Revista Salud y Bienestar

Día mundial del asma: embarazo y asma (parte II)

Por Anna

Día Mundial del Asma: embarazo y asma (parte II)

Hoy, 4 de Mayo, es el Día Mundial del Asma... este año, recuperano el lema del año pasado "Puedes controlar tu asma".


El asma es una enfermedad muy frecuente (dicen que la enfermedad crónica más común, aunque tengo mis dudas), grave y con importantes repercusiones. Por todo ello, merece una entrada para hablar largo y tendido de por qué y cómo se produce. Sin embargo, hoy no toca esa entrada: os debía mi visión del caso de mamá (contra)corriente, así que aprovecho el día para hacerlo. ¿Recordáis de su historia? ¡Pues vamos allá!


De entrada, si hay algo a remarcar, es que la gente con asma (como con otras enfermedades crónicas) no siempre está sintomática: se pasan fases agudas seguidas de períodos estables donde sí, siguen exisitiendo los problemas (en el caso del asma, una hipersensiblidad y estrechamiento de los bronquios), pero en un grado tan leve que la persona no lo nota. Aún así, dado que el problema nunca desaparece del todo, se pueden producir descompensaciones causadas por algún factor desencadenante que, a veces no se conoce, pero que en el caso que nos atañe, parece ser el embarazo. Y un embarazo junto a una enfermedad de base, no es nada desdeñable.


Día Mundial del Asma: embarazo y asma (parte II)

Durante el embarazo se producen multitud de cambios en el cuerpo de la mujer, más allá de los que se pueden ver externamente. En nuestro caso, es importante ver que el feto, a medida que crece, empuja el diafragma hacia arriba, comprimiendo los pulmones... Eso hace que los pulmones vean su tamaño reducido (en realidad, el tamaño es el mismo, pero están comprimidos), movilicen un volumen menor de aire, etc. ¿Os imagináis que efectos tiene ésto en una persona con asma? Si de por sí se ven forzados a luchar contra una mayor resistencia (la inflamación y obstrucción de la via aérea) y le añadimos ahora que la resistencia aumenta y el aire es menor... ¡el ahogo es lo mínimo que pueden notar! Es fácil entender así que el embarazo pueda descompensar a la mujer asmática y empeorarle su cuadro.


En el caso de nuestra "mamá" se añadió otro factor clave: una infección respiratoria. Coincido con sus médicos en que debió ser una neumonía, dada la clínica que presentó (fiebre tan elevada, tos, dolor) y que hacerle una placa no hubiera servido para mucho y hubiese sido un riesgo innecesario para el bebé. Ya sabéis que las radiaciones no se aconsejan en el embarazo, porque pueden producir malformaciones y problemas en el feto; aún así, en casos de necesidad sí se hacen, pero en este caso no hubiera aportado nada (si viéramos la neumonía, sólo confirmaríamos algo que ya sabemos, y si no la viéramos no podríamos descartala del todo... además, el tratamiento sería el mismo en los dos casos).


Bien, ya tenemos dos causas de descompensación y empeoramiento: el embarazo y la infección. Recordemos lo que viene ahora "el fisioterapeuta respitatorio me advirtió, junto con el neumólogo que me atendió allí, de que respiraba muy mal, que apenas movía el diafragma y que, probablemente, la cosa se pondría peor conforme avanzara el embarazo y aumentara la presión"; efectivamente, por lo que ya os he explicado, al ir creciendo el feto el diafragma se desplaza cada vez más, y la presión en la caja torácica aumenta, dificultando la movilización del aire. Me parece muy, muy bien, que se incida en la fisioterapia respiratoria (pequeños ejercicios respiratorios) ya que, no sólo en el embarazo, puede ayudar mucho a las personas asmáticas a mejorar un poco su ahogo y evitar algunas complicaciones.


Pero, ¿qué pasa con el tratamiento? He estado revisando las guías de manejo más actualizadas, y en ninguna se aconseja retirar la medicación de base, es decir, que el consejo del alergólogo de dejarla, no lo veo para nada justificado. De hecho, durante el ingreso se utilizaron los mismos fármacos que se usan en situación normal, sin embarazo de por medio, porque ninguno está contraindicado durante la gestación o la lactancia. Y sí, creo que el hecho de dejarla al principio del embarazo contribuyó a esta agudización tan tremenda, porque el asma debe estar muy controlado durante estos 9 meses... y está claro que éste no lo estuvo al principio.


Día Mundial del Asma: embarazo y asma (parte II)

Finalmente, me parece obvio que la mejor decisión por parte de todos fue programar una cesárea, pues el esfuerzo del parto es agotador para cualquier mujer, pero más aún si no puedes respirar... Pensad que en cada contracción se genera una presión enorme, y coger y soltar aire en estas condiciones no es tarea fácil. De hecho, a media que llegaba el momento vemos que la situación empeoraba, que la mamá volvía a ahogarse y necesitar ayuda, así que fue una decisión muy sensata.


¿El miedo a las infecciones? Me parece muy comprensible. ¿Acaso no tendríais miedo vosotros? Si estáis viendo que estando "sanos" (sólo con asma) ya lo estáis pasando mal... sumadle una infección que puede ser perjudicial para los dos, ¡cualquiera querría salir de casa y más con el alarmismo que había por ese entonces con la gripe A!


Lo que cuenta ahora, eso sí, es que mamá y hijo están bien y preciosos (doy fe de ello); es una pena que el recuerdo del embarazo sea ahora tan negativo pero con el tiempo, estoy segura, se difuminará y quedarán los buenos momentos.Si tienes algo que decirme, déjame un comentario :)


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