12 de Agosto de 2013
Increíblemente hoy el sol brilla de nuevo con fuerza, así que aunque hay sueño las ganas de ponerse en marcha para seguir descubriendo estos maravillosos paisajes de Islandia vence.Antes de nada nos hacemos con una buena dosis de cafeína para el cuerpo en el autobús que abastece con pequeñas cosas al camping. Aún es bastante temprano pero está visto que ponernos en marcha y recoger todo nos lleva nuestro tiempo, nos lo tomamos con bastante calma jejjeje, así que aprovecho para ver si hay posibilidad de cargar un poco la batería de la cámara, pues son varios días de camping y hay que aprovechar cualquier ocasión antes de que me quede sin nada para fotografiar estos paisajes. Me acerco al punto de información y me dejan conectarlo allí un ratito, pues solo les queda una hora de electricidad. Parece ser que hay solo unas horas al día para esto, y la mejor hora es a última hora de la tarde, después durante el día la cortan así que ya no es posible.
Nuestro objetivo hoy era la famosa cima azul de Bláhnukur, en este momento aún no sabíamos cual era exactamente, sólo que era un trekking algo más fuerte que el del día interior y que según el mapa nos llevaría unas 3 horas, en el caso de que no encontráramos rutas "alternativas"...Empezamos a buscar las estacas de colores que indicaban la ruta y en seguida vimos nuestro objetivo que nos hizo flaquear en si sería tan buena idea marcarse dicha pateada ¿pero íbamos a volver a estar allí?
Con un par empezamos el ascenso, el camino era muy estrecho y el terreno era de tierra suelta que no agarraba como el día anterior.
Al poco de empezar la subida las vistas cada vez eran mejores y en seguida pudimos ver a lo lejos parte de un glaciar. En una de estas paradas para coger aliento y disfrutar de las vistas, empecé a notar algo que no me había ocurrido nunca, una especie de ansiedad o miedo , no sé que fue...no me encontraba cansada ni veía problema en seguir subiendo pero cada vez que pensaba en la bajada me ponía más nerviosa, por un momento pensé en dar media vuelta pero en el punto que estábamos pensé que sería aún peor. La bajada del día anterior fue bastante complicada pero el terreno era mucho mejor que este y el camino no era tan estrecho...no quería bajar por ahí! sólo me quedaba esperar y ver que había al otro lado cuando llegáramos arriba. No había marcha atrás... Intenté tranquilizarme, tomar algo de azúcar y sólo mirar hacia delante y tirar para arriba.Cuando llegamos al final, no me lo podía creer, las vistas aún eran más espectaculares que el día anterior!!!
Nos había costado, pero vaya que si merecía la pena...uno se siente que la naturaleza en Islandia le absorbe.
Objetivo conseguido!!!
Aquí un momento de euforia antes de lanzarnos colina abajo.Atrás la cima roja de Brennistalda, por la que también nos despeñamos el día anterior.
Ya era medio día, así que antes de marcharnos, y a falta de ducha esta mañana (la cual se paga a precio de oro en este perdido lugar en el interior de Islandia) teníamos las pozas de agua caliente donde relajarnos después del trekking de esta mañana.
Que maravilla!!! Yo empezaba hacerme muy fan de esta actividad tan islandesa. Si el "Blue Lagoon" nos fascinó, estas pozas naturales rodeadas de las montañas de Landmannlaugar eran perfectas, aunque confieso que en algunos momentos nos asustamos porque dependiendo de donde estabas llegaban corrientes que abrasaban y claro el grifo de agua caliente no era controlado más que por la madre naturaleza!!! A ver si salimos hervidos o cocidos...
Y momento de despedirnos de Landmanngauver, contentos por haber decidido ir y conseguir llegar hasta este lugar en la tierras altas de Islandia. Después del éxito en el vadeo de los ríos, decidimos repetir el regreso por la F225 ya que el camino parecía algo más largo por la F208, y el paisaje por este era desértico, sin mucho atractivo (o eso nos decían).
