El Sábado fui una de las más de siete mil personas que hicieron fila en los aledaños del Congreso de los Diputados para asistir a la jornadas abiertas de la cámara baja.
Hacía frío en Madrid, puedo decir que la niebla de primera hora de la mañana era más espesa que en mi lugar de origen, pero éramos muchos los que esperamos a entrar por las puertas de los leones, como habíamos visto en televisión cada año. Éramos muchos de fuera de Madrid, incluso de fuera de España, pero todos nos sentíamos atraídos por el homenaje a la Constitución que se hace cada año.
Dos horas de pie no quitaron el ánimo a nadie y entramos con curiosidad a ver los lugares donde se rige, cada día el devenir de cada uno de nosotros, así es como nos lo hicieron sentir al recibirnos con el saludo “Bienvenidos a la casa de todos”
Pudimos contemplar las diferentes salas de juntas y escritorios, y salimos cada uno con un ejemplar de la Carta Magna en la mano, incluidos los niños. Para quien no se la hubiera leído antes es una gran oportunidad.
Hoy, en su conmemoración invito a leerla. Ese libro que nos atañe a todos, y que muchos hablan de él, quieren destruirlo, cambiarlo…y no lo conocen.