
Alguien comparó alguna vez la relación entre cine y literatura con la de un matrimonio. No iba muy desacertado porque al igual que esta institución, pueden llevarse bien, regular, mal... ser fieles, infieles, tener una relación libre, y hasta culminar en divorcio. Pero en el fondo, por muy mal que salgan las cosas, ambas comparten algo esencial: la narración de una historia.
Cine y literatura tienen lenguajes completamente distintos, razón por la cual muchas veces los lectores vemos frustradas nuestras expectativas. En el cine prima la imagen, en el libro la palabra. Esto ya lo comprendió Hitchcock, adaptador de novelas poco conocidas en su tiempo (Psicosis, Rebeca, Los pájaros...) y al que le encantaba contar la anécdota de las dos ovejas que se están comiendo un rollo cinematográfico y una le pregunta a la otra: "¿qué tal está?" y la otra le contesta: "buah, me gustó más el libro".Las comparaciones son inevitables, pero en el Día Internacional del Libro queremos repasar diez adaptaciones que hacen honor al libro del que parten. Unas destacan por su originalidad y riesgo, otras enriquecen la novela original al plasmar de forma maravillosa aquello que acontece entre sus páginas.
Esta es solo una selección gourmet, sabemos que hay muchas más. Por eso, nos encantará que aportéis vuestra opinión :)
10. Enemy (El hombre duplicado)

En “El hombre duplicado" Saramago vuelve a sondear la condición del hombre en situaciones extremas. En esta ocasión, la novela cuenta la historia de Tertuliano Máximo Afonso, un profesor de historia que tropieza con su copia exacta en una mala película que le recomienda un compañero de trabajo. Encontrar a su doble se convierte en su objetivo y en su obsesión, y emprende la búsqueda de su otro yo, algo que no presagia nada bueno. La inquietante Enemy (2013) fue la libre adaptación que de esta obra hizo el director canadiense Dennis Villenueve (Prisoners, Incendies y la próxima secuela de Blade Runner), una película que si bien parte con un planteamiento similar al de la novela, conforme avanza la trama, se separa y reclama su autoría para plantear sus propias preguntas al espectador. Jake Gyllenhaal, bien acompañado de Mélanie Laurent y Sarah Gadon, es el angustioso protagonista de una trama rompecabezas escrita por el guionista español Javier Gullón, autor de los libretos de Hierro, Agnosia o Invasor. Libro y película forman un tándem perfecto no apto para los amantes de la lógica.9. Suspense (Otra vuelta de tuerca)

Sin duda, la mejor adaptación de esta obra es The Innocents (aquí llamada Suspense), dirigida en 1961 por el cineasta británico Jack Clayton, muy aficionado a las adaptaciones. Entre otros autores adaptó la obra cumbre de Scott Fitzgerald, El gran Gatsby. En Suspense, una institutriz puritana y amante de los niños (magnífica Deborah Kerr), se traslada a una mansión victoriana para cuidar de Flora y Miles, dos hermanos huérfanos.
De gran lirismo y belleza (atención a la fotografía de Freddie Francis y a la elegante puesta en escena) el film es puro terror psicológico, y precursor de un sinfín de películas en donde una casa es el supuesto eje de acontecimientos sobrenaturales. No menos formidable es su guion (en el que colaboró el escritor Truman Capote), un texto inteligente, ambiguo y con referencias sutiles a temas como el sexo o el fanatismo religioso.
Después de Suspense ya no verás Los otros (Alejandro Amenábar) del mismo modo.
8. Expiación (Ídem)
Estamos ante una adaptación con aroma a cine clásico que respeta los diferentes puntos de vista de la novela a través del montaje. Contiene además, algunas de las marcas de la casa de este director; una preciosista y cuidada puesta en escena, una fotografía excepcional y una vibrante y emotiva música a cargo de Dario Marianelli (ganadora del Óscar y el Globo de Oro). Sin olvidar, la presencia en el reparto de Keira Knigthley, habitual en la filmografía de Wright y que aquí desprende con su partenaire (James McAvoy) mucha química. Y si no, basta recordar la escena de la biblioteca.7. El festín de Babette (Ídem)

El director danés Gabriel Axel supo trasladar de forma sobresaliente tanto la parte culinaria (excepcional la secuencia de la cena) como la moraleja que se extrae del libro, y que no es otra que saborear los pequeños placeres de la vida. Una obra sencilla, humilde, con una extraordinaria fotografía y música, que ganó en 1987 el Óscar a mejor película extranjera. Cabe destacar la interpretación de la actriz francesa Stéphane Audran, musa y esposa del cineasta Claude Chabrol, quien da vida a la talentosa Babette. 6. El nombre de la rosa (Ídem)

En su traslación al cine, el director de El oso (1988) no se complicó en exceso y se centró básicamente en la trama de misterio.
Rodada con mucho realismo y fealdad, olvídense de la Edad Media colorida del cine de Hollywood, destaca la interpretación de Sean Connery como protagonista. Monjes asesinados del modo más truculento, bibliotecas escondidas tras un laberinto, superstición versus razón... una sensacional película de los años 80.5. La tía Tula(Ídem)

