Personalmente desde hace un tiempo quería degustar productos creados por poetas actuales, dejando ya por suficientemente conocidos las enormes y fantásticas producciones de los artistas de la primera mitad del siglo XX e incluso de los que con imponente altura sostuvieron el verso en la segunda. Ahí me encontraba yo, buscando y evaluando nombres, cuando mi amiga Cecilia en la reunión a la que nuestra afición literaria nos convoca mensualmente trajo un poema de una jovencísima poeta segoviana, Elvira Sastre. Su título era "Quiero hacer contigo lo que la Poesía aún no ha escrito". Lo conocí recitado por Cecilia y nada más escucharlo algo en él me atrajo inmediatamente; pero esta primera impresión se quedó corta al oírlo en la viva voz de la escritora, la cual carga el poema de una verdad y una sensualidad que trasciende lo escrito en el papel.
Elvira Sastre es una segoviana de tan sólo 26 años que en el ámbito poético ya se ha hecho un hueco y que ha publicado cuatro poemarios: «Cuarenta y tres maneras de soltarse el pelo», en diciembre del 2013, con prólogo de Benjamín Prado; en mayo de 2014 ediciones Valparaíso le publica su segundo poemario titulado "Baluarte"; en 2016, con prólogo de Joan Margarit, Visor libros le publica un volumen compuesto por 26 poemas titulado "La soledad de un cuerpo acostumbrado a la herida"; y hace nada, en 2017, también la editorial Vaparaíso le publica otro libro de poemas, "Ya nadie baila". Del que le publicó la editorial Visor en 2016, el año pasado esa misma editorial sacó una edición especial en su colección 'De viva voz' con los 26 poemas recitados por la propia poeta. Es precisamente este poemario, en esta presentación, el que yo he leído y escuchado. Si bien me ha gustado el recitado que esta joven escritora hace de sus propias creaciones, no me ha entusiasmado tanto como el que ella misma hace del poema con que yo la conocí. Quizás los años hacen que Elvira sea ahora más reflexiva, menos espontánea.Siempre que reseño un libro de poemas dudo en cómo hacerlo. No sé si debería presentar los temas fundamentales que toca (el Amor, indubitablemente en el caso de Elvira Sastre); señalar los términos clave sobre los que hace gravitar sus poemas ('hueco': el olvido y la memoria en el amor; 'isla': la soledad; 'espejo' en el sentido de la Alicia de Carroll; el 'abandono'; los 'recuerdos'; el 'ruido'; etc.) que en general todos están en la órbita de la poesía amorosa; empezar a comentar los elementos formales que uno cree avistar en esos poemas (las 'sinestesias' abundantísimas, los lógicos 'oxímoron' en un poemario amoroso; la disposición formal de los versos alineándolos a izquierda o derecha según el asunto que esté tratando; las citas iniciales que muchos de los poemas contienen; los 'paralelismos' que tan bien sirven al ritmo poético; etc., etc.)... Al final siempre vengo a concluir que lo importante, lo interesante, no es tanto explicar la poesía -que siempre será una interpretación muy subjetiva- como sentir la poesía. Y eso es lo que voy a hacer con este poemario de Elvira Sastre. Así cada uno sacará sus propias conclusiones.
En este 21 de marzo, Día Mundial de la Poesía, dejo aquí a modo de ejemplo cuatro poemas de los 26 de este volumen. Creo que quien los lea y escuche se hará con facilidad una idea de por donde camina la poética y los asuntos que esta segoviana maneja en sus textos.
El desierto de mi isla
Soy una isla.
Todos quieren llegar,
traerse un libro,
algo de comida
y un amor.
Imaginan los árboles,
piensan en el mar que no se vacía,
son capaces de tumbarse sobre
mi arena
y dejarse ser por completo
porque es terriblemente sencillo:
en mí no existen los espejos,
cuido con esmero la contracción del paisaje,
acaricio el pasado y los errores ajenos,
marco el camino y no el tesoro
y me mantengo siempre estática,
sin hacer ruido, sin causar peligro,
esperando el golpe con las palmas abiertas.
Es fácil querer llegar.
Querer quedarse es igual de fácil
que ahogarse en una gota
de agua.
Es así: todos quieren llegar
y, sin embargo,
todos quieren irse
en el momento en el que llegan.
