Hoy es el día de la madre. No me gusta mucho esta celebración, porque pienso que día de la madre o del padre es cualquiera. Pero no puedes evitar caer en la tentación. El jueves en la Pequeteca mi niño me hizo un regalito, lo pinto y decoró el solito, además de poner las huellas de sus deditos. A cualquier madre se le cae la baba con estas cosas.
El viernes por la tarde cuando papá dio por concluída su semana laboral (bien intensa por cierto), se llevó al peque a la Biblioteca a devolver unos libros, elegir otros nuevos y a dar una vuelta cual dos camaradas. Cuando llegaron a casa y abrí la puerta lo primero que mi hijo soltó por esa boquita fue:
-"mamá te hemos traído un regalo, ¿puedo abrirlo contigo?
La cara de su padre era todo un poema como podéis imaginar, pero un poema con una gran sonrisa.
Intentó, en vano, que no siguiera contando más y que se quedara calladito, pero muy lejos de eso, siguió dándome detalles.
Así que al final papá no tuvo más remedio que adelantar el día de la Madre al viernes por la noche. Mi niño al darme los regalos disfrutó tanto como si fueran para él, los abrió conmigo y me dio un enorme abrazo diciéndome Felicidades. Incluso me cantó el Cumpleaños Feliz. Y es que para él todo lo que conlleve regalos, festividades y celebración implia un cumpleaños.
Estos fueron los regalitos de mis chicos.
Después ya acostado, al ir a darle su beso de buenas noches me preguntó: -"¿mamá te ha gustado el regalito?"-"sí cariño, me ha gustado muchísimo"-"lo hemos comprado papá y yo, primero hemos ido a la Biblioteca y luego a comprarte tu regalo"-"ya lo sé cariño, me ha hecho mucha ilusión que me lo déis los dos"-"mamá te quiero mucho"
Que puedo decir. Mis chicos me tienen enamorada.