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A través de mi amiga de Otros 20 Pesos me enteré que mañana, 11 de octubre es el día nacional de salir del closet. Los que me conocen, saben que soy una heterosexual, que defiendo la comunidad gay a capa y espada. Muchos se preguntarán ¿Por qué? La respuesta es porque soy madre, tía, hermana… y jamás toleraría que alguno de mis seres queridos sea juzgado por su preferencia sexual. Soy cristiana, sí, y protestante, pero mis convicciones religiosas me hacen amar a la comunidad gay y abrazarlos en el amor que Jesucristo ha puesto en mi corazón hacia ellos. Estoy totalmente en contra de la prédica en algunas iglesias en las cuales dicen que si eres homosexual no iras al cielo y eres un hijo del diablo y cosas así. Al contrario, Dios nos ama a todos por igual. Muchos de ustedes no escogieron ser homosexuales, no decidieron un día despertar y sencillamente sentirse atraídos a personas de un mismo sexo. A mí nadie me detiene en la calle a señalarme por ser heterosexual, nadie me persigue por besar a mi amado esposo en público… No entiendo y nunca entenderé la persecución hacia nuestros hermanos homosexuales. Recuerdo una ocasión que asisti a una presentación de un libro donde la mayoría de los que se encontraban en la actividad eran de la comunidad LGBTT, y cuando me presentaron ante el público, la presentadora dijo, “Ella es heterosexual” Me sentí súper rara, como cucaracha en baile de gallina, y en ese momento “requeté confirmé” que no debemos juzgar a nuestros hermanos homosexuales, ni hacer alusiones a su preferencia sexual. Sencillamente no es necesario. Mañana es el momento de liberarte. Mañana es el día de acabar con esa angustia que no te deja dormir tranquilo. Mañana es el momento de decir: “Basta Ya” voy a vivir la vida que siempre he querido, y por miedo al rechazo estoy encerrado o encerrada en un closet. Mañana es el momento de ser quien eres sin ataduras.