Quizá sea por el olor a polvo que me cubre,
por el viento que va dejando partes de mí
en cada trozo de tierra que piso
y me devuelve incompleta a la orilla,
por el cansancio de mis ojos
que siempre están en otra parte
o, quizá, porque nadie quiere vivir
en un lugar deshabitado.
Nadie quiere estar en una isla desierta
cuando se hace de noche. Estrella fugaz
Hay una tristeza inherente a las cosas
que las hace bellas
y no quiero llegar a comprender nunca.
Hoy he tenido un sueño triste
y he despertado en una cama carente de nada,
en unas sábanas blancas y tristes,
y en el balcón mis plantas me miraban tristes.
He salido a la calle y era pronto.
Los domingos por la mañana
Madrid se pone más bonita que nunca:
pasearla así ha sido como ver una estrella fugaz,
y me ha parecido todo tan triste
que me he puesto la canción más triste de mi cabeza
y he deseado la soledad.
Me he acordado
de todo lo que he olvidado
y he maldecido el paso del tiempo por un momento;
después he leído que la mujer de Cortázar
tenía los ojos azules y apenados,
y el mundo me ha parecido algo más sencillo,
pero también más triste.
Los fantasmas también quieren flores,
pero la gente solo tiene miedo.
He visto a una pareja sentarse separada
en el metro
con los ojos a un centímetro de distancia,
a una niña reírse a carcajadas de una verdad,
dos manos besarse en una terraza,
una tierra abandonada a través de una ventana
y a alguien pensar en otra vida,
y me he puesto triste
al verme en todos ellos.
Después,
he vuelto a casa,
a mi refugio blanco y triste,
a mi paz en calma culpable,
al fin de cada comienzo,
y te he mirado tranquila y bella,
en el sofá y en tu universo
de estrella fugaz,
y he dejado toda la tristeza en la puerta.
Ruido
Si te marchas
hazlo con ruido:
rompe las ventanas,
insulta a mis recuerdos,
tira al suelo todos y cada uno
de mis intentos
de alcanzarte,
convierte en grito a los orgasmos,
golpea con rabia el calor
abandonado, la calma fallecida, el amor
que no resiste,
destroza la casa
que no volverá a ser hogar.
Hazlo como quieras,
pero con ruido.
No me dejes a solas con mi silencio. Lo imposible
De todas las formas de pedirte que te quedes,
a saber,
con los ojos abiertos, con un ramo
fresco en la mañana, con una frase a destiempo
que te convenza de que puedes sentarte al borde
de mis heridas sin miedo a hacerme daño;
es decir,
con la rodilla sobre el césped, la súplica en el dedo,
con la noche que se termina si no respondes a
mi urgencia, con esta valentía mía que promete
hacerte reina del castillo solo si te quedas,
solo si te pido que te quedes,
con esta soledad que llena de tu nombre y me dibuja
cien pájaros en la espalda del color de tus ojos hierba,
de todas estas formas, amor mío,
de pedirte que te quedes conmigo
escojo el silencio
que es el único que sabe cómo pedirte
lo imposible.
Elvira Sastre (junio, 1992), segoviana residente en Madrid, es escritora, traductora literaria y filóloga inglesa.Además de los libros de poemas señalados al principio de este post ha publicado junto a Adriana Moragues un volumen autoeditado de ilustropoemasde bajo el título «Tú la Acuarela / Yo la Lírica». Como traductora, ha publicado el poemario «Los hijos de Bob Dylan», del autor norte-americano Gordon E. McNeer, con la editorial Valparaíso Ediciones, y ha traducido al inglés las letras del último disco de Vetusta Morla, «La Deriva».Ha participado, y participa, en innumerables eventos culturales como la Feria del Libro de Bogotá (FILBO), el Festival Eñe, la Feria del Libro de Madrid y de Soria, el Festival de Narradores Orales de Segovia, el Festival Inverso, el Premio de Poesía de Ciudad de Burgos, el Encuentro Internacional de Poesía Ciudad de México y demás jornadas culturales, así como dado conferencias y lecturas en universidades españolas y de Estados Unidos, como North Georgia University, Emory University o Hofstra University. y demás jornadas culturales.Administra un blog, "Relocos y recuerdos" que recibe cientos de visitas al día. Es muy activa en las redes sociales donde cuenta con decenas de miles de seguidores de todo el mundo.En verdad Elvira Sastre es todo un fenómeno en el panorama poético de nuestro país.