Hoy es un día al parecer especial para la sociedad, pues conmemoran el día internacional contra la violencia de género. Para mí no lo es. No es un día especial, sino más bien un día de vergüenza.
Cada vez que veo en la tele una nueva víctima por violencia de género me inunda la vergüenza ajena y pienso como ha podido llegar esa persona hasta ese punto. Una pareja es la unión de dos personas que se quieren, que sienten, que se aman y se apoyan en lo bueno y en lo malo, con o sin papeles burocráticos de por medio. Las mujeres ya de por si, son más sensibles y comprensibles (a mi parecer) que los hombres, y tu pareja será siempre la primera en acercarse a ti, sin que tu se lo pidas, para ver que te pasa, siempre contigo y a tu lado.
¿Y como pagan muchos hombres sus problemas? Con ellas, con golpes e insultos, vejándolas y haciéndoles sentir culpables de sus actos y en casos extremos, con la propia muerte. Un alto precio pagado por quererle.
Son miles los casos de violencia de género solo en nuestro país, pero muy pocos aquellos que terminan saliendo a la luz, pues pocas son las valientes que se atreven a pedir ayuda, por temor a represalias más duras, a que las amenazas se conviertan en echos y por temor, a la persona a la que aman.
Me avergüenza y a la vez me entristece ver que hoy es el día internacional contra la violencia de género, un día creado por maltratadores, un día que deseo que tarde o temprano acabe desapareciendo, pues eso significaría el fin de la violencia de género y de la igualdad que la sociedad y la inconsciencia ha creado.
Se que yo tal vez no sea nadie, tal vez sea un simple bloggero que se desahoga escribiendo sobre política y religión, pero desde aquí animo a cualquier victima de la violencia de género a que se no de nunca por perdida la batalla, y denuncie su situación, pues nadie tiene porqué hacérselo pasar mal; y sobre todo, que tenga presente siempre esta frase:
"La vida, no es como el colegio, donde se puede repetir".
Dani Ruiz