Esta semana se ha celebrado en España el I Día Nacional del Colesterol. Así, porque sí. Pensaréis que los “Día de…” se deciden tras algún consenso o tras sesudos debates sobre su necesidad y están amparados por instituciones que recogen el sentir de una amplia parte de la sociedad. Pues no, el del Colesterol es un día creado por el Instituto Flora, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) y la Fundación Española de Dietistas y Nutricionistas (FEDN). Anoche lo expliqué en el espacio radiofónico La rosa de los vientos, de Onda Cero.
Tener el colesterol alto es un factor de riesgo de tener una enfermedad cardíaca pero NO es una enfermedad. Pero lo primero interesa poco y lo segundo es comercialmente muy interesante. Sobre todo para quienes desean vender alimentos de laboratorio especialmente diseñados para “combatir” el colesterol malo y para los fabricantes de medicamentos ad hoc
Lo del I Día Nacional del Colesterol es una campaña marketing de manual. Se escoge una buena “percha” periodística, un “Día de…” -algo “ineludible” para los medios de comunicación-; se justifica con un informe de carácter “científico” que se presenta a los periodistas en rueda de prensa; se utiliza la figura del “experto”, ese señor preferiblemente médico que nos entienda y nos haga entender la necesidad de la campaña. Sólo falta hacer algo concreto en un espacio destacado, por ejemplo, pruebas para medir los niveles de colesterol a los viandantes de la céntrica plaza de Callao en Madrid.
¿Quién financia todo esto? El que quizá sea el mayor grupo de empresas alimentarias y de productos de gran consumo del mundo, Unilever, que posee el Instituto Flora.
Existe sobrediagnóstico y sobremedicación del colesterol alto. Y se utilizan estrategias de marketing del miedo para promoverlo (en este caso se cita lo “alarmante” que resulta que la mayor parte de la población nunca se mida el nivel de colesterol en su sangre). Eso sí, siempre por una buena causa:
En situaciones en las cuales la sostenibilidad del sistema sanitario está en entredicho y existe una sobremedicación a lo mejor es necesario que los profesionales médicos no intervengan tanto a sus pacientes con fármacos“, ha destacado el presidente de Semergen, para recomendar a todos aquellos con niveles de colesterol total por debajo de los 200 miligramos por decilitro que incluyan estos alimentos a su dieta diaria.
Es una loable intención, algunos llevamos años explicando que la población está sobremedicada y que eso es malo para su salud y para la del sistema sanitario público. Pero pierde credibilidad la Semergen cuando dice esto en el marco de una campaña promovida por un grupo empresarial que se ve obligado a intentar limpiar su imagen dada la cantidad de sustancias potencialmente tóxicas que llevan sus productos -los de limpieza, los cosméticos y los alimentarios-. Esto nada tiene que ver con una “alimentación saludable”.
Explica el periodista alemán Jörg Blech en su libro Los inventores de enfermedades que en Alemania las tasas del colesterol se decidieron en congresos médicos financiados por los laboratorios interesados en vender estatinas (los medicamentos más “populares” contra el colesterol. Hoy en el país teutón la mitad de los hombres maduros pueden considerarse “enfermos” de colesterol alto, según esos niveles.
En Estados Unidos (EE.UU.), en el periodo de 1990 a 2004 la población diagnosticada con hipercolesterolemia aumentó de 13 a 40 millones debido a los cambios en los criterios de diagnóstico. Ocho de los nueve médicos que elaboraron estas recomendaciones estaban en nómina de las compañías que producían los fármacos que se recomendaban como pauta terapéutica.
Para más inri, las estatinas en prevención de la enfermedad cardiovascular “ofrecen beneficios de una escasa relevancia clínica“. Quizá haya que hacer como dice el médico especialista en estos temas Juan Gérvas:
No hay que medirse el colesterol nunca, salvo en caso de problemas en las coronarias. Los chequeos médicos son perjudiciales y obedecen a intereses comerciales. Por si acaso va a morir usted mañana, sea feliz hoy.
Lo que no sé es cómo quedan aún días en el calendario convencional para tanto “Día de…”. Por cierto, qué egoístas somos los eggpañoles (así con egg de huevo, porque somos los más chulos) que creamos un día nacional en vez de uno mundial ¿o ya existe?