Después de hablar de Todos los Santos, del puente de noviembre, de Halloween… no podía dejar de lado una tradición tan antigua y ancestral como el Día de Muertos en México. En este día tan especial, celebrado el 2 de noviembre (aunque los festejos empiezan días antes), se honra a los difuntos de una manera muy diferente a la europea. En el Día de Muertos, las casas se llenan de color y se honra a la muerte de manera positiva, ya que implica que los familiares y amigos fallecidos descansan en paz en el paraíso.
Si el tiempo y el presupuesto os lo permite, no estaría de más visitar Ciudad de México durante estas fechas tan especiales y descubrir personalmente qué implica esta festividad. En realidad, es la excusa perfecta para visitar la capital mexicana y descubrir su encanto… Encontraréis muchos hostales en Mexico DF en los que ofrecen alojamiento de calidad a precios razonables, ¡así que haced vuestra reserva!
¿Qué es?
Como ya os he comentado, esta festividad se celebra desde antes de la colonización española, de modo que no refleja las connotaciones morales de la muerte correspondientes a la religión católica en la que paraíso e infierno sirven para premiar o castigar les hechos transcurridos en vida. Para los antiguos mesoamericanos, la muerte no era más que una transición a una nueva vida, a un paraíso, que dependía de cómo las personas habían muerto.Por ejemplo, las personas que sufrían una muerte natural eran trasladadas a Mictlán, un paraíso oscuro y sin ventanas del que no era posible salir, presidido por Mictlantecuhtli y Mictacacíhuatl, señor y señora de la muerte.
Las personas que habían muerto por causas relacionadas con el agua (ahogados, en una tormenta, por enfermedades como la gota, …) eran destinadas a Tlalocan, el paraíso de Tláloc. Además, a pesar de que en general los muertos eran incinerados, los cuerpos de estas personas eran enterrados, para poder germinar como las semillas.
Por otro lado, el dios de la guerra Huitzilopochtli presidía Omeyocan, el paraíso del sol, al que eran destinadas las almas de aquellas personas que habían muerto durante una lucha, como los soldados muertos en combate, los cautivos sacrificados y las mujeres que morían durante el parto. Habitar
en el Omeyocan era considerado todo un privilegio, ya que implicaba que las almas acompañaban al sol. La vida en Omeyocan era feliz y se celebraba con bailes, festejos y música, y además después de cuatro años las almas volvían a la tierra en forma de bonitas aves con plumas multicolores.No solo los guerreros tenían un paraíso exclusivo, ya que todos los niños y niñas eran destinados a un paraíso especial, Chichihuacuauhco, en el que podían alimentarse de un árbol de cuyas ramas goteaba leche.
Debido al proceso de transición por el que las almas debían pasar, los familiares del difunto realizaban dos ofrendas distintas: un elemento utilizado por el difunto en vida, y otro elemento que pudiera ser útil para el alma durante su viaje hasta el paraíso.
¿Cómo se celebra en la actualidad?
En la actualidad, y siguiendo la tradición, el 1 de noviembre se honra a los niños fallecidos y el 2 de noviembre a los adultos. Para ello, en prácticamente cada casa se crea un altar decorado con un retrato del difunto y ofrendas de velas, mezcal, frutas, cirios, flores, comida, incluso tequila… con la intención de que el alma pueda disfrutar de su aroma, además de una imagen de las Ánimas del Purgatorio. Es común también la combinación de elementos católicos, como imágenes de vírgenes, con todos estos elementos más tradicionales.El Día de Muertos es un día para reflexionar sobre el significado de la vida y sobre la misión que cada uno debe cumplir durante su existencia. Así pues, la muerte es relacionada con pérdida y dolor para aquellos que desconocen el propósito de su vida, de modo que el tiempo en la tierra carece de motivo. Sin embargo, para aquellos que conocen sus objetivos en vida, la muerte es un proceso de transformación, trascendencia y resurrección.
Elementos tradicionales
Hay varios elementos tradicionales presentes en el Día de Muertos, y se relacionan con la festividad desde tiempos inmemoriales.Por un lado, las calaveras del Día de Muertos son rimas humorísticas en las que se habla de la muerte y personajes reales, ya sean personas cercanas o personas públicas, generalmente del mundo de la política. Como símbolos de la muerte, existen las calavera de dulce, que tienen escritas el nombre del difunto, y el pan de muerto, un panecillo generalmente en forma de calavera decorado con trozos de pan en forma de hueso.
Festival de Tradiciones de Vida y Muerte
Este festival celebrará este año su quinta edición del 30 de octubre al 2 de noviembre, cuando el parque Xcaret en la Riviera Maya se convertirá en un mosaico de tradiciones y colores. Así que id reservando vuestro hostal en Cancún o en Playa del Carmen…
Allí podréis asistir a representaciones teatrales indígenas, danza, música, narrativa, visitar altares tradicionales, disfrutar de la gastronomía…El estado invitado este año es Chiapas, así que con la presencia de una casa chiapaneca podréis descubrir de primera mano cómo es el estilo de vida cotidiano de algunas comunidades de ese estado.
En total, se espera la participación de 685 artistas, 33 comunidades indígenas y 35.000 asistentes, así que definitivamente es un evento que no deberíais perderos si os interesa la historia maya, las tradiciones mexicanas y las festividades ancestrales.
Si estáis interesados, encontraréis información más específica en la página oficial del festival: Festival de Tradiciones de Vida y Muerte.
Gracias por las fotografías en Flickr a bmeabroad, Loren Javier, Wha’ppen, Sultancillo y Christian Frausto Bernal.