Coincidiendo con la fecha de nacimiento del pintor Vincent Van Gogh, diversas organizaciones internacionales –Red Asiática de Trastorno Bipolar (ANBD), Fundación Internacional Bipolar (IBPF) y Sociedad Internacional de Trastornos Bipolares (ISBD)– están promoviendo el 30 de marzo como el Día Mundial del Trastorno Bipolar.
El objetivo de esta iniciativa es promover la sensibilización sobre el Trastorno Bipolar y ayudar a eliminar el estigma social asociado a la enfermedad.
Se estima que el Trastorno Bipolar afecta al 2-3 por ciento de la población general, y según la Organización Mundial de la Salud, es la sexta causa de discapacidad en el mundo. Su incidencia es similar en ambos sexos.
Con una incidencia similar en ambos sexos, es una enfermedad que se inicia típicamente en la adolescencia o en el inicio de la edad adulta con un curso crónico, grave, episódico y típicamente cíclico, caracterizándose por fluctuaciones patológicas del estado del ánimo, con episodios maníacos –en los que se sienten especialmente eufóricos, excitados, desinhibidos, hiperactivos y capaces de cualquier cosa–, depresivos –en los que se sienten profundamente tristes, apáticos, vacíos y pierden la ilusión– o mixtos –en los que se mezclan síntomas maníacos y depresivos–.
Estos episodios, que pueden llegar a requerir hospitalización, interfieren de forma significativa en la vida cotidiana del paciente y en su entorno, y tienen una importante repercusión en su salud, relaciones personales, funcionamiento y calidad de vida.
Aunque se trata de una enfermedad crónica, la respuesta al tratamiento suele ser buena consiguiendo muchos pacientes prolongar los periodos de estabilidad, prevenir los ‘picos’, y mantener una vida normal.
Aquí, aquí o aquí podéis enlazar con entradas previas del blog en las que hablamos de esta enfermedad.
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