Revista Salud y Bienestar

Día Mundial de la Salud Mental Materna

Por Pedsocial @Pedsocial

270416smmEl 4 de mayo es el dia dedicado a la salud mental materna. Quienes promueven esa celebración (El grupo de trabajo internacional, formado por organizaciones como Postpartum Support International (EE.UU.), Maternal Mental Health Alliance (Reino Unido), Center of Perinatal Excellence (Australia), National Coalition for Maternal Mental Health (EE.UU.), Mother First (Canadá) o la Sociedad Marcé Española de Salud Mental Perinatal (MARES), nos recuerdan que:

  • El 10% de las madres presenta una depresión posparto.
  • Una de cada 5 madres presenta algún trastorno mental durante el embarazo o el posparto, siendo los más frecuentes los trastornos de depresión y ansiedad.
  • El 4% de las madres presenta un trastorno mental grave.
  • Una de cada 1.000 madres padece una psicosis puerperal que precisa ingreso hospitalario. En aquellas madres con un trastorno bipolar previo el riesgo alcanza el 50%.
  • El suicidio es una de las principales causas de muerte materna durante el primer año después del parto.
  • El infanticidio materno durante los primeros meses de vida suele realizarse en el contexto de una depresión grave o de una psicosis puerperal con el fin de proteger a los hijos/as del sufrimiento (suicidio ampliado).
  • El trastorno mental durante el embarazo o el posparto dificulta el establecimiento y el mantenimiento de un vínculo afectivo con él/la bebé.
  • En el próximo año, 40.000 madres padecerán una depresión posparto y 400 una psicosis posparto.

La realidad puede hallarse con imágenes históricas como la de Juana la Loca, reina y madre del césar Carlos, que aportamos en este blog https://pedsocial.wordpress.com/2010/03/26/hijos-de-madres-con-problemas-de-salud-mental-la-triste-historia-de-karl-von-haupsburg/

Un texto nuestro, de hace algún tiempo, recoge unas cuantas ideas sobre el tema

La enfermedad mental en los padres repercute indefectiblemente sobre los niños y su desarrollo psicosocial. De la patología incapacitante son las enfermedades mentales las que más pueden reflejarse en el proceso de crianza y educación de los niños al dar lugar a un mayor absentismo laboral, y peor funcionamiento físico y social que enfermedades físicas crónicas. Sus efectos pueden ir desde la mera falta de disponibilidad a la afectación directa como víctimas secundarias de la psicopatología.

Entre un 2 y un 4% de la población con hijos pequeños padece trastornos mentales que requieren atención. La enfermedad mental materna tiene mayores efectos sobre los niños que la del padre. Las enfermedades mentales más comunes son los trastornos del humor, depresiones o trastorno bipolar, las neurosis de angustia y de conversión y las psicopatías, esquizofrenia y demencia.

En los últimos tiempos parece que la incidencia de enfermedades depresivas está aumentando o bien su expresión social es ahora más común. Las tasas mayores se dan en grupos como el nivel económico bajo, el consumo de tóxicos y las minorías étnicas de inmigración reciente. Como quiera que la enfermedad de un familiar próximo es uno de los factores desencadenantes de la depresión, las madres que tienen hijos enfermos están en situación potencial de trastornos depresivos.

Igualmente se describe como común el trastorno del humor durante el período inmediatamente posterior al nacimiento de un hijo (“baby blues”) que aunque puede ser autolimitado, en ocasiones dará lugar a una cuadro de más larga duración y severidad.

Manifestaciones.

La enfermedad mental en la madre o el padre puede hacerse evidente o bien ser relatada por los padres cuando acuden a la consulta pediátrica. Otras veces la información formará parte de interconsultas de otros profesionales o de la red asistencial de salud mental.

Se debe sospechar e investigar la presencia de un trastorno mental en situaciones como el período neonatal en general por las depresiones, ante los grandes frecuentadores del sistema asistencial, en padres con historia anterior o familiar de trastornos mentales, padres con patología psicosomática, padres de niños con trastornos del comportamiento y aquello que se muestran notablemente ansiosos o angustiados por la enfermedad de sus hijos.

Como quiera que los padres no manifiestan con facilidad referencias a su situación o problemas que puedan tener en el área de la salud mental, es conveniente traer el asunto al interrogatorio habitual en el momento de tomar la historia clínica. Las preguntas relativas a la salud mental deben incorporarse siempre a la encuesta de antecedentes sin más reservas que la natural discreción y el empleo de un lenguaje franco pero no agresivo ni culpabilizador. Interesarse por la salud de los padres debe ser una actividad natural en la consulta pediátrica.

Si de la encuesta inicial se desprende que existen problemas de salud mental y una vez solventado el motivo de la consulta que llevo la familia al pediatra, es conveniente volver sobre el tema e indagar si el padre o madre está recibiendo asistencia y si esta es satisfactoria. Asimismo es importante inquirir sobre si entienden que su problema puede afectar a su hijo o hija a su relación con ellos.

Por su especial trascendencia en los casos en que se manifiesten síntomas de trastorno del humor o depresión franca, es importante valorar la existencia de ideaciones suicidas. Evidentemente este tipo de cuestiones deben plantearse con extrema delicadeza pero a la vez de forma simple. Preguntas sobre como ven su futuro y el de sus hijos pueden ser reveladoras de sentimientos de desesperanza, baja autoestima y riesgo de autolisis.

Una variedad de problemas psicosociales pueden tener su origen en enfermedad mental de los padres. La evidencia de negligencia, malos tratos y abusos, los trastornos de la conducta, el absentismo escolar, los retrasos considerables en el control de esfínteres, encopresis y enuresis, la irritabilidad y la carencia de control emocional, la hiperactividad o los retrasos del desarrollo.

Al mismo tiempo algunos de estos problemas y otros como las enfermedades crónicas, pueden de rebote originar cuadros depresivos o neurosis de angustia en los padres configurando un circulo vicioso que se retroalimenta de forma continuada y del que el niño va a llevar la peor parte. De ahí la importancia de hacer aflorar la patología mental de los padres.

Tratamiento.

El manejo de los problemas de salud mental de los padres pasa por su referencia a los especialistas y su tratamiento integral. Esto puede no ser fácil por rechazo o por incapacidad. Ante dificultades se debe recurrir a la familia extendida, vecinos o amigos y a la red de asistencia social. En casos de incapacidad manifiesta puede ser necesaria la intervención de las autoridades judiciales.

La función del pediatra o el médico de cabecera no cesa con la remisión de los pacientes al especialista psiquiatra. La natural prolongación de los trastornos mentales obliga a mantener un seguimiento de los posibles efectos que puedan aparecer en el niño y también se debe validar la eficacia del tratamiento psiquiátrico.

El tratamiento farmacológico de una buena parte de los trastornos mentales ha progresado notablemente en los últimos tiempos. Asegurarse de que el tratamiento se sigue es también un tema que debe tratarse en las visitas pediátricas que pueden ser más frecuentes quizá que las de seguimiento en el ámbito de la salud mental y con ello colaborar al cumplimiento terapéutico.

X. Allué (Editor)


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