23 de agosto
Totalitarismos
Fuente: Pixabay.Licencia CC0
En los totalitarismos la mentira no constituye problema porque no existe libertad.
De aquí que la geometría engaño/totalitarismo-verdad/libertad alcance una relevancia decisiva. Pero las «cosas» del hombre no tienen esta apolínea estructura, mostrando amorfismos no justificados.
Engaño/verdad y totalitarismo/libertad suelen presentarse en un mismo oleo y en muchas ocasiones es imposible distinguirlos porque se encuentran esbozados en una amplia gama de grisis...
La credulidad de la población llega en ocasiones a ser muy profunda creyendo en lo noticiado solo por serlo, sin una somero análisis por muy superficial que sea.
¿Cuándo soporta un pueblo las injusticias sino cuando es incapaz de darse cuenta? (Friedrich Richter, 2012:89)[1].
Los totalitarismos imponen creencias en forma de ideología de Estado. Hoy fácilmente implementadas porque la sociedad ha abrazado una cultura sin Dios, lo que significa una sociedad sin verdades. Superando con ello la equivalencia entre ser -verdadero-bueno-bello, como sostiene Ruiz Retegui ya que no se plantea si lo bello (que atrae) es verdad y bien.
Juan L Membiela,
[1] Jean Paul (Friedrich Richter), (1889): «Elogio de la estupidez y otros textos sobre idiotas», Madrid: Cómplices.