Hola, buenas tardes amigos de mis ilusiones. No encontraba el momento de poder contaros cómo me fue la jornada de firmas de “La nota que faltaba”. Bueno, ¿qué digo “jornada”?, en realidad lo que estaba estipulado era una hora y media (de 19,30 a 21,00 hrs), como podréis ver en la foto que os traigo. Pero entre que estaba impaciente (me acerqué por la Feria unos veinte minutos antes) por ver si todo iba a transcurrir como me había imaginado en mis pensamientos y mis planes de actuación metido en la caseta y que me encontré muy a gusto en el tiempo que estuve promocionando nuestro trabajo, al final fueron dos horas cortísimas.
Me encontré como pez en el agua en una actividad que para mí era totalmente desconocida. Se trataba de hablar con la gente que paseaba por la calle, abarrotada de personas, que discurría entre la línea de casetas ordenadamente colocadas a ambos lados de la misma. No era fácil que se acercasen a menos de dos metros de la caseta en la que me encontraba; el reto era el atraer a los que lo hacían más allá de esa distancia. ¿Sabéis? Es curioso cómo la gente pasea por el solar de la Feria a una “distancia prudencial” de las “garras” de los libreros y editores, como temiendo ser engullidos por ellos y "obligados" a consumir sus productos. Era realmente gracioso ver sus miradas de soslayo en dirección a las casetas y a los que, pocos, estaban ojeando lo que se exponía en ellas. Nosotros compartíamos espacio con otras dos editoriales y recuerdo que uno de sus editores decía a todo aquél que se ponía a tiro: “acercaos, que no nos comemos a nadie…toma coge esto”…”esto” era un marcapágina o una hojilla explicativa anunciando lo que se vendía en aquel luga. Cuando lo cogían…ya estaban “apresados”; alguno con una sonrisa lograba zafarse y se llevaba el obsequio que, cierto, lo era… Aquellos marcapáginas se me antojaban como el mejor de los cebos. Los primeros minutos me encontraba ciertamente nervioso porque no sabía ni cómo ponerme frente al público. Me imagino la cara de pardillo que debía de tener yo a los ojos de aquellos que me mirasen desde esa distancia de más allá de los dos metros “de seguridad”. ¿Qué opináis vosotros?
Pues como digo, me fijé como lo hacía mi compañero de caseta y rápidamente me hice con un fajo de marcapáginas de nuestro álbum. Realmente quedaron muy chulas y no me extraña que fuese un magnífico “cebo” como el utilizado para la más grande de las lubinas. ¿Verdad que quedó muy bien?
Pues ha sido gracias al trabajo profesional de “mi” editorial Kolima (http://www.editorialkolima.com/) donde, aprovecho la oportunidad que me doy a mí mismo para deciros que ahí, en su web, podéis adquirir el álbum y que, según me dijo la editorial, sin gastos y envío “puerta a puerta”. Yo, por mi parte, a quien lo compre le haré llegar mi dedicatoria escaneada…sólo me tenéis que mandar: una foto en la que se os vea con el libro, a quién queréis que se lo dedique y vuestro e-mail o whatsapp o lo que consideréis sea el mejor medio para el envío. También os digo que, tan pronto el distribuidor nos vaya informando en qué librerías del país o del extranjero lo podéis encontrar, os iré avisando. Bueno, que os estaba contando todo lo que viví la tarde del día 4 de junio, que ya quedará grabado en mi memoria como uno de los días señalados de mi vida. Hablábamos del “cebo”…¡qué mal queda llamarlo así! Pues sí, gracias almarcapágina(ahora mejor) me permitió interactuar con la gente y os aseguro que fue una gozada: les asesoraba sobre lo apropiado del álbum para ser regalado al hijo de un amigo, a su nieta, a sus niños, a sus sobrinos, como consecuencia de una Comunión, un cumpleaños, etc. Y mientras lo admiraban, a lo que inmediatamente les invitaba una vez que había conseguido que se acercasen a mí, les contaba el cuento y los valores que transmitía: la amistad, la labor de equipo, aspectos básicos de la enseñanza musical…Esa combinación, de ver las magníficas ilustraciones que tiene el cuento con el oír al autor contarlo, fue definitiva en la mayoría de los casos. Por favor, ¿me puedes firmar uno? ¿Para quién es?—les preguntaba yo. ¿Cómo se llama? — añadía. En cuanto me lo decían empezaba a escribir y a disfrutar del momento que estaba viviendo.Éste fin era el que siempre he buscado en mi escritura: hacer felices a los demás por medio de mis historias…y viendo la cara de los que aceptaron mí recomendación había, en ese momento, cumplido mi sueño.¿Vender muchos libros? Sí, ese es mi objetivo, aunque no tanto por el aspecto económico (pocos escritores se hacen ricos…J ) sino por ser capaz de llegar a todos vosotros, mis seguidores, para que podáis leer completamente todo lo que escribo: aquí, en nuestro blog, ya sabéis que, para evitar que me los plagien, no los podéis leer enteros. Pues como os iba diciendo, así pasé las dos horas, que me parecieron cinco minutos, firmando lo que a la editorial le parecieron muchos volúmenes. En palabras de Rocío, su representante en la caseta (un gran abrazo para ella desde aquí, con mi agradecimiento por los momentos que pasamos juntos en tan reducido espacio…¡Rocío, el año que viene una caseta reservada exclusivamente para Kolima!), fue un gran éxito de firma. Y yo estaba exultante. Y no encontraba el momento de contároslo. Ya lo he hecho y me encuentro ahora fenomenal por compartir mis ilusiones con vosotros.Buenas noches, queridos todos.José Ramón. Por cierto, os informo que he abierto una nueva página de facebook en la que encontraréis los enlaces a las entradas que vaya publicando aquí. El enlace es: https://www.facebook.com/Jos%C3%A9-Ram%C3%B3n-de-Cea-Cuentos-Dreams-100964966996682/(Ilustraciones de Tania Rico Fernández —reservados los derechos de autor— http://www.tristania.es/ http://artenuntris.blogspot.com.es/https://www.facebook.com/tristaniarico )