Todo un clásico del cine español, debut de Miguel Picazo y que cuenta en su reparto con una inconmensurable Aurora Bautista, quien cambió por completo de registro. Aquí inmortalizó a
"una solterona" que tras la muerte de su hermana debe ocuparse de sus sobrinos y su cuñado Ramiro (Carlos Estrada). Un hombre que espera de ella algo que nunca podrá darle, atrapada como está en la maraña de tabúes y represiones de la España de la época.La tía Tula es el retrato psicológico y social de la sociedad española de provincias, con personajes tan ricos como Tula, un cúmulo de contradicciones. Por un lado, una rigidez y rectitud espartana, por el otro, un volcán en plena ebullición. Tula es uno de los personajes femeninos más interesantes del cine español, "una virgen madre" como decía Unamuno, que aquí reclama sin éxito su independencia, libre de la opresión masculina.4. A pleno sol (El talento de Mr Ripley)
A pleno sol (Plein soleil, 1960) tiene el mérito de ser la primera película basada en la novela de Patricia Highsmith: El talento de Mr. Ripley. Es también el filme que catapultó a la fama al francés Alain Delon, que además de mito erótico llegó a trabajar con algunos de los mejores directores europeos de la historia (Visconti o Antonioni).
René Clément (Juegos prohibidos, ¿Arde París?) adapta esta adictiva novela de Patricia Highsmith de un modo único y con mucha libertad. No falta el suspense, un protagonista que desprende mucho magnetismo (aún siendo un completo hijo de...) y una moderna puesta en escena que bebe de la nouvelle vague, corriente que en ese momento estaba en lo más alto.Todo esto la convierte en una de las muestras más interesantes de cine negro europeo, un thriller dramático que seduce al espectador desde varios frentes: la belleza de sus escenarios naturales (fue rodada en su mayor parte en la isla napolitana de Isquia); sus colores (restaurados en 2013) o la espléndida partitura de Nino Rota.
3. Como agua para chocolate (Ídem)Alfonso Arau, director mexicano conocido por otras películas como Cachitos picantes o Un paseo por las nubes, se encargó en 1992 de llevar a cabo la adaptación de la novela de su entonces esposa, Laura Esquivel. El resultado fue uno de los grandes éxitos de la cinematografía mexicana; una historia de amor en tiempos de revolución convertida en todo un fenómeno internacional.
La película contó en el reparto con la mexicana Lumi Cavazos interpretando a Tita, en un papel que le valió el reconocimiento internacional con premios como el de mejor actriz en el Tokyo Film Festival y el Festival de Gramado de Brasil. También encontramos al italiano Marco Leonardi (Pedro), rostro que siempre asociaremos -además de con esta película- con la entrañable Cinema Paradiso (él era Totó de joven). En el apartado técnico destaca la fotografía de uno de los grandes de este campo: Emmanuel Lubezki, tres veces ganador del Oscar, la última por El renacido.
Romance y gastronomía en una historia con gotas de realismo mágico que ya estaban en la novela y que Arau supo incorporar con éxito.
2. Fahrenheit 451 (Ídem)

Su puesta en marcha no fue nada sencilla y se retrasó varios años debido a problemas de todo tipo. Fahrenheit 451 (1966) fue la primera cinta de Truffaut rodada en color y la única en lengua inglesa. Hoy se ve algo anticuada en aspectos como los efectos especiales, pero sigue siendo una bella defensa del libre pensamiento y la cultura.
Para encarnar al héroe, Truffaut se decantó por el austriaco Oskar Werner con quien ya había trabajado anteriormente en Jules y Jim. La decisión de recurrir de nuevo a Werner no salió tal y como el director pensaba en un principio, y durante el rodaje saltaron más chispas que las que Montag soltaba con su manguera. Por el contrario, todo fue más sencillo con Julie Christie, quien ese mismo año había triunfado representando a la mítica Lara de Doctor Zhivago, y que interpreta en la adaptación a los dos personajes femeninos de la novela; la esposa alienada y la vecina que despierta en el bombero la llama de la insurrección.Cabe destacar también su banda sonora, obra de uno de los más grandes compositores de la historia del cine, Bernard Herrmann, músico asociado a Hitchcock, director al que Truffaut siempre admiró, como dejó bastante claro en su siguiente film, La novia vestía de negro. 1. Las uvas de la ira (Ídem)

Más esperanzadora que la obra de la que parte, todo en ella es sobresaliente, desde la
magnífica fotografía de Gregg Toland que basó su iluminación en el trabajo de, entre otros, Dorotea Lange y Walker Evans, fotógrafos "oficiales" de la Gran Depresión, hasta el guion de Nunnaly Johnson, sin olvidar el fabuloso reparto, con un Henry Fonda y una Jane Darwell (Ma Joad) inolvidables.