El 17 de Mayo se celebra en el mundo el Día Internacional contra la Homofobia, un término que hace referencia a una enfermedad psico-social que se define por tener odio a los homosexuales. En este día te contamos cómo combatir este problema
MUNDO.-No nos engañemos, lahomofobiaes lo mismo que el racismo, la xenofobia o el machismo. Un problema que se fundamenta en el irracionalodio al "otro", al "diferente", entendido éste como un individuo ajeno y hasta peligroso, con valores particulares y extraños,amenzadores para la sociedad, y -lo que es peor- contagiosos.
La homofobia, como las demás enfermedades -denominémoslas sociales-, madura en el seno de cualquier sociedad una idea de exterminio y erradicación, ya sea de manera pasiva (con la ridiculización social, por ejemplo) o activa (a través de acciones de violencia, tanto física como psicológica o jurídica).
En este marco de odio, se identifica a losgays y las lesbianascomo individuos -en algunos casos la calificación de personas se erradica-peligrosas, viciosas, ridículas, anormales, y enfermas, marcándoles con un estigma específico que es el cimiento para las acciones de violencia política (desigualdad legal), social (exclusión y escarnio públicos) o física (ataques y asesinatos).
Un hecho muy llamativo es la dificultad que ha encontrado la comunidad de homosexuales para alcanzar losderechos de igualdadque otros colectivos han conseguido a lo largo de las últimas décadas, como es el caso de las personas de minorías raciales y étnicas o, incluso, las mujeres.
En el caso de la homofobia, pese a los avances -entrecomillas- que se han logrado, esteodio social hacia el colectivo pervivey llama alarmantemente que no exista una conciencia social estructurada que vea como una amenaza esta pervivencia.
Muestra de esta situación es que, por ejemplo, todavía en muchos países las relaciones homosexuales están penalizadas, se escuchan chistes de mariquitas en los medios de comunicación, lesbianas y gays son agredidos por bandas de neonazis, se hacen redadas policiales en los locales de ambiente gays, y sus derechos no están equiparados a los de las personas heterosexuales.
Hemos de recordar que aún hoy, en muchos países, también del mal llamado mundo "Occidental",la condición sexual de un individuo puede ser motivo de delito.
En 1997,Año Europeo contra el racismo y la xenofobia, hubo cientos de actos para concienciar a la sociedad contra estas variantes del fascismo; no se celebró ningún acto contra la homofobia.
Dicho todo esto, ahora es el momento de plantearse una única cuestión. ¿Cómo combatirla?
Bien, a continuación presentamos algunos frentes que podríamos afrontar desde nuestro ámbito social diario:
-Desde la infancia: los niños aprenden de lo que ven y oyen. En un hogar donde los padres (o uno de ellos) son homófobos, donde se escuchan comentarios o insultos contra los homosexuales, se está fomentando la futura homofobia de los niños. Esto tiene dos graves consecuencias para ellos: si el niño/niña tiene deseos homosexuales, se verá traumatizado por ese ambiente hostil y será incapaz de poder asumir con naturalidad su condición; por otro lado, más allá de su opción sexual futura, estaremos criando a un futuro homófobo, y reproduciendo por tanto un sistema fascista. Los padres deben tomar consciencia de esta situación.
-Desde la escuela: la escuela es un lugar fundamental de socialización y adquisición de valores; es imprescindible introducir en las escuelas programas educativos tolerantes con las diferentes opciones sexuales y críticos contra la homofobia, y que los docentes se comprometan en esa misma crítica.
-Desde el lenguaje: el lenguaje cotidiano está lleno de expresiones homófobas, que traducen y legitiman ese estado de odio y agresión: maricón, dar por el culo, bollera, tortillera, ir a tomar por el culo, bujarrón, sarasa, moña... la riqueza del castellano en este ámbito es casi ilimitada, fiel reflejo de nuestra igualmente rica tradición homófoba. Hay que denunciar ese lenguaje, desenmascarando su violencia interna, e incluir el término "homofobia" en el diccionario.
-Desde las instituciones: el Estado, el Ejército y la Iglesia son tres instituciones tradicionalmente homófobas. La Iglesia Católica, fiel a su histórica tradición de promotora de exterminios, sigue atacando las relaciones homosexuales con declaraciones agresivas, y promoviendo el odio hacia las personas homosexuales. Lo mismo ocurre con la mayoría de las demás religiones del mundo. Por tanto, hay que exigir a estas instituciones que abandonen sus posiciones homófobas y que colaboren a erradicar la persecución contra gays y lesbianas.
-Desde los movimientos sociales y políticos: los grupos de crítica social, tradicionalmente identificados con el nombre genérico de izquierda (socialismo, comunismo, anarquismo, etc), siempre han dejado de lado el problema de la homofobia, cuando no han participado activamente en ella.
-Desde el mundo académico-científico: el discurso médico tomó el relevo en el siglo XIX a la religión en la tarea de estigmatizar y reprimir ciertas opciones sexuales: de ahí nace a finales del XIX la categoría de homosexualidad como enfermedad, una de las raíces de la homofobia del siglo XX. Los discursos médicos, psiquiátricos, sociológicos, y de la ciencia en general deben abandonar sus estrategias de segregación y dejar de señalar la homosexualidad como algo específico, desviado, anormal o enfermizo. Ya bien entrados en el siglo XIX es hora de dar el paso definitivo.
-Desde los medios de comunicación: la radio, la prensa, la televisión, transmiten continuamente imágenes y contenidos sexuales muy determinados y en ocasiones vulgares, altisonantes y perturbadores. Una limpieza del contenido puede ayudar enormemente a una sociedad más justa y solidaria.
Dicho todo esto, lo más importante es quetodos podemos ayudar. En esta empresa no son necesarias grandes "gestas", sino simples "gestos". En nuestra mano está acabar con esta lacra.