Salimos puntuales, por delante nos esperan unas 5 horas de viaje, así que, compramos bebidas, preparamos música, cámara de fotos y empezamos la ruta.
Conforme vamos haciendo kilómetros vemos que en los lados de la carretera hay camiones de militares, Bauart nos dice que no nos preocupemos es algo normal en esta zona porque la frontera con Paquistán se encuentra a unos 50 kilómetros.
Decidimos hacer una parada en Phalodi, un pueblo nada turístico y así mezclarnos un rato entre sus gentes, calles, mercados…Esta situación me resulta muy graciosa porque en cuanto bajas del coche empiezan a mirarte con mucha curiosidad, pero, al no estar acostumbrados a los turistas no se agolpan con el fin de venderte souvenirs.Callejeamos teniendo que esquivar vacas, personas, motos incluso algún que otro camello.
Entramos en un pequeño templo que hay en el pueblo y salimos de allí encantados, es pequeño pero con mucho encanto. Sus paredes están llenas de cristales y color.
Desde la terraza del templo podemos ver las casas del pueblo.
Aquí he vivido uno de las anécdotas, hasta ahora, más entrañables; un niño ha entrado con nosotros al templo y no dejaba de mirarme las gafas de sol, en cuanto ha tenido ocasión me las ha pedido y ha ido un rato con ellas puestas riéndose. Os puede parecer una tontería, pero, aquí casi nadie lleva gafas y no es porque todos tengan la vista perfecta sino que es un símbolo más de diferencias de clases!
Seguimos el viaje hasta Jaisalmer y cada vez vemos más militares, en la entrada a la ciudad hay una base militar. Bauart nos explica que es una profesión muy valorada en India, pero, sólo puedes acceder a ella según la casta a la que perteneces.
Para nuestra estancia en Jaisalmer hemos escogido el hotel Fort Rajwada, por fuera parece una fortaleza.
Las instalaciones de este hotel son impresionantes y el personal se muestra muy atento y servicial.
Esta tarde tenemos contratada una excursión por el desierto del Thar y hasta ese momento nos tomamos tiempo libre para comer y disfrutar de un baño en la piscina.
Puntuales salimos con Bauart para disfrutar de una tarde en el desierto. Nada más salir de la ciudad el paisaje es muy árido, la arena del desierto invade parte de la carretera, unos 40 kilómetros nos separan de Paquistán así que hay muchísima vigilancia.Mi última experiencia con camellos fue en Dubai y no guardo muy buen recuerdo, todavía me río al recordarlo!!
Nos subimos al camello y vamos adentrándonos en el desierto, durante más de media hora disfrutamos de la experiencia hasta llegar a las dunas más altas donde pararemos para ver la puesta de sol.
Nada más bajarnos se acercan mujeres y niños a bailar y cantar, no me lo puedo creer si yo quiero disfrutar de un momento de tranquilidad! La solución en este caso es sencilla, nada más darles unas rupias se van a la caza de otros turistas… Es algo normal, son técnicas de supervivencia!!
La puesta de sol es muy bonita, una experiencia de las que quedan grabadas en la retina durante mucho tiempo!
Cuando empieza a anochecer volvemos a la base donde se está nuestro coche, pero, sin saber muy bien porque mi guía-camello decide hacer correr al camello por las dunas! Mi cara debía ser un poema porque el señor enseguida ha hecho para al camello, pero, tan fuerte que el camello me ha dado un cabezazo en la rodilla!! El moratón en mi rodilla lleva más de dos días acompañándome en esta aventura india…. Si ya digo yo que lo mío no son los camellos!!!
Volvemos a Jaisalmer para cenar, queremos cenar en el Restaurante Saffron. Al bajarnos del coche, es de noche y la única luz que hay en las calles es la que dan los puestos callejeros y los restaurantes; esto es un caos!
El restaurante está muy bien, las vistas del fuerte desde aquí son muy bonitas, pero, volveremos para verlas de día. Hay mucha variedad en Saffron, se puede elegir entre comida occidental, india y china. Cenamos compartiendo aventuras con Bauart, en un principio él es reticente a aceptar nuestras invitaciones, pero, cada día está más suelto y nos lo pasamos genial con él intercambiando experiencias. Toda la comida está buenísima y por unas 700 rupias (menos de 10 euros) cenamos sin poder acabarnos toda la comida que ponen en la mesa.
Nos volvemos al hotel que hoy juega nuestra selección contra Croacia y queremos verlo! Preparamos la bandera que hemos traído de casa y unas cervecitas y ya estamos preparados para disfrutar de la victoria de España!!Cuando me pongo a dormir, no puedo dejar de pensar en todas las situaciones impactantes que he vivido durante el día, pero, al final me vence el cansancio… Increíble India!!!
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