Nuestro Dacia Duster se había portado a la ida, así que no dudamos de que lo hiciera a la vuelta, pero había que ver el tipo de 4x4 que se traen estos islandeses a estos lugares. Uno puede llegar a plantearse si será suficiente su coche cuando ve que las ruedas de su vecino le llegan a uno por el sobaquillo!
Esta noche tampoco teníamos nada reservado, tocaba camping, así que no había prisas. Islandia era lo suficientemente verde como para encontrar algún lugar para acampar cuando el cansancio llegase.
De vuelta a Hella, donde volvimos a coger la Ring Road dirección sur hacia Skógafoss. Fue en esta parte del viaje en la que abrimos nuestra colección de cascadas, cada una distinta y singular, difícil de decidir cual era la mejor.A escasa media hora de Hella, antes de llegar a Skógafoss avistamos desde la carretera la primeras cascadas que nos hicieron desviarnos por la carretera 249, y en menos de 1km llegamos al parking.La primera Seljalandsfoss, quizás una de las cataratas más fotografiadas de Islandia.
No llama la atención por su caudal, ni quizás por su 60 metros de altura, aunque ya es altura...pero el cielo azul, el intenso verde que rodeaba a la cascada, y el enorme arco iris que se formaba en el salto del agua hacia que Seljalandfoss ese día se mostrara de postal.
Su mayor atractivo era que podíamos atravesar la cascada por detrás de ella, eso sí imprescindible unos chubasqueros para no acabar calados! aunque algunos no pudieron resistir la tentación de sentir el chorro caer encima.
Continuamos un poco más hacia delante para ver otra cascada de la que habíamos oído, Gljúfurárfoss.
No está muy lejos aunque nosotros para evitarnos pateadas, que ya ese día habíamos cumplido, nos acercamos con el coche. Se encuentra junto a un pequeño camping y esta a simple vista no se ve, pues esta escondida tras una grieta. Para acceder a ella tuvimos que caminar a través de un riachuelo, por suerte no llevaba mucha agua, y agarrándonos a las paredes de la grieta y saltando de piedra en piedra conseguimos llegar a esta íncreíble cascada que parecía que nos había estado esperando escondida tras esa grieta para ser disfrutada en exclusividad por nosotros.
Estábamos entusiasmados con tanta cascada pero aún nos quedaba una más antes de finalizar el día. Volvimos a tomar la ring road para dirigirnos a Skógafoss,que se encontraba a unos 20 minutos de allí.Cuando llegamos la luz y la temperatura empezaba a caer, y la poca gente que quedaba en el lugar plantaba sus tiendas en un lugar que resultaba idílico al igual que húmedo.Aunque explorar el lugar quedaría ya para el día siguiente, no pude evitar acercarme a la que quizás sería la mejor cascada del día, Skógafoss.Una de la mayores cascadas de Islandia, con 62 m de caída y 25 metros de ancho hace que uno se sienta diminuto ante tal inmensidad. Uno no sabe como amanecerá al día siguiente y quería aprovechar los últimos rayos de luz del día y tirar las últimas fotos del día. La impresionante cascada rodeada de verde rompía sobre un suelo de arena negra, el contrate de colores es fascinante en este país.
Hora de montar tienda y buscar cual sería el lugar más protegido del aire y la humedad que vendría de la cascada, aunque los mejores sitios ya habían sido escogidos. Mientras montábamos, una señorita paso a cobrarnos por acampar así que parecía que ahora solo quedaba llenar el buche con algo calentito después de tanto bocadillo en las últimas casi 42 horas! Nuestro cuerpo lo pedía a gritos, pero el bar que estaba en este lugar ya estaba cerrado, y la pregunta a qué llaman población en Islandia es bastante relativo...Cogimos el coche y en varios kilómetros no había más que verde, ovejas y alguna granja aislada!! así que regresamos al camping y vimos un hotel con restaurante, donde la cena fue escasa y la más cara de todo el viaje. Una sopa ( lo más barato), un plato de carne y agua de grifo por casi unos 50 euros!!!! Vamos que lo de cenar a hora española, mejor otro día no.Seguimos con la variedad de bocadillos!
Esa noche algunos dormimos calentitos no sólo por la sopa...mañana será otro día!
TO BE CONTINUED...