De nuevo recordamos este día la lacra de los feminicidios en este país y alrededor del mundo. Las cifras, tan frías e incomprensibles, no se han reducido este último año tampoco. Pero es que aunque fuese una sola ya resultaría inaceptable.
La novedad este año es la eclosión de partidos políticos de ultraderecha, en Europa en general, y concretamente en el estado español en las últimas elecciones, con planteamientos negacionistas y misóginos de la tremenda realidad de los asesinatos de mujeres a manos de hombres de su proximidad familiar o social. Uno, desde este lado del cromosoma, se pregunta cuantas mujeres les han debido votar.
En la escena mundial las cifras son aterradoras, con características de genocidio, como señalan organizaciones de defensa de los derechos humanos. Parece que esta vez cobra actualidad la consideración de las víctimas colaterales que, como hemos señalado en repetidas ocasiones desde este blog, son los niños: los hijos de la mujeres muertas.
Hay que recordarlo los otros 364 días del año.
X. Allué (Editor)