Revista Salud y Bienestar

Día de la fruta.

Por Estebandelashg @estebandelashg

Los datos estadísticos revelan que existe un deterioro paulatino de la calidad de dieta ingerida junto a una insuficiente práctica de actividad física, esto conlleva, a que en las tres últimas décadas se haya producido un aumento del sobrepeso y la obesidad en los países de la Unión Europea.

Nuestro futuro no es nada halagüeño, estos estudios ponen de manifiesto una serie de consecuencias, aumento de las enfermedades crónicas y reducción de la esperanza de vida.

Hablar de obesidad o sobrepeso en la infancia, es hablar de hipertensión y problemas vasculares en años posteriores. La obesidad en la infancia genera multitud de problemas: trastornos locomotores, problemas respiratorios, complicaciones inmunológicas y gástricas, alteraciones de la conducta (autoestima, autoconcepto) que pueden abocar al niño/a al fracaso escolar. Nuestra labor como educadores, junto con la ayuda de las familias, es promover hábitos saludables que repercutan en la calidad de vida de nuestros alumnos/as.

Voy a resumir aquí, algunas pautas que llevo a cabo en mis clases. Tanto en educación física como en educación primaria (compagino mi especialidad con una tutoría de un quinto curso). Empecemos por primaria, al iniciar el curso, una de las primeras actividades que realizamos fue la del desayuno saludable, realizamos un debate con los alumnos/as con la intención de conocer qué entendían ellos por un buen desayuno, apuntando los alimentos que comentaban en la pizarra. Posteriormente se hacía lo mismo con el caso contrario, un mal desayuno. Se originaba una especie de foro, donde se debatían, las cuestiones de por qué un alimento es saludable y por qué otro no lo es. Y entre todos llegábamos a la conclusión de lo que sería un desayuno saludable. Posteriormente colgamos un cartel en clase con la relación de alumnos/as de la clase, con el objetivo, de llevar un control de los alimentos que traen. Todos los días, el responsable, va preguntando a los alumnos/as (uno por uno) qué han traído para desayunar. Si trae un alimento que consideramos no saludable, se le pone una cruz roja. De esta forma, evito que mis alumnos/as traigan a clase alimentos del tipo (bollería industrial, chocolate, chucherías) que consideramos que no son saludables y que debido a la fase de desarrollo en la que se encuentran, no son adecuados para su crecimiento. En la primera reunión con los padres, hago hincapié en este aspecto, para conseguir su máxima colaboración.

En relación a la educación física, como material obligatorio para mis clases, pido al iniciar el curso: una botella de agua y una pieza de fruta. Con ello, pretendo fomentar el consumo de fruta por parte de mis alumnos/as. La dinámica, a llevar a cabo, sería similar a la descrita para primaria, con la salvedad, de que cada curso tiene un cartel en su clase, donde el encargado de cada día, va anotando quién trae o no trae fruta los días de educación física. ¿Cuándo se toman la fruta? Al finalizar la sesión, les dejo un tiempo para comérsela, y os puedo asegurar, que después de hacer ejercicio físico, la devoran. A modo de anécdota comentar, que he tenido padres que me han venido diciendo que a sus hijos no les gusta la fruta, mi respuesta siempre ha sido la misma: ¡Prepárasela, ya verás como al final se la come! Efectívamente, cuando ese niño ve a todos sus compañeros comiendo fruta, él también come fruta. Son pequeñas pautas, que van sumando y poco a poco con el paso del tiempo, van creando hábitos saludables, que es lo que pretendemos.

El world Health Report (2002) mostró en un estudio como unos pocos e importantes factores de riesgo eran responsables de una proporción significativa de todas las muertes y patologías de la mayoría de los países estudiados. Seis de los siete factores estudiados están relacionados con la dieta y la actividad física (tensión arterial, colesterol, índice de masa corporal, ingestión insuficiente de fruta y verdura, inactividad física y consumo excesivo de alcohol)

Para conseguir una prevención eficaz, bastaría, con que la población adaptara sus estilos de vida (dieta, tabaquismo, actividad física) con ello se conseguiría evitar el 80% de los casos de enfermedades coronarias, el 92% de diabetes tipo II y un tercio de los cánceres.

Mi labor como educador es fomentar estos hábitos saludables, contando con la colaboración de las familias, que tienen que darse cuenta de la importancia de la adquisición de buenos hábitos en la infancia y la adolescencia. ¡Por favor! Dieta saludable más actividad física adecuada más descanso igual a bienestar de sus hijos. Yo lo tengo claro, el día que tenga que celebrar el cumpleaños de mi hijo, le prepararé una merienda saludable en casa con todos sus amigos, no iré a celebrarlo al McDonalds.

Fuente consultada: Artículo completo.


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