Revista Opinión
Como cada año, hoy se celebra el Día del Trabajo, fecha en la que se festeja un deseo al que renunciamos constantemente, no siendo consecuentes con lo que decimos anhelar. Celebramos la festividad por el trabajo, con manifestaciones y pancartas confeccionadas para los telediarios, y votamos a quienes destruyen empleo, lo abaratan y lo precarizan, prestamos nuestros servicios como trabajadores a quienes no dejan de reducir plantillas y rebajar salarios, y si tenemos oportunidad de actuar como patronos, al contratar alguna limpiadora, por ejemplo, obviamos nuestras exigencias obreras y nos comportamos como esos empresarios que criticamos y que abusan de sus empleados con un salario indigno y unas condiciones, cuanto menos, irregulares. Por eso no sé qué celebramos hoy, si el Día del Trabajo o el Día del Disimulo Obrero. Para lo que sirve este Día, para disfrutar de un corto descanso que ya ha sido descontado de nuestros salarios, mejor sería dedicarlo al Capitalismo sin Máscaras, ese sistema económico que todos abrazamos y del que no queremos desprendernos más que cuando nos deja en la cuneta de los sacrificados por cualesquiera reformas de empleo emprendidas en su nombre. Puestos a celebrar algo, hagámoslo llamándolo por su nombre: Día del Trabajo Precario. Y santas pascuas y feliz consumo.