Revista América Latina

Día Mundial de la Poesía: verso a verso, palmo a palmo

Publicado el 21 marzo 2025 por Apgrafic
Día Mundial de la Poesía: verso a verso, palmo a palmo© Difusión

Cada año se celebra en el mundo el 21 de marzo el reconocimiento a uno de los géneros literarios esenciales y primigenios de la historia cultural de la humanidad.

Escrito por José Carlos Picón

El 21 de marzo de cada año en todo el mundo celebramos el Día Mundial de la Poesía. Vaya. Que una actividad tan poco reconocida pero que a veces está en boca de muchos, tenga una fecha especial, es una paradoja, pero la celebramos igual. Esta efeméride sirve para repasar un poco los motivos e iniciativas de la celebración, así como para revisar algunas lecturas imprescindibles o circunstanciales de algunos representantes de este género.

En palabras de la Unesco, cada 21 de marzo “se conmemora una de las formas más preciadas de la expresión e identidad y lingüística de la humanidad”. La poesía es una actividad inmanente del ser humano desde nuestros inicios como homo sapiens, por ello, se reconoce en esta fecha el hecho de que fue “practicada a lo largo de la historia en todas las culturas y en todos los continentes”, ya que constituye el “habla de nuestra humanidad común y de nuestros valores compartidos, transformando el poema más simple en un poderoso catalizador del diálogo y la paz”.

La fecha, ¿cómo así?

La historia nos dice que un 5 de febrero de 1998, el editor Antonio Pastor Bustamante solicita a la UNESCO la creación del Día Mundial de la Poesía. Desde luego la entidad internacional, tras analizar su propuesta ese mismo año, aceptó su solicitud.

En un principio, la fecha tomada en cuenta para acuñar el día de la celebración, preliminarmente, fue el 23 de abril. Esta fecha está consagrada al Día Internacional del Libro por lo que se procedió a una búsqueda en el calendario y así poderle dar a la Poesía, el momento de su reconocimiento. Finalmente, la decisión de proclamar el 21 de marzo como Día Mundial de la Poesía fue aprobada por la UNESCO en París el año de 1999.

Las vías de la vida

En la actualidad soy un peruano en Palma de Mallorca, una isla ciudad en la que más del 60% utiliza cotidianamente el catalán y, aunque Joan Maragall (1860-1911), el poeta barcelonés de lengua catalana, por excelencia e histórico, es poco conocido entre las nuevas generaciones, me da pie para resaltar la importancia del idioma en tanto hablamos de poesía.

“Salta, hija; canta, canta. / Tú no sabes ni sabrás / cuánto pareces, ¡cascada!, / una flor recién brotada, / una gran noche estrellada, / una mujer muy amada / y mi alma en libertad”, manifiesta con el espíritu en alto Maragall. La poesía en este canto enaltece la vida, el inicio y el aprendizaje. Y es que “se dan un amplio abrazo / las dos inmensidades, y, aciagas, / las dos se enfrentan, turbia la mirada / sin voz e inmóvil una, otra, agitada”.

Día Mundial de la Poesía: verso a verso, palmo a palmo

Los opuestos, la sombra, aquello “turbio” forma parte de la experiencia humana, tanto interna como externa. Al menos en Occidente, este combate de opuestos, el bien, el mal, la luz, la oscuridad, nos conduce al nervio de donde la poesía florece, “y así, siempre a la ventura, / sin saber si rima o no, / trenzo con mano insegura / el júbilo, la amargura, / himnos de alta adoración” (de “La oda infinita”, Maragall). El lenguaje, sea cual fuere su sonido o su origen, su estatus geográfico, su flexible dicción, son la materia pura con la que articulamos la poética que, por ejemplo, Aristóteles intenta refilar como inicio de la experiencia estética.   

Miscelánea poético-turística

Palma es una pequeña ciudad, una isla, a la que se llega por mar (desde cualquier lado) o vía aérea desde Madrid. Un pequeño laboratorio de culturas que conviven en un bendecido territorio rodeado del océano, con pequeños microclimas –vengo de Perú, lo de Mallorca es una caricia al corazón, nuestra diversidad es mucho más amplia—que, sin embargo, tiene una sólida y variante movida cultural. Tiene un centro histórico que es producto de una serie de sucesos históricos en los que se vieron envueltos romanos antes de Cristo –hay algunos vestigios de la época--, y posteriormente, vándalos y árabes, luego, un largo etcétera de flujos migratorios que hacen de Mallorca lo que es hoy en día, una de las Islas Baleares, junto a Ibiza y Menorca, que atrae a miles de personas de todo el mundo para respirar de sus brisas y sus breves montes.

Las librerías, tanto las comerciales como las de viejo, no podían hacer falta. Se encuentran, anticuarios, rastros de venta de segunda mano, y ferias en las que encuentro todo tipo de libros y, entre ellos, los de poesía. La poesía para mi es un ejercicio, es un arraigo del espíritu a esta tierra y su proyección de trascendencia. No hay día que no cargue en el morral o la mochila uno o dos libros de poesía junto a las lecturas que avanzo con desorden y fruición minuto a minuto. Ya me ocuparé de las librerías de esta parte del mundo, en otro breve comentario, próximamente.

La isla del tesoro

Ya que estamos en el tema del día mundial de la Poesía, me permito hacer un repaso de lo que fui encontrando en aquellas búsquedas tenaces por títulos y libros de versos, entre otros, entre torres y estantes. ¿Qué tesoros fui encontrando? ¿Es la poesía un vicio, una adicción? Esta última pregunta pueda que no tenga respuesta, pero la consumo como si fuera una necesidad.

Una de las primeras cosas que encontré fue “Poesía lírica del Siglo de Oro” de ediciones Cátedra, distribuida en dos acápites: poesía renacentista y poesía barroca. “El sol tiende los rayos de su lumbre / por montes y por valles, despertando…”. Garcilaso de la Vega nos ubica en un estado del alma que se reedita hasta el día de hoy a cada momento. Asimismo, en un soneto, Francisco de la Torre canta “¡Cuántas veces te me has engalanado, / clara y amiga noche! ¡Cuántas, llena de escuridad y espanto, la serena / mansedumbre del cielo me has turbado!”.

Día Mundial de la Poesía: verso a verso, palmo a palmo

Ediciones en varios idiomas y de otros países se suceden en estantes y pilas interminables. Por ejemplo, “Entre la roña y la nada. Poesía deplorable de Gonzalo de Verseo” de Federico Pedrido, en ediciones Corregidor de Buenos Aires. El habla del linyera, la elegancia y el lunfardo de un diletante refractario de los ímpetus baudelaireanos bonaerenses. “Rompiendo, de cabrero, las botellas / y con un “…no va más!”, de los de antes, / le puso fin a la de los estantes / y su paso enfiló para otras huellas”. No le queda más que renegar por “Cuatro palos de dólar en las casillas, / que, según él, le daban brillo a su historia, / eran cifras boludas, minga de euforia. / mismo que sus Mercedes y sus cien villas”.

De otro lado, Rosalía de Castro (1837-1885). Su “Poesía” (Alianza Editorial, 1986), nos entrega su lírica de intensidad y emoción, sus temas de Galicia campesina, marinera y emigrada. “Que en el fondo muy hondo de la entraña / hay un desierto páramo, / que no se hinche con risas ni contentos / sino con frutos de dolor amargos”.

Rafael Obligado es otro de los poetas argentinos que llegan por cosas del destino a este fragmento de tierra de España. Muy quedando advierte, “Pero llegas…, y el agua, / el bosque, el cielo mismo, / es como una explosión de mil colores, / y el aire rompe en sonorosos himnos”. La primera edición de sus poesías reunidas hasta ese momento se da en 1885. Los poetas como él, trasladan el sentir y las emociones universales por las venas del tiempo. “Juana va a huir, todo siente… / ¡Y arroja un grito, y se aterra, / al ver que se hunde la tierra, / quebrándose de repente!”.

Otros hallazgos

La literatura argentina es muy apreciada por aquí. Entre algunos de los títulos que en este momento voy revisando, está “Unidad de Lugar” (Candaya, 2004) de Carlos Vitale. Un viaje de depuración, silencio y contención. No hay experimentalismos formales. El no actuar taoísta y la luz y sombra zen pueblan letanías de extraña belleza mediante procesos de meditación. “Quién dirá / lo que callen mis palabras / lo que no diga mi voz / lo no nombrado”. O “El sitio del deseo / en la oscura memoria / de otro tiempo // Día tras día llegarás / día tras día // El deseo de la muerte / en la cumbre del deseo”.

Día Mundial de la Poesía: verso a verso, palmo a palmo

Qué más encontré. En un solo tomo tres libros de Rabindranath Tagore, “Gitanjali (Ofrenda Lírica)”, “La luna nueva” y “El jardinero” en editorial Zeus de Barcelona, impreso en 1959. Tres conjuntos de poemas en prosa en los que Tagore nos conduce por el ser más esencial de nosotros a través de enseñanzas y reflexiones. En ellos somos testigos de la construcción espiritual del escritor y poeta indio. Fundador de la escuela de Santiniketan la Universidad Internacional, recorrió Oriente y Occidente con entusiasmo para enclavar su sensibilidad en diversos adeptos de sus ofrendas textuales.

De otro lado, la lucidez y la capacidad evocativa y reflexiva de Jaime Gil de Biedma, poeta español de la Generación del 50, están contenidos en los varios poemarios reunidos en “Las personas del verbo” que pude conseguir en una edición Debolsillo (2018). “De noche, / cuando desciendas. / Pero es inútil, nunca / he de volver a donde tú / nacías ya con forma de recuerdo”. Aquella imagen o vivencia encarnada en el tiempo y espacio es inasible, “Nadie más que la mano desarmada, / la tenue palma / y este dolor”.

Espronceda inmortal y otros más contemporáneos

Para no escapar de la inmortalidad de la poesía española me encariñé con una edición en tapa dura de las “Poesías completas” de José de Espronceda, de nada más y nada menos que de la editora multinacional con sede en España, Bruguera del año 1975. Para muchos Espronceda suena a “musiquilla muy característica que suena a algo inevitablemente pasado”, sostienen los editores. Y por ello la rechazan por “ramplona, chabacana, por su facilona música superficial y artesana cargada de tópicos”. De una personalidad particularísima, de “mirada franca y su risa pronta y frecuente”, Espronceda poseía un temperamento gallardo, jovialmente viril, impetuoso y desbordante, además, era leal, generoso y bueno; características sui generis en un poeta de vibración romántica.

“Otros te siguen, engañosa gloria, / que allá en sus pueblos son pozos de ciencia / que, creyéndose dignos de la historia, / varones de gobierno y experiencia, / ansiosos de alcanzar alta memoria / y abusos corregir con elocuencia, / diputados al fin se hacen nombrar, / tontos de buena fe para callar”. Espronceda dio a conocer una obra breve, parte de ella publicada póstumamente, como es el caso de la elegía que a continuación cito: “¿Qué es la vida?, ¡gran Dios! Plácida aurora; / (…) / No alcanza allí jamás de la ternura / el mísero gemido ni el lamento, / ni poder, ni riqueza, ni hermosura”.

Día Mundial de la Poesía: verso a verso, palmo a palmo

Casi más de un siglo después, el sevillano Juan Lamillar publica “Las lecciones del Tiempo” (Pre-Textos, 1998). Es esta una poesía de la nostalgia y la memoria, de la preocupación por el tiempo y el ser partícipe de una realidad que se le escapa de las manos. “Del tiempo del amor llega la lluvia, / de ese tiempo de máscaras nos viene / el resplandor de la melancolía”. El poeta también escudriña el sentido de la escritura: “Todo el paisaje escrito / con un solo pincel: / seco y desnudo. / Árboles ocre y colinas siena, / el óxido del tiempo / sobre las raíces / aéreas y barrocas”.

Manuel Vásquez Montalbán es quizás mucho más conocido por ser el forjador de aquel detective protagonista de varias novelas, Pepe Carvalho. Narrador que fue de lo experimental, lo policiaco a los relatos variados de la post guerra civil. No obstante, es poco difundido su trabajo como poeta. Y en editorial Visor pude hallar el breve “Ciudad”, un libro que recorre los asentamientos corporales, emocionales, así como los del alma, la memoria, los territorios, el tiempo y la Historia. “te pondrán un nombre como llaman lobo / al miedo de la oveja como llaman miedo / al descrédito que el náufrago adquiere en el naufragio (…) / adiós muchachas doradas en perpetua / puesta de sol anaranjados pechos / lamidos por el atardecer apuntan / a las ventanas donde agonizan los mirones”.  

Inagotable travesía

Mi relación con las librerías anticuarias es de dependencia. O casi. Es así que los versos impresos en los libros de tiempos distintos, los relieves de sus sílabas y letras en sus páginas cautivan no solo mi mirada sino también algo trascendente que está profundamente vinculado a mi entrega a la vida y a la poesía. Cada libro más allá de su contenido alberga una historia, señales, objetos significativos o circunstanciales. Apuntes, papelillos con letra a pulso, cartas, boletos. Todo un universo que ha constituido la experiencia de la lectura y del arraigo de un ser humano en el texto, el discurso del autor.

En “Itinerario en contra” (Ediciones Libertarias, 1999) se reúne gran parte de la obra poética de Juan Jiménez Santana, oriundo de Gran Canaria. Una poesía directa trabajada desde los años 60 que pone sobre el plano el desarrollo de un pensamiento poético. Desde la política, el amor y el compromiso, Jiménez abarca insondables sentimientos en sencillas cuartillas transparentes. “Quisiera en esta noche, mar, cantarte. / Desdibujar mis manos en tu carne. / Sacarte, / poco / a / poco, / los muertos que en ti viven (…) / Enumerar millones de tibias desconocidas / y ver si falta un cráneo, / saber / quién / atrevido / se ha llenado la boca de peces”, parece evocar mediante la imagen de un naufragio, quien sabe si de una barca de inmigrantes ilegales. “Tierra el oscuro hombre, él ya no sabe. / Tierra los oscuros rencores, él ya no puede con todo. / Tierra la que le echan a los muertos”.

Día Mundial de la Poesía: verso a verso, palmo a palmo

Sin duda una de las joyas que me hice en las travesías arqueológicas de los anticuarios fue la poesía completa del poeta cubano Gastón Baquero, miembro insigne del Grupo Orígenes del que fueron parte José Lezama Lima, Cintio Vitier, entre otros. No puede ser sencilla la vida en alumbre desde el camino de Baquero, sin embargo, se las arregla para hacer sencilla en su compleja concepción poética: “Es cierto que nos dan, de cuando en cuando, la espléndida vacuidad de la luna, / la vaca peregrinante por el cielo con sus ubres henchidas de una leche que ningún ángel quiere saborear”.

Hallé por allí, también, el alucinante “Incurable” (Ediciones Era, 2004) de David Huerta, una suerte de poema-novela en nueve capítulos. A lo largo de casi 400 páginas, el poeta mexicano, en un avasallador espectro de texturas, ideas, palabras, múltiples significados refiere, con la fuerza de un cataclismo, su revelación en el campo vital, un viaje interior que discrepa, afronta y acciona el exterior. Un aluvión de meditación y dolor, desgarro, desasosiego, victorias, empatías e himnos.

El poeta maldito madrileño Leopoldo María Panero llegó a mi a través de “Guarida de un animal que no existe” (Visor, 1998), una poesía trastornada, de deformidades espirituales latentes, original además de sentimental y despiadado, Panero es un transgresor extremo que, no obstante, ampara su imposibilidad de vivir en la búsqueda de belleza. “No busquéis más, ya que no tengo ojos / pues el ojo es símbolo de Jesucristo y de Dios / y yo soy el cristal del infierno / el cristal para no morir tan solo / para morir en la página delgada como el sufrimiento / como el sufrir más atroz que es el sufrir que no existe / el sufrir en la página / que no existe”.

Desde Colombia, Bogotá, más específicamente Cundinamarca, Omar Ortiz Forero, procura, en “El libro de las cosas”, realzar una voz irrepetible desde una desgarradora ternura. “Mi padre usaba unas grandes botas de cow boy, / eran su orgullo. Con ellas se pavoneaba en los bares / y conquistaba muchachitas. / Me obligaba a lustrarlas / y por cada mancha recibía una golpiza”. Atraviesa la memoria con el mismo lenguaje, “las palabras de los abuelos / se mezclan con una porción de nube / atrapada en un día soleado”.

De una región muy cercana, Caracas, en Venezuela, Ana Nuño, en “Las voces encontradas”, ocupa testimonio desde su cuerpo, desde su pálpito y rugido orgánico en el retorno de la vida y de la muerte. “Nada detiene a la espuma en su labor / de desvanecimiento (…) / Mis piernas inmóviles quieren desaprender / la marcha, / olvidar la sinuosa danza en el palacio de la doble hacha, / en el palacio de mi padre”.

Finalmente, el recorrido culmina. Los ojos se cierran, el sueño es vida y la vida es sueño. Hasta el momento quedo rendido ante la diosa Poesía. Y así llego a otros dos encuentros perfectos. Uno con Paul Valéry y “El cementerio marino” que incluye, en una de aquellas ediciones publicadas por el diario El Mundo de España, de la colección las 100 joyas del milenio, los poemas más representativos del poeta francés. “Una secreta hermana arde en el interior / de mi llaga, y suplanta a la atenta extremada”, cunde Valéry a través de millones de partículas de seres cósmicos.

Día Mundial de la Poesía: verso a verso, palmo a palmo

Y el otro encuentro sellado fue con el Nobel de 1931, en las ediciones azules de Orbis, Erik Axel Karlfeldt (Suecia 1864-1931). “Flora y Pomona y otros poemas” es una antología de este desconocido para muchos y que recién he podido conocer. Sencillo, austero, claro, exalta el momento, la cotidianidad, el diáfano zumbido de la vida sin prestar el ancla del pasado ni angustia sufriente del futuro, respirando una sutil fuerza espiritual. “Es ameno, en bosquecillos estremecidos, / pasar al azar las horas del amor”.   

Vendrá el momento para un próximo compartir de mis lecturas poéticas y otras, así como lo que vaya encontrando en el camino. Por lo pronto los dejo con estos pequeños hallazgos que en sí celebran uno de los géneros literarios más expresivos, expansivos e inclasificables de la literatura: la poesía. 


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