Me gustaría empezar diciendo que el alojamiento en el que me he quedado, Posada Fidel, ha sido todo un acierto. El trato del dueño ha sido exquisito y le estoy agradecido por toda la amabilidad que me ha dispensado.
Me levanto cansado porque ayer la etapa me castigo bastante. Así que el desayuno de hoy tiene que ser para sumar calorías y azúcar que seguro me harán falta. Como ya dije ayer, el desayuno, está incluido en el precio y he de destacar que terminas mucho más que satisfecho. Lo mejor el zumo de naranja natural y las tostadas. Después tienes embutido y queso, además de algún bizcocho y galleta a mayores, pero el zumo natural recién exprimido según te levantas.... Qué bueno!!!!.
Noto que las piernas no están como debieran y los músculos me dicen que hoy tendría que ser una jornada de descanso. Tras la discusión de mis piernas con el resto de órganos decidimos entre todos que lo mejor será hacer lo planteado y tratar de llegar a Espinosa de los Monteros. El destino para hoy es Vega de Pas y por el camino hay que atravesar el Puerto del Collado de Carmona, el puerto de la Palombera y el de la Magdalena.
Empecemos por la primera parte. Salgo de la Posada Fidel en dirección al Valle de Cabuérniga, del que me distancian 15 kilómetros y unos 450 metros de desnivel. La mañana tiene una temperatura muy agradable para andar en bici o hacer deporte porque el calor no es elevado. Son las 8:30 de la mañana y después de escuchar la predicción del tiempo que me dieron ayer prefiero empezar pronto.
La subida hacia la collada de Carmona no tiene ningún misterio. Simplemente que desde el primer momento, desde la recepción del hotel, con mi primera pedalada, la etapa comienza subiendo y las piernas no me responden como quisiera. Carmona es un pueblo que me ha llamado la atención y parece tener mucho encanto.
Del resto simplemente destacar que tras la foto de rigor, en la collada, comienza la bajada, ¡y qué bajada!, con alforjas creo que no había ido así de rápido en la vida. Lógicamente llegar al Valle de Cabuérniga se hace en minutos y aprovecho para tomarme el primer café de la mañana.
Después del café comienzo con esas sensaciones que ofrecen los retos que sabes pueden ser costosos. Me suelo poner nervioso cuando soy consciente de que lo que tengo que superar será difícil. El reto es subir el puerto de la Palombera y los nervios no serían iguales si mis piernas no me estuvieran diciendo desde que hemos salido, que a lo mejor no ha sido buena idea plantear la ruta con tan poco tiempo.
Desde que he salido a la carretera que remonta el Valle de Cabuérniga con dirección al puerto de la Palombera ha habido dos momentos geniales. El primero un café en terraza en el pueblo de La Fresneda acompañado únicamente de música. Este pueblo es donde se supone que empieza el puerto de verdad. El segundo ha sido la visita al centro de interpretación del parque natural del Saja-Besaya. Cobran un euro por entrar. No es que sea una visita imprescindible, pero está bien ayudar a mantener este tipo de iniciativas y te ayuda a ver todo el patrimonio natural y etnográfico que tienen.
Ah! me faltaría un tercero: conseguir coronar el puerto. Se me ha hecho eterno. Si venís en temporada de calor asegurad el suministro de agua y de crema solar. Me ha gustado más todo lo que iba viendo y me acompañaba que lo que me encontré en el puerto de Piedrasluengas. Tres kilómetros antes de llegar al cartel del puerto hay una fuente donde podréis volver a aprovisionaros. No hay venta Pepín, pero sí agua y sombra en más puntos. Otra cosa que tiene es que no subiréis solos porque otros ciclistas aprovechan este puerto para entrenar o disfrutar de la bici.
La bajada no es muy atractiva, pero es cómoda. La pega es que el calor comienza a ser insoportable. Paro en todas las fuentes que me voy encontrando a beber o rellenar los bidones que llevo.
En Fontibre no paro a ver el nacimiento del Ebro porque como ha sucedido en otros puntos de visita, aquí ya había estado. Es un punto emblemático en esta ruta y si no se conoce considero que sería una parada obligatoria. No en vano es el nacimiento de uno de los ríos más importantes de España.
En Reinosa paro poco, simplemente para callejear un poco. Sigo la CA-171 hacia Corconte. Desde Reinosa me separan 21 kilómetros y voy siguiendo una de las orillas del embalse del Ebro. Esta parte de la ruta no me gusta mucho por varios motivos: el viento, el calor y que el paisaje no es lo que esperaba. Lo del viento llega a sacarme de mis casillas y llego a proferir todo tipo de insultos contra él.
El balneario de Corconte me llama la atención porque el edificio me ha parecido muy imponente. Del interior no puedo decir nada porque no he entrado.
Cuando llego al cruce de la carretera nacional N-632 empiezo a pensarme que ruta seguir: Puerto del Escudo, bajar por el valle de Luena y desde allí seguir la CA-632 hasta Vega de Pas o seguir por el puerto de la Magdalena hacia San Pedro del Romeral y de ahí seguir hasta mi destino. La más larga y la que me he planteado era la del Puerto de la Magdalena, pero como voy un poco cansado me lo replanteo. Por el Escudo son 7 kilómetros menos y supuestamente no tengo ningún puerto por medio, salvo los metros que me separan del Escudo.
Después de darlo muchas vueltas decido ir por la Magdalena. La decisión ha sido la más acertada porque me ha encantado. Se me ha olvidado el cansancio, que soplaba el viento de cara y otra serie de reflexiones. Iba extasiado haciendo fotos y disfrutando de unas vistas fantásticas. La carretera es como un balcón colgado sobre el valle de Luena y es una de las partes que he recorrido que más me ha gustado de todo este recorrido por Cantabria.
Llegar a San Pedro del Romeral no requiere ningún esfuerzo porque es, después del balcón que he comentado, todo bajar. Desde el cruce que enlaza con la CA-632 restan 4 kilómetros hasta mi destino, ¡Qué ganas!. Llego con el "depósito en la reserva". Simplemente me acerco al hotel, digo que he llegado y me marcho, sin más, a comer un bocadillo al restaurante-bar donde cené el otro día.
La tarde me la tomo con mucha tranquilidad. Escribir un poco, descansar y relajar las piernas.
En Vega de Pas hay una gran oferta natural, turística o gastronómica que poder disfrutar. El pueblo tiene fama por sus "sobaos" y podéis visitar, a parte del entramado urbano y su famosa plaza, el Museo de las Villas Pasiegas que merece mucho la pena.
La cena prefiero hacerla en otro de los restaurantes de la localidad, la Terraza. He cenado bien, buena relación calidad-precio.
No hago muchas más cosas. El final de la jornada la planteo con toda la tranquilidad del mundo. Espero que mañana las piernas me respondan ante esa última barrera que me queda el puerto de Estacas de Trueba.