.lasureña.es/#!/nuestra-carta
Luego de conversar largamente de nuestras aventras y desventuras en Marruecos, Grecia e India respectivamente, caminamos hacia El Sol, cada uno a su Hotel, despidiéndonos felices con mi amiga (con quien me reuniría en casa dos semanas más tarde) y celebrando por ser almas viajeras, y por habernos reunido sanas y salvas, a pesar de los paros en Grecia y de mi travesía Indo Nepalesa, sorteadas con éxito :)