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Hoy Gerardo fue nuestro guía de nuevo. Nos llevó a Cholula, a la iglesia de la Virgen de los Remedios. No sé si la virgen será milagrosa, pero después de subir tantos escalones algo bueno te debería pasar, por piedad aunque sea. Foto aquí, foto allá, y nos fuimos a Puebla.
El almuerzo fue bastante normal para estar en México, donde uno en verdad lo que quiere es comer riquísimo, entonces cuando te sirven algo bueno pero no exquisito, te parece malo.
Caminamos por Puebla, es bonito y sobre todo está muy bien cuidado, nuevamente vamos de iglesia en iglesia. Lo más bello es poder caminar, los caraqueños no vivimos en una ciudad para caminar, para quedarse viendo una vidriera, para disfrutar el olor a pan que sale de una pastelería. Solo sabemos el olor del Sambil, Lider, San Ignacio y lo más cercano a estar de pie un rato es hacer una cola para algo.
Las aceras de Puebla tienen unas canaletas de aluminio en el centro que sirven de guía para los ciegos que introducen allí el extremo de sus bastones y saben que están en un sitio seguro; además, en cada esquina está una placa con el nombre de la calle en método braille. Es lindo saber que no hay que ir al primer mundo para ver buenas ideas a favor de quienes lo necesitan.
Finalmente, vimos cómo hacen cerámica de Puebla, nos dan toda la explicación de las horas de cocción, pintado, vuelta a cocer, etc. todo eso que luego uno realmente no recuerda del todo, solo cuando lo vuelve a ver en un programa de TV. Me recuerda a Cartagena, ese aire viejo y nuevo a la vez, esa ciudad que alguien le interesó hacer ver, creo que podríamos hacer eso en Coro, inmediatamente después tengo la certeza de que no pasará